Como se recordará, una de las principales razones del cambio en la dirección general de la Organización Mundial del Comercio se debió a la urgente necesidad de transformar la organización ante una creciente crisis de desconfianza de los países ante la globalización, el multilateralismo y resolución de disputas. . Así llegó la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala bajo la promesa de llegar a un consenso para enfrentar las amenazas que deja el COVID-19 y la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Sin embargo, han pasado casi dos años desde entonces y aunque se ha avanzado en ciertos grupos de trabajo, la reforma avanza lentamente. «Partes y partes de la reforma ya están ocurriendo», dijo su director, «pero debemos acelerar el ritmo para garantizar que el comercio se convierta en una fuerza aún mayor para el bien en las próximas décadas».
Y es que, en 2022, 70 países, incluidos los más avanzados y promotores del libre comercio, pondrán barreras no arancelarias; principalmente en respuesta a la inflación del precio de los alimentos del 178% que llevó al mundo a un estado de inseguridad alimentaria. 179 países, incluido México por supuesto, sufrieron esta brutal inflación y arrastran sus efectos.
Pues bien, el pasado martes 14 de febrero se llevó a cabo una conferencia sobre comercio internacional organizada por el Banco Mundial y el Peterson Institute for International Economics, donde la Directora General Adjunta de la OMC, Anabel González, planteó que los miembros de la OMC deben hacer más para salvaguardar y expandir el papel del comercio como una herramienta para crear empleos, reducir la pobreza y aumentar las oportunidades económicas. Es necesario acelerar el ritmo de trabajo sobre la reforma de la Organización para hacer frente a los desafíos que enfrenta el sistema de comercio mundial. Esta reforma tiene como objetivo “promover un comercio resiliente, sostenible e inclusivo”.
El autoabastecimiento o la retirada del libre comercio no es una herramienta útil, esto ya se ha visto. Lo que se necesita son mercados más diversificados y más amplios, junto con aquellas salvaguardas que nos permitan protegernos de una fragmentación excesiva.
El principal temor es que las naciones más avanzadas, por poder, reemplacen las reglas en las relaciones comerciales globales; mientras que los menos favorecidos lo hacen por necesidad. Anabel González asegura que “el coste de la fragmentación geopolítica resultante sería enorme, posiblemente del 5% o más del PIB mundial a largo plazo si la economía mundial se dividiera en dos bloques autónomos”, tirando de un lado a las fuerzas de China y los de los Estados Unidos por el otro. Este escenario resultaría peor que la crisis financiera de 2008-2009.
Y como era de esperar, los más afectados por estas restricciones al comercio mundial serían los países en desarrollo pequeños o medianos, ya que sus perspectivas de crecimiento impulsado por el comercio se verían seriamente reducidas.
El Director General Adjunto dijo que la resiliencia económica requiere diversificación, no desconexión. “Necesitamos una mayor transparencia y monitoreo para mapear relaciones comerciales concentradas, necesitamos un mayor diálogo político para trazar soluciones coordinadas, y necesitamos continuar abriendo y facilitando el comercio para traer fuentes alternativas de suministro a la economía global”.
La reforma de la OMC puede sonar compleja y técnica, pero lo que está en juego es la economía del futuro. El mundo requiere una reforma que apalanque el mercado mundial, que integre a los países que no han podido beneficiarse de este modelo de intercambio comercial y que han quedado fuera del desarrollo.
“La reforma de la OMC implica actualizar todas sus funciones básicas: transparencia y seguimiento, negociación y solución de controversias. Tener un sistema de resolución de disputas en pleno funcionamiento es una prioridad máxima, dado su papel único para garantizar que las reglas se apliquen de manera uniforme en todos los miembros, independientemente de su tamaño o posición”, agregó.
Faltan 10 meses para 2024, plazo en el que se espera culminar esta reforma. Es urgente pisar el acelerador a fondo.
POR JOSE IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR
@IGNAQUIZ
CAMARADA
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