BOGOTÁ.- Mientras la atención internacional se centra en el desesperado viaje de miles de migrantes a través del Selva del DariénUna oscura realidad se desarrolla detrás de escena en esta región fronteriza entre Colombia y Panamá. El migración Se ha convertido en un negocio lucrativo, tanto para los pueblos cercanos como para el poderoso cártel conocido como el Clan del Golfo.
En este corredor estratégico para el tráfico de cocaína, la migración ha surgido como una fuente paralela de ingresos para el Clan del Golfo, que gobierna de facto gran parte de Darién. A medida que los precios de la cocaína caen debido a la saturación del mercado, la diversificación se ha vuelto esencial para mantener los flujos financieros del cartel.
Negocios lucrativos
A lo largo de los 266 kilómetros de densa selva y 575.000 hectáreas de tierra del Darién, una oleada de migrantes procedentes de Sudamérica, África y Asia luchan por llegar a Estados Unidos. Estos migrantes, a menudo expulsados de sus países de origen por la pobreza y la violencia, se aventuran a través de territorios peligrosos, plagados de mosquitos, serpientes venenosas y jaguares hambrientos.
En medio de este viaje, se encuentran con una complicada red de actores locales que han encontrado una manera inusual de sobrevivir en esta tierra inhóspita. Los vecinos del municipio de Acandí, uno de los puntos de salida hacia el Darién, se han organizado en una corporación cívica para gestionar la migración. A través de una fundación, gestionan la ruta a Panamá y cobran honorarios a los migrantes, lo que les permite mantener campamentos, restaurantes, consultorios médicos y emplear a más de 2.000 personas en la región.
Este negocio, que algunos llaman «la primera economía de Acandí», se ha vuelto esencial para la supervivencia económica de la comunidad. Pero la sombra del Clan del Golfo se cierne sobre esta operación, ya que las autoridades sugieren que el cartel podría estar involucrado en el tráfico de migrantes.
Darwin García, miembro de la junta de acción comunitaria en Acandí, insiste en que la junta no tiene conexiones con el cártel y afirma que el Clan del Golfo ha declarado objetivo militar a cualquiera que dañe a un migrante. Sin embargo, es difícil ignorar la presencia del cartel en la región y su influencia en los asuntos locales.
Control y diversificación
El Clan del Golfo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia, ejerce control absoluto en muchas zonas del Darién. Calles, casas y negocio En comunidades remotas se les marca con las temidas siglas. Los periodistas que intentan acceder a estas áreas están estrictamente controlados y monitoreados por el cartel.
Expertos como Mauricio Valencia, del centro de investigaciones Pares, señalan que el Clan del Golfo estableció una «gobernanza criminal» en la región, imponiendo normas y regulaciones, y participa activamente en el narcotráfico, la minería ilegal y el negocio migratorio. .
La caída de los precios de la cocaína y la necesidad de diversificar los ingresos han llevado al cartel a involucrarse en el control migratorio. Los inmigrantes que no pueden pagar las tasas requeridas suelen ser abandonados en la selva, donde corren peligros extremos y, en algunos casos, se ven obligados a transportar cocaína como pago por un salvoconducto a Panamá.
Futuro incierto en Darién
Entre enero y septiembre de este año han cruzado el Darién una cifra récord de 380.000 personas, en su mayoría venezolanos y ecuatorianos, según la Defensoría del Pueblo. Aunque un portavoz del Clan del Golfo niega cualquier relación con la migración, la influencia del cartel en la región es innegable.
Mientras los migrantes buscan desesperadamente un futuro mejor, el Darién se ha convertido en un escenario complejo donde los negocios, la supervivencia y el narcotráfico se entrelazan peligrosamente. En medio de esta sombría realidad, la lucha por controlar el éxodo de migrantes continúa, dejando un futuro incierto en el corazón de la selva del Darién.
FUENTE: Con información de AFP