El periódico suizo Neue Zürcher Zeitung tematizó las palabras sobre drogas del nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante su discurso inaugural:
«La guerra contra las drogas ha matado a un millón de personas en América Latina en cuarenta años. ‘¿Vamos a esperar a que mueran otro millón de latinoamericanos y que el número de muertes por drogas en Estados Unidos suba a 200.000 al año? Petro preguntó en su discurso inaugural. Ningún jefe de gobierno latinoamericano había expresado tan claramente el fracaso de la política internacional de drogas, dijo el analista estadounidense Ethan Nadelman, quien espera que Petro «reanude el debate». Pero casi seis años después de la firma del Acuerdo de Paz, las esperanzas han sido ilusorias: Colombia, como Perú, ahora produce más cocaína que nunca.
Aunque parece evidente el fracaso del Plan Colombia y de la guerra contra las drogas, a Petro le será difícil cambiar la política internacional de drogas: hay poderosos grupos de interés en Colombia y Estados Unidos que no quieren ver cercenados sus privilegios. En ambos países, además de los militares, existen sectores influyentes en la burocracia civil que deben su existencia a la lucha contra el narcotráfico desde hace dos décadas, como explica Cynthia Arnson, del Woodrow Wilson Center de EE.UU.
Justicia fiscal, ecosostenibilidad y comida chatarra
los Nueva Alemania, Berlín, comentó sobre la reforma fiscal progresiva de Petro, que, según la publicación, apunta a un país más justo y más ecosostenible:
“Los tres pilares básicos de la reforma tributaria presentada al día siguiente de la posesión de Petro, apuntan al aporte a los colombianos con grandes fortunas y a la lucha contra la evasión fiscal. Para las personas físicas no se incrementará el impuesto a la renta, pero sí las posibilidades de condonación que antes aplicado a los ingresos mensuales iguales o superiores a diez millones de pesos (unos US$2.320), que en Colombia corresponde al décimo más rico de la población.
Una novedad absoluta para Colombia es la tributación planificada de la riqueza. En el futuro, se aplicará una especie de impuesto sobre los beneficios excesivos a la exportación de petróleo, carbón y oro por encima de determinadas cantidades de exportación. También se prevén impuestos ambientales, como un impuesto sobre el CO2 para el petróleo y el carbón.
Los ingresos fiscales en 2020 fueron solo alrededor del 19 por ciento de la producción económica, ligeramente por debajo del promedio ya débil de América Latina. En los países industrializados de la OCDE, la tasa impositiva es significativamente más alta, del 33 por ciento. En Colombia, gran parte de la población trabaja en la economía informal.
Pagar impuestos «no debe verse como un castigo o un sacrificio», dijo el nuevo ministro de Hacienda, José Miguel Ocampo, un reconocido economista liberal que ha trabajado para el Banco Mundial y las Naciones Unidas. Incluso, el exjefe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha salido a respaldar los planes de Petro: los impuestos como redistribución son “un pago solidario de un afortunado a una sociedad que le ha permitido acumular una fortuna”.
La grasa mata y empobrece a un país
los diariamente Neue Zürcher Zeitung analizó la propuesta de Petro de subir los impuestos a la comida chatarra, que ha encendido el debate, mientras en México apenas se registran los males que la obesidad ocasiona a la salud y la economía del país.
“A los mexicanos les encanta el ‘American way of life’, con refrescos azucarados y comida rápida o chatarra. Tres de cada cuatro mexicanos tienen sobrepeso y 30 por ciento son obesos. México ocupa el segundo lugar en el mundo en obesidad, precedido por Estados Unidos.
‘Oxxo (la cadena de tiendas rápidas abiertas las 24 horas) es un cáncer que se está extendiendo por todo el país’, dice Alejandro Calvillo, de la organización ‘El Poder del Consumidor’. México es el país latinoamericano con mayor consumo de alimentos industrializados. En el consumo de Coca-Cola, incluso es número uno en el mundo, con 163 litros anuales per cápita. “Esto llega al punto de que hay pueblos sin agua potable, pero donde no falta la Coca-Cola”, dice Calvillo.
El consumo de azúcar tiene consecuencias. México lidera el mundo en casos de diabetes tipo 2, diabetes infantil, cáncer, derrames cerebrales e hipertensión arterial.
Con el TLCAN, desde que se firmó en 1994, las grandes cadenas de supermercados estadounidenses, como Walmart y 7Eleven, también se han expandido rápidamente en México. Hoy son la mayor competencia de la cadena de tiendas Oxxo. Detrás de la cadena está la gran Corporación Mexicana de Fomento Económico, Femsa, que tiene parte del mercado de Coca-Cola Femsa. Esta última es la segunda embotelladora más grande del mundo de productos Coca-Cola y líder del mercado en América Latina.
Cuando en 2014 México propuso un impuesto a las bebidas azucaradas, Alejandro Calvillo, del Poder del Consumidor, y otros activistas, recibieron amenazas y fueron hackeados. los New York Times reveló en 2016 que sus teléfonos habían sido infectados con el software espía israelí Pegasus. La asociación mexicana de la industria de refrescos ConMéxico, que también incluye a Coca-Cola y Pepsico, negó cualquier participación en el caso.
La OCDE estima que México podría perder más del 5 por ciento del crecimiento económico entre 2020 y 2050 debido a la epidemia de obesidad.
(milisegundo)