La inesperada victoria electoral este domingo del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha puesto un oposición desmoralizada ante el difícil reto de darle la vuelta a un resultado en el que pesará mucho su capacidad para atraer votantes conservadores sin perder el apoyo de la izquierda kurda.
Más que 2,5 millones de votos a favorErdogan ya prometió que el 28 de mayo, día de la segunda vuelta final en las elecciones presidenciales, logrará un triunfo que marcará «el comienzo del siglo de Turquía».
El presidente, que lleva dos décadas en el poderdio la vuelta a las encuestas que auguraban su derrota el domingo y logró el 49,5% de los votos, justo por debajo de la mayoría absoluta que habría evitado esa segunda vuelta.
Kemal Kiliçdaroglu, al frente de un bloque de oposición de socialdemócratas, nacionalistas e islamistas, se quedó con el 45%.
El líder opositor aseguró que el principal mensaje que salió de las urnas el domingo es que el país quiere un cambio.
Boleta electoral por primera vez en 20 años
La verdad es que Erdogan perdió la mayoría absoluta que ganó en las elecciones presidenciales de 2014 y revalidó en 2018. Por primera vez, se ve obligado a pasar a una segunda ronda.
Erdogan fue primer ministro de 2003 a 2014.
Además, su partido el akp islamistay sus aliados, perdieron 22 escaños en las parlamentarias, celebradas el mismo día, aunque conservan la mayoría absoluta de diputados, aunque no de votos.
“Los que quieren un cambio en este país son más que los que no”, dijo Kiliçdaroglu el martes en un mensaje en Twitter. apelando al voto juvenil para salvar al país del «gobierno déspota».
En su mensaje recordó Problemas económicos que atraviesa el país, con la lira devaluada y la inflación provocando una caída en el nivel de vida, uno de los principales temas de la campaña de la oposición, junto con la creciente pérdida de derechos y libertades que sufren los turcos desde que Erdogan llegó al poder.
“No tienes dinero para nada. Ni para tomar un café. Te robaron la alegría de vivir”, dijo.
Pero más allá de estos mensajes, el partido de Kiliçdaroglu, el socialdemócrata CHP, está analizando lo que ha ido mal que Erdogan ganara cuando su derrota parecía cercana.
Por un lado, el partido quiere captar los casi 3 millones de votos que tuvo el tercer candidato en las elecciones del domingo, el nacionalista Sinan Ogan.
Este político, desconocido hasta hace poco, tiene un fuerte mensaje contra los inmigrantes y ha declarado que solo apoyará a un candidato que garantice la ilegalización del HDP, el partido de izquierda que defiende los derechos de la minoría kurda.
Ese requisito pone en un aprieto a Kiliçdaroglu, que necesita el apoyo de esa formación para tener opciones el 28 de mayo.
Ese acercamiento con Ogan ya comenzó cuando los líderes socialdemócratas llamaron al político nacionalista «patriota».
Sin embargo, fuentes del CHP han indicado a EFE que esperan que el partido prokurdo y sus votantes entenderán como una táctica electoral si Kiliçdaroglu endurece su tono hacia ellos.
El HDP está inmerso en un proceso de ilegalización promovido por el Gobierno de Erdogan, que lo considera el brazo político de la guerrilla kurda PKK, catalogada como terrorista por la Unión Europea.
Un abogado que defiende a políticos del HDP encarcelados ha asegurado a EFE, bajo condición de anonimato, que una derrota para Erdogan es la única oportunidad para que sus clientes sean liberados.
El apoyo explícito del HDP a Kiliçdaroglu, al no presentar un candidato propio, ha servido a Erdogan para insistir en que la oposición acepta el apoyo de los «terroristas», un mensaje que ha calado en buena parte de los votantes más conservadores.
La dirigencia del CHP sostuvo este lunes una reunión para diseñar la estrategia electoral en la que el tema principal fue evitar que los votantes decepcionados por el resultado del domingo se quedaran en casa el día 28, así como aumentar aún más la participación, que fue del 89%, informa el diario Diken.
El CHP también realizará campañas informativas para evitar que se reduzca el número de votos nulos, de los cuales hubo 1 millón en la primera vuelta.
Dogan Tilic y Antonio Sánchez Solís, EFE
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