Le deben una disculpa a Santiago Creel

Santiago Creel hizo cumplir la ley, una ley. No está en discusión si le gusta, no le gusta, enoja o satisface. Tampoco si la normativa es adecuada (personalmente, me parece que lo que marca la ley es absolutamente sentido común).

Por ahora, entonces, lo único que cuenta es que la ‘ley es la ley’; Y en este país, donde cada día es más común olvidarse de respetarla y acatarla, cuando el diputado Creel quiso afirmarla, llevó a otros legisladores, en el colmo del paroxismo, a escupirle adjetivos calificativos y, después, pidiendo su destitución.

Y antes de que me etiqueten de «derecha» (no sería la primera vez), déjenme aclararles algo: yo no soy panista, ni simpatizo con el PAN, y Santiago Creel es ni yendo ni viniendo.

Simple y llanamente, aunque en Palacio Nacional se rigen por el “no me digas que la ley es la ley” —es un deporte de cuatro teístas violarla—, sería bueno recordar que la norma es no para decoración y debe cumplirse. Comenzando —se supondría— por aquellos que fueron electos para ser la representación de todos los mexicanos, como es el caso de los diputados federales.

En el vergonzoso incidente que tuvo lugar en el Congreso de la Unióndonde Santiago Creel, presidente de la Cámara de Diputados, negó el acceso al salón de plenos a elementos de la Fuerzas Armadas Para rendir homenaje a la bandera porque iban armados, los diputados morenistas lo acusaron de ser apátrida y cometieron una doble falta: ofendieron a alguien y trataron de violar la ley.

Una ley que seguro ni ellos mismos conocían (y eso que son legisladores)…. Veamos: según el Reglamento de la Cámara, está prohibido (art. 25, f.4) que cualquier persona armada ingrese al recinto.

Entre riñas, los morenistas argumentan que el formato de su participación ya se acordó con la SEDENA y que los protocolos militares indican que deben estar armados. En definitiva, el «culpable» es el que pretendió conciliar la ley del Congreso y la relación de ese poder con las Fuerzas Armadas.

Y luego -no podía faltar- López Obrador criticó que a los militares no se les permitiera entrar a la Cámara y dijo que era “pura politiquería”. Con todo respeto, pero politiquería, eso que se llama politiquería, es lo que nos prescribe 24/7. Quienes presuman saber tanto de historia deben recordar que esta disposición existe para evitar que los diputados sean asesinados, como sucedió en 1930. En esa época, tanto civiles como militares (el 30% de los diputados eran militares) asistían a las sesiones armados y en buen humor de confrontación, así que era mejor sacar las armas de una vez por todas.

En una mentira más (ya son más de 100.000) López Obrador dijo que la guardia armada está contemplada en el protocolo del recinto legislativo. Bueno no. ¡Tanto es así que nunca en todos los años anteriores se presentó con armas, y mucho menos cargada y lista para usar!

No estaría de más recordar que el poder legislativo es un poder autónomo (al menos en la Constitución, aunque los diputados morenistas creen que son apéndices del poder ejecutivo), y desde que invitaron a militares a San Lázaro para honrar la bandera, el «protocolo» que prevalece es donde se realiza el acto. Creel respetó la inviolabilidad que merece el legislador y eso es algo que ningún recurso ni sensibilidad otorga (¿verdad, Ignacio Mier?).

El problema —como siempre— es que la 4T está más preocupada por golpear a la oposición, hacerse la víctima y apoyar la militarización, que por respetar la ley y la representación popular.

En lugar de solicitar su remoción (nota: la solicitud no es por el deseo de Juntos Hacemos Historia de respetar las reglas, sino porque —y lo han dicho públicamente— no quieren que Creel use su cargo como presidente de la Junta de Directores para promocionarse hacia las elecciones de 2024; qué hacen, sino eso, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán Augusto López ¿de dos años para acá?) los morenistas, remoras y demás corifeos, le deben una disculpa a Creel. Algo que ha ofrecido Creel con el fin de relajar el ambiente, y por supuesto no porque haya actuado incorrectamente.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

MAÍZ

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