La tradición católica impone abstenerse de comer carne buen viernes. El precepto acompaña la propuesta a los fieles de reflexión y frugalidad cuando se recuerda la crucifixión de Jesús.
Pero en medio de la crisis social y económica que atraviesa Argentina, agravada por la pandemia del coronavirus, comer un asado, aseguran con vehemencia algunos carniceros hoy en día, no es un «pecado», sino un verdadero «milagro» contemporáneo.
Así lo han dado a conocer los dueños de la zona desde diferentes puntos del país, a través de carteles que van ganando espacio a las puertas de tus tiendas. En uno de estos paneles se puede leer, en blanco sobre negro: «Alto Valle: ¡Comer carne en Semana Santa ya no es un pecado, es un milagro!» Éste, en concreto, está expuesto en un lugar de la esquina de las calles San Martín y Bejarano, en la ciudad de Neuquén.
Los carteles que hablan del “milagro” de poder hacer un asado.
Al mismo tiempo, en la localidad de Leandro N. Alem, a 300 kilómetros de Buenos Aires y a 40 kilómetros de Junín, el carnicero rural El Tropezón colocó junto a su puerta un cartel que dice un lema similar.
Ambas imágenes se han vuelto virales en las últimas horas y más carniceros prometen unirse al movimiento.
Además del anuncio «milagroso», los precios del kilo de asado entre las dos partes del país son muy diferentes. En la carnicería de la provincia de Buenos Aires, cuesta un kilo de asado tradicional 650 pesos. Mientras que en la capital neuquina ya supera la mil pesos. Alternativamente, en esta ciudad, un kilo de merluza deshuesada ronda los 500 pesos.
La capital de Neuquén es una de las ciudades más caras para vivir en el Alto Vale de Río Negro y Neuquén. Su condición de ciudad totalmente ligada al petróleo posicionó sus precios generales por encima de la media de la mayoría de lugares que están relativamente cerca, en sectores como el inmobiliario, la confección y la alimentación.
Según el Instituto de Investigaciones en Políticas Sociales, Económicas y Ciudadanas (Isepci), la inflación se ha acumulado en la capital Neuquén y en dos ciudades satélites, como Centenário y Plottier, un 42% en los últimos once meses.
Al menos para Neuquén, no comer carne la próxima Semana Santa no se sentirá como una resignación cristiana, sino como una salvación.
Bariloche. Correspondiente.
LGP
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