Latin American Countries Can Learn from Chile’s Energy Transition, Renewables Expert Says

Marcos regulatorios estables, la promoción de alianzas público-privadas y compromisos ambientales han permitido a Chile convertirse en uno de los líderes en la transición de América Latina hacia la producción de energía más limpia.

Sin embargo, la desigual distribución del ingreso de dichas fuentes a la red nacional a lo largo del día sigue siendo un desafío que debe abordarse, según la directora ejecutiva de la Asociación Chilena de Almacenamiento y Energía Renovable (ACERA), Ana Lía Rojas.

En Chile, el desarrollo de recursos energéticos renovables no tradicionales ha sido significativo en los últimos años. En el primer trimestre de 2024, estos recursos representaron el 40,7% del consumo eléctrico total del país.

Si se suma el aporte hidroeléctrico (que, cabe señalar, no se clasifica como no convencional), la penetración de fuentes de energía renovables se eleva al 66%, “un récord tanto para Chile como para la región”. dijo Rojas en una entrevista realizada en el séptimo Encuentro y Feria Renovables Latam, celebrado en la ciudad caribeña de Barranquilla.

Chile, junto con Brasil, se encuentra actualmente entre los países latinoamericanos más atractivos para inversiones en energías renovables, según el último modelo Climascopio de BloombergNEF. También se estima que el mercado de energía renovable de la región ha crecido de alrededor de 17 mil millones de dólares en 2020 a 30 mil millones de dólares solo dos años después.

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El ejecutivo atribuye los avances de Chile en transformación energética a:

  • La visión consistente de las entidades gubernamentales respecto de la transformación del sector eléctrico. También destaca la estabilidad del marco regulatorio entre las diferentes administraciones y la continuidad de las políticas. «Existe un consenso general de que este es el camino a seguir», afirmó.
  • La apertura natural de Chile al comercio exterior y a una economía global le han permitido “aprender primero y adoptar después”.
  • Un país abierto a la tecnología y la innovación con diferentes modelos de negocio que luego se pueden traducir en una regulación flexible. «Nuestra relación con los países proveedores de innovación y tecnología, tradicionalmente el centro de Estados Unidos, Europa, y el impacto de la industria tecnológica china, van a ser clave».
  • Alianzas público-privadas y compromisos ambientales.

Sin embargo, el director ejecutivo de ACERA señala que el desafío de Chile radica en la distribución desigual de esta energía renovable a lo largo del día.

“En Chile tenemos un aporte muy alto de energías renovables durante las horas solares, entre comillas, debido a la gran cantidad de parques solares”, dijo. “El tema que debemos abordar es cómo repartir ese gran porcentaje de penetración renovable en el resto de horas del día, lo que llamamos las colas”.

El director ejecutivo de ACERA afirmó que entre el 60% y el 75% de la penetración renovable se da entre las 9 am y aproximadamente las 6 pm. Por el contrario, entre las 19.00 y las 8.00 horas del día siguiente, la penetración es mucho menor.

“Esto nos obliga a utilizar otros combustibles, otras tecnologías, y ahí entramos nuevamente al uso de combustibles fósiles que tienen emisiones asociadas a su generación”, afirmó.

Rojas también se refirió a los elevados vertidos de energías renovables no convencionales, por lo que considera un “despropósito” “poder producir electricidad limpia, barata y libre de emisiones y no poder integrarla a la red” debido a aspectos como las limitaciones de transmisión.

Las enseñanzas de Chile en tiempos de sequía

Rojas cree que América Latina debe apostar por la diversificación energética ante las presiones generadas por las sequías en mercados altamente dependientes de la energía hidroeléctrica, en medio de los desafíos que enfrentan países como Colombia y Chile por el fenómeno de El Niño.

“En Chile, entre el 95% y el 98% de todos los proyectos que se construyen y se evalúan son de almacenamiento y energía renovable no convencional”. Actualmente no hay planes para construir una planta hidroeléctrica, y mucho menos una presa hidroeléctrica, o una nueva planta de gas. En cambio, hay planes para convertir las instalaciones existentes.

Continuó diciendo que no hay perspectivas para nuevas infraestructuras hidroeléctricas porque se sabe que los recursos hídricos serán cada vez más escasos.

El ejecutivo afirmó que América Latina debe priorizar la diversificación basada en energías renovables no convencionales y mejorar las capacidades de almacenamiento y transmisión para optimizar la utilización de la red. Ana Lía Rojas cree que la adopción de energías renovables, la modernización de la infraestructura eléctrica y la promoción de tecnologías sostenibles son esenciales para avanzar hacia un futuro energético más limpio.

Señaló que Chile ha logrado avances en estas áreas luego de la megasequía de 1998-1999, que llevó al racionamiento de la electricidad y se agravó aún más por la falta de inversión en transmisión.

«Fue una decisión prudente diversificar nuestras fuentes de energía», dijo.

Durante la crisis, Chile buscó depender de Argentina, que tenía recursos de gas, pero “por razones políticas, técnicas y económicas”, ese suministro fue cortado. Después de un par de años con estas tres fuentes, termoeléctrica, carbón e hidroelectricidad, las renovables empezaron a surgir a finales del 2005-2006.

En ese momento, señaló que la alternativa era más cara y que el mercado no apostaba por ella. Sin embargo, hubo una fuerte caída en el costo de la tecnología de energía renovable, especialmente la solar y la eólica.

Explicó que la decisión fue motivada por la necesidad, dada la experiencia de racionamiento eléctrico debido a la sequía. Señaló que el país experimenta ciclos de sequía de 14 años y que siempre existe la amenaza de cómo se verá afectado el suministro eléctrico.

Afrontar los retos de la transición energética

Para abordar los desafíos de la transición energética, dijo que se requiere una transformación integral del sistema, que incluya no sólo la generación, sino también la transmisión, distribución y almacenamiento de energía.

En este sentido, Rojas destaca la importancia de modernizar la infraestructura eléctrica, así como impulsar la generación distribuida y el autoabastecimiento.

El director ejecutivo de ACERA cree que es importante que los países latinoamericanos avancen hacia el concepto de descentralización en la instalación de nueva generación renovable. Esto dará como resultado la adopción generalizada de paneles solares y baterías para la autosuficiencia en un futuro próximo.

En este sentido, considera que es clave seguir desarrollando tecnologías inteligentes para la gestión y seguimiento del consumo energético.

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Avanzar en la transición energética con políticas públicas

Rojas reconoce que otros países de la región pueden enfrentar desafíos únicos. Colombia, por ejemplo, es un importante productor de hidrocarburos y su transición energética puede verse influenciada por factores económicos y políticos.

Sin embargo, enfatiza la importancia de establecer políticas públicas que promuevan la diversificación de la matriz energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Hizo referencia a la experiencia del Reino Unido en el uso de políticas fiscales para influir en el comportamiento y promover la adopción de energías más limpias mediante la implementación de un impuesto al carbono.

“Este es un impuesto correctivo. El Reino Unido está reduciendo su dependencia de los combustibles fósiles hasta tal punto que el uso de carbón es casi insignificante. En ese sentido, es una política que se implementa con la conciencia de la importancia de un hidrocarburo dentro de la economía, de las cuentas nacionales, de la generación de empleo que produce una industria que era tradicional en un país. Sin embargo, se equilibra con herramientas recaudatorias y también tiene un aspecto correctivo, como el impuesto al carbono, que está acelerando la penetración de las renovables”, añadió.

Para Ana Lía Rojas, es estratégico que los países implementen políticas públicas en el corto plazo para apoyar a aquellos individuos e industrias que no están preparados para asumir los costos de la transición energética. Esto se debe a que los equipos para generar las adecuaciones al sistema de transmisión y distribución, y ofrecer las condiciones de equilibrio de red para la generación intermitente, tienen un precio importante.

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