Las primeras escuelas de teatro

Hasta bien entrado el siglo XIX no existía otra escuela de teatro que la escénica. Todos los aspirantes a actores comenzaron de la misma manera: unirse a una empresa en la que trabajaron en múltiples oficios antes de desempeñar un papel, sin importar cuán pequeño sea. Era precisamente el primer actor el que casi siempre se encargaba de dirigir el espectáculo en aras de su propia brillantez, y el resto intentaba ascender en la escala jerárquica para que, algún día, si el público les favorecía, pudieran aspirar a el puesto de galán, jovencita, primer actor, actor de carácter y, por qué no, ser empresarios de su propia empresa. Los aspirantes a actores aprendían por imitación, ayudando en los ensayos y también sirviendo de apuntadores, todo lo cual contribuyó a su incursión paulatina y pausada en el escenario. ¿Qué fue lo que cambió el proceso de formación de los actores? Héctor Mendoza Afirma que fue el cine el que hizo indispensables las escuelas porque aceleró el proceso de incorporación de los actores al campo profesional.

Incluso antes de la irrupción del cinematógrafo, corresponde a la Conservatorio Nacional de Música ser el pionero de las escuelas de teatro al convertirse en el primer centro de educación artística en el que se impartían clases de arte dramático. Fundada en 1866 por Tomás León, aniceto ortega, manuel siliceo, eduardo liceaga Y manuel paynoentre otros, a dos años de su estreno, el actor jose valero propuso y finalizó la creación de la sección dramática del Conservatorio, que tendría la misión de impartir materias de declamación y pantomima a los cantantes. Sin embargo, como la escuela carecía de un proyecto que diera dirección a su labor pedagógica, desconociendo quizás esta necesidad, esta sección cumplió sólo una función adjetiva hasta que, en 1918, un año después de que el Conservatorio pasara a depender de la Departamento Universitario de Bellas Artesse acordó su escisión para fundar la Escuela Nacional de Artes Teatrales, quizás el primer intento institucional de formalizar los estudios de teatro en México. Su director fundador fue Julio Jiménez Rueda.y sus instalaciones fueron trasladadas durante su breve existencia a la Facultad de Odontología, frente al Plaza Santo Domingo. Este experimento solo funcionó durante dos años que, según su director, funcionó más como un taller donde se impartían las materias de Arte Dramático, Lectura Escénica, Cine, Historia del Arte e Historia del Teatro.

Además de las clases particulares que impartían algunos viejos actores, en la década de 1930 se destacaron nuevas experiencias pedagógicas, entre ellas las Escuelas Nocturnas de Arte para Obreros, bajo la dirección de Arqueles Vela, que fueron creadas con el objetivo de sensibilizar y formar a los trabajadores en asuntos artísticos; Julio Bracho y Fernando Wagner se destacaron en su enseñanza teatral. Por otro lado, surgió la Escuela Nacional de Plástica Dinámica, concepto desarrollado por la coreógrafa rusa Hipólite Zybine, orientado a la formación de bailarines, pero con una evidente formación interdisciplinaria e integradora de las artes escénicas. La existencia de ambas escuelas fue breve, pero dejaron experiencias escénicas y formulaciones pedagógicas dignas de estudio.

En 1946, Clementina Otero y Concepción Sada ultimaron la fundación de la Escuela de Arte Teatral, adscrita al Instituto Nacional de Bellas Artes el mismo año de su creación. Entre los primeros egresados ​​de la EAT, cabe distinguir a toda una generación de actores que participaron en los montajes de vanguardia de los años 50, entre ellos Ignacio López Tarso, Carlos Ancira, Héctor Gómez, Pilar Souza, Beatriz Aguirre, Guillermo Orea, Virginia Gutiérrez, Silvia Pinal, Carlos Bribiesca y Raúl Dantés, entre otros.

Por su parte, la Universidad Nacional fue adoptando paulatinamente los estudios de teatro hasta conformar las dos licenciaturas que sobreviven hoy en su campus principal. En 1934, Fernando Wagner impartió por primera vez su curso de Práctica Teatral a los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras (entre ellos, si la memoria no me falla, estaban Elena Garro y Margarita Michelena). En 1940, Rodolfo Usigli se incorporó al magisterio con su cátedra de Composición Dramática y un año después, Enrique Ruelas y el propio Wagner fundaron el Teatro Preparatoriano. Estos tres temas constituyen los cimientos de lo que será el movimiento de Teatro Universitario a partir de la década de 1950. Antes de eso, dos hechos importantes: la creación de la Dirección de Difusión Cultural en 1947, y la aprobación, dos años después, de la sección de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que daría lugar a la primera carrera de teatro en el país.

A mediados de la década de 1950, el teatro corre por las venas de todos los estudiantes universitarios, quienes ahora tienen su propia ciudad para construir una identidad; El nuevo campus universitario, inaugurado por etapas a partir de 1952, es el mejor ejemplo de la prioridad que el Estado dio en ese momento a los jóvenes, a quienes encomendó la tarea de proponer la transformación creativa de la sociedad. En este contexto, surgieron los primeros festivales universitarios de teatro y grupos experimentales que entendían el teatro como el mirador de un mundo en transformación. Héctor Mendoza, primero, y Héctor Azar, poco después, fueron los encargados de concatenar las diversas experiencias hasta dar paso a la creación del Centro Universitario de Teatro, inaugurado en 1962 con la aspiración de revolucionar el concepto de formación teatral ligado a la creación.

CAMARADA

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