Hace 6 años, el conglomerado de firmas en estudios de mercado y consultoría en factores económicos Precio Waterhouse & Co (PWC)compartieron los resultados de una serie de proyecciones que elaboraron en torno a las tendencias económicas que podrían darse en el mundo en 2050, y qué países, en base a la inercia global de este momento, serían los que se ubicarían en la cima de esta clasificación. .
Los resultados en ese momento podrían parecer muy lejanos a la realidad actual, pero con el paso de los años, las especulaciones de ese informe han ido cobrando más fuerza y han dejado de ser meras proyecciones, para pasar a formar parte de una guía de análisis utilizada por distintos analistas. económico en el mundo.
Entre los hallazgos clave de ese documento se mencionó que la producción de la economía mundial se duplicará para el 2050, reduciendo políticas como el proteccionismo; En definitiva, la participación de las economías emergentes podría crecer sustancialmente, posicionándose en rangos que irían del 37 al 50% del PIB mundial total, debido al crecimiento acelerado que experimentarían países ricos en recursos naturales y mano de obra accesible, tales como: México , Brasil o India.
Pero quizás uno de los puntos más controvertidos de dicha proyección sería mencionar que el crecimiento de la participación de los mercados emergentes en el universo del capital internacional daría como resultado que 7 de las 10 principales economías del mundo en ese momento fueran naciones cuyos recursos naturales , la población y la contribución en las cadenas de suministro y la innovación tecnológica en la actualidad, continúan creciendo rápidamente.
“Las economías avanzadas de hoy seguirán teniendo altos ingresos promedio, pero las economías emergentes harán un buen progreso para cerrar esta brecha para 2050. Esto abrirá grandes oportunidades para las empresas preparadas para realizar inversiones a largo plazo en esos mercados. Pero esto requerirá paciencia para capear las tormentas que hemos visto recientemente en economías como; por ejemplo, los de Brasil, Nigeria y Turquía, y todos ellos, tienen un potencial económico considerable a largo plazo según nuestro análisis. Otros mercados emergentes también subirán al escenario: México podría ser más grande que el Reino Unido y Alemania para 2050, en términos de PPA, y para entonces seis de las siete economías más grandes del mundo podrían ser mercados emergentes”.
Pero más allá del ejercicio prospectivo y de los aportes que se han ido observando, uno de los aspectos centrales a tener en cuenta es el componente poblacional, ya que, según diferentes expertos en la materia, los países que emergerán y lograrán consolidar inercias positivas en sus economías, tendrá al menos una población de alrededor de 300 millones de personas en cuya fuerza laboral se ubicarán sus fortalezas geoestratégicas.
Por ello, es que países como China, India, Brasil, Turquía, entre otros, podrían sumar su capital humano como principal activo hacia el rediseño de las cadenas productivas en las próximas décadas. A pesar de ello, en China el fenómeno de su crecimiento demográfico sostenido parece empezar a frenar su espiral ascendente, algo que no sucedía desde hace muchas décadas. Las razones por las que la nueva juventud de este país no piensa en tener hijos son de muy diversa índole, comenzando porque la idea del futuro después de la pandemia sacudió el imaginario colectivo de todo el país, haciendo que sus sectores populares y el boyante clase media que tienen, cuestionarán seriamente la viabilidad o no de aumentar el número de integrantes de sus núcleos familiares.
Debido a esto, la población de China comenzó a reducirse en 2022 por primera vez en seis décadas, la última señal de un empeoramiento de la crisis demográfica en la segunda economía más grande del mundo.
El país asiático contaba a finales de 2022 con 1.410 millones de habitantes, 850.000 menos que a finales de 2021, según datos publicados el 17 de enero de este año por la Oficina Nacional de Estadística. Eso marca la primera disminución de la población desde 1961, el último año de la Gran Hambruna bajo el exlíder Mao Zedong, y coincidió con cifras que muestran que la economía de China se expandió el año pasado al segundo ritmo más lento desde la década de 1970. setenta.
Ahora según Kang Yi, jefe de la Oficina Nacional de Estadísticas En esa nación, la caída, si bien es el inicio de una nueva tendencia, “no es algo de lo que preocuparse demasiado”. Dado que, la oferta de mano de obra en China sigue siendo mayor que la demanda. Y aunque esta situación parece ser un pequeño atisbo de preocupación en la actualidad, en un futuro no muy lejano podría significar un déficit notoriamente significativo por la pérdida de puntos porcentuales en el PIB y en la competitividad de varios sectores productivos de ese país.
La prospectiva política y geoestratégica es una disciplina que muchos gobiernos alrededor del mundo han comenzado a implementar desde hace muchos años, acompañando sus procesos productivos y sistemas de gobierno organizacional, en torno a las nuevas dinámicas que han traído consigo los entornos de competencia económica.
En el mundo de este siglo, la inteligencia económica es clave para establecer competencia global y procesos de estudio de mercado que se traduzcan en la mejora de las políticas públicas en los países que aspiran a convertirse en potencias económicas. Cualquier gobernante que no entienda y decodifique los cambios regionales e internacionales en las tendencias de la competencia económica no será muy resistente a los momentos de parálisis que podrían manifestarse en un futuro no muy lejano.
Luis Miguel Martínez Anzures
Presidente de la Junta Directiva del INAP
MAÍZ