El escritor es el autor de ‘El futuro del dinero: cómo la revolución digital está transformando las monedas y las finanzas’
Cualquiera que sea el destino de las criptomonedas descentralizadas como Bitcoin, otras formas de criptomonedas y tecnología de cadena de bloques están aquí para quedarse. Las finanzas descentralizadas pueden crear formas innovadoras de brindar y ampliar el acceso a productos y servicios financieros, mientras que la competencia adicional obliga a las instituciones tradicionales a mejorar su eficiencia.
Esto crea desafíos para los reguladores que reconocen los beneficios potenciales. ¿Cómo facilitar la innovación manteniendo los riesgos contenidos?
Responder algunas preguntas básicas ayudaría a aprovechar la tecnología y mejorar las inevitables compensaciones entre riesgos y beneficios.
Criptofinanzas
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Primero, ¿es la tecnología blockchain la mejor respuesta a las deficiencias existentes? Los pagos digitales en los EE. UU., por ejemplo, siguen estando acosados por los altos costos debido a las barreras regulatorias y de otro tipo. Los pagos internacionales en todas partes siguen siendo costosos, lentos y difíciles de rastrear.
La tecnología Blockchain no es la solución única u óptima. Las tecnologías basadas en teléfonos móviles y otras están permitiendo un acceso amplio y fácil a pagos digitales de bajo costo. Los reguladores deberían favorecer tecnologías más simples que aborden mejor las necesidades reales de los consumidores y las empresas, en lugar de aquellas que prometen velocidad y eficiencia pero dificultan el rastreo de pagos y facilitan el comercio ilícito.
En segundo lugar, ¿cómo proteger a los inversores y consumidores? Los reguladores no siempre pueden limitar cuánto riesgo debe asumir un inversor. Pero deben proteger a los inversores poco sofisticados. Las cadenas de bloques públicas son transparentes y accesibles, pero eso no reemplaza la divulgación que hace que los riesgos a la baja sean comprensibles, respaldados por pasos para reforzar la educación financiera.
Tercero, ¿cómo evitar que cualquier producto o protocolo infecte el sistema financiero en general? Las monedas estables garantizadas por bonos del gobierno y valores de alta calidad podrían no enfrentar corridas impulsadas por el pánico. Aún así, una ola de solicitudes de reembolso podría desencadenar liquidaciones a gran escala de garantías, perturbar los mercados de valores subyacentes y tener un efecto en cascada en todo el sistema financiero. La regulación debe tener en cuenta el riesgo sistémico que aumenta a medida que se expande el sector.
Cuarto, ¿cómo evitar la regulación que simplemente afianza a los jugadores establecidos e intensifica la concentración del mercado al elevar el costo de entrada? Reglas más simples y transparentes permitirían que las empresas más nuevas y más pequeñas compitan en igualdad de condiciones. Cierto grado de rotación entre las instituciones financieras no es necesariamente dañino, siempre y cuando no perjudique la confianza en el sistema.
Y finalmente, ¿cómo mantener la integridad del mercado? Las arquitecturas y la gobernanza descentralizadas, si bien son atractivas y seguras en principio, abren vulnerabilidades como la puesta a punto de ciertos protocolos. La tecnología difícilmente elimina la necesidad de una supervisión eficaz.
Las cuestiones de definición también son importantes. ¿Es un emisor de moneda estable un banco estrecho o un fondo mutuo del mercado monetario? ¿Ethereum es una mercancía o un valor?
Las respuestas a tales preguntas son cruciales para determinar qué, a quién y cómo regular. La criptoindustria tiene interés en enturbiar las aguas. Esto aumenta la necesidad de una acción expedita, reconociendo que algunas tecnologías innovadoras simplemente están mejorando el empaque y la entrega de los productos existentes. Las definiciones también son importantes para las emergencias. La clasificación como banco le daría a un emisor de moneda estable acceso a las facilidades de liquidez del banco central, por ejemplo, pero esto debería desencadenar requisitos de capital.
Cuando una industria clama por la regulación, por lo general anhela la legitimidad que viene con ella, mientras trata de minimizar la supervisión. Ese es el mayor riesgo del que deben protegerse los reguladores: dar a la criptoindustria un imprimatur oficial mientras la somete a una regulación leve.
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