Los chicos de Banfield lucharon hasta el final y empataron un partido épico con Estudiantes

Primero una ráfaga de goles de Estudiantes. Más tarde, otra ráfaga de goles de Banfield. Entre los dos, los del equipo local, diezmados por 18 casos de Covid-19 en el campus, tendrán esta épica particular en este contexto histórico. Es por eso que los hijos de Drill celebraron el 2-2 como un triunfo.

Lo que pasó en la fiesta es inevitable con la situación de Banfield. El equipo de Javier Sanguinetti acababa de vencer 3-2 a Vélez en un gran partido que definió la clasificación para el Sudamericano 2022. En cuanto al equipo titular que actuó en San Juan el pasado miércoles, hubo siete variantes. El técnico formó una hilera de cinco por primera vez desde que asumió el cargo, jugaba Ramiro Di Luciano de 17 años por la derecha, Agustín Urzi por la izquierda, que con 20 ya puede considerarse un veterano. Ramiro Enrique (19 años) jugó por primera vez desde el principio. Como Di Luciano, debutaron Ignacio Rodríguez y Matías González, ambos de 19 años. Luego ingresaron Leonardo Ovejero y Julián Eseiza, quienes también compitieron por el debut.

Antes de la explosión de dos goles en cuatro minutos, Banfield había llegado tras una buena jugada, pero el disparo final de Rodríguez fue débil y desviado. El juego se desarrolló sin un dominio claro ni movimientos arriesgados. Hasta que llegó el gol de Apaolaza, en una jugada aislada. Debido a que fue un costado de Banfield el que interceptó el medio hoyo, la pelota llegó a Leandro Díaz, quien la bajó de su pecho; Apaolaza se instaló y giró a la derecha que entró en la esquina izquierda de Arboleda. Situación que podría haber pasado de la misma forma con los titulares habituales porque la resolución fue notable.

Entonces sí, en bola muerta, Pincha aprovechó la desorganización de la defensa local. Esquina derecha, Tobio peleó, el balón flotó en la línea de penalti y Rogel disparó a Arboleda.

Tras el 2-0 y durante 7 minutos, la diferencia entre un equipo y otro llegó a su extremo, pero la visita no resolvió bien para aumentar la diferencia. Una vez liquidado el lugar, quedó ordenado en la marca y traspaso y casi descontado al final de etapa, tras un remate de cuero que se encontró en manos de Sánchez Miño, pero Diego Abal no sancionó la pena máxima. (ni siquiera el asistente ayudó en la decisión).

Se presionó el juego, hasta por 30 minutos. Dos tiros libres desde la izquierda de Matías González, dos goles: Lollo y de cabeza de Enrique. Al final, un penalti de Pasquini a Urzi, que el árbitro, de lejos, aplicó al «seguir adelante». La injusticia no le quitó la épica de la corbata. C

Noticia de Argentina

Salir de la versión móvil