La startup de diseño de interiores en línea Havenly no puede competir con los pesos pesados de Silicon Valley en lo que respecta a la compensación, pero solía tener un arma eficaz en la batalla por el talento tecnológico: las Montañas Rocosas. La compañía de 150 personas contaba con el estilo de vida al aire libre de Denver para ayudar a atraer a la gente de lugares más caros.
Dado que la pandemia impulsó a las empresas de tecnología líderes a adoptar políticas de «trabajar desde cualquier lugar», esa ventaja se está desvaneciendo rápidamente. Ahora que un ingeniero de software o un gurú del marketing puede trabajar desde una cabaña junto a un arroyo sin dejar de ganar mucho dinero de Facebook o Salesforce, las empresas más pequeñas lejos de las costas están sintiendo el apuro.
Para Havenly, conseguir nuevos empleados ahora significa competir con empresas de todo el país, y aferrarse al talento ha sido más difícil que nunca. En un momento, incluso los miembros del equipo ejecutivo de Havenly eran un riesgo de fuga.
“Mi director de marketing y mi director financiero dijeron: ‘Escucha, nos encanta esta empresa, pero la realidad ahora mismo es que tengo un viejo amigo que me está contactando’”, dijo Lee Mayer, cofundador y director ejecutivo de Havenly. Casi perdió a varios ejecutivos a causa de las empresas del Área de la Bahía que ofrecían aumentos salariales en promedio del 20% y no requerían mudarse. «Me estaban reclutando» también, dijo.
Algunos de los nombres más importantes de la tecnología no solo permiten que los trabajadores existentes se reubiquen fuera del Área de la Bahía, sino que también están comenzando a contratar en lugares en los que antes no habían reclutado a menudo. El resultado es el mercado laboral tecnológico más distribuido geográficamente hasta la fecha. Eso conduce a tasas superiores a las del mercado para los trabajadores en centros más pequeños, lo que obliga a las empresas locales a aumentar los salarios para mantenerse al día con el costo de vida y defenderse de los rivales más acomodados de California, Seattle y Nueva York.
Fuente: WSJ