El presidente electo pide que el autócrata venezolano esté en los actos del 1 de enero pero hay restricción que le impide entrar a Brasil
Lula da Silva arregló que el líder venezolano Nicolás Maduro estuviera entre los invitados a su ceremonia de toma de posesión el 1 de enero. El presidente electo tiene la intención de reconstruir las relaciones con el régimen autocrático venezolano y dejen de reconocer al diputado opositor Juan Guaidó como presidente, señaló un reportaje del prestigioso diario Estado.
Pero la eventual visita de Maduro se ha vuelto una complicación debido a una restricción impuesta por el gobierno saliente de Jair Bolsonaro que impide el ingreso de líderes venezolanos a Brasil.
“El Decreto Interministerial número 7, de 2019, suscrito por los entonces Ministros de Justicia, Sérgio Moro, y de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, impide el ingreso de altos funcionarios del régimen venezolano, que hayan contravenido los principios y objetivos de la Constitución Federal . » Brasileño.
Y cita como ejemplos: “Ataques contra la democracia, la dignidad de la persona humana y la vigencia de los derechos humanos”.
El periódico destaca que este texto oficial también se basa en resoluciones de la OEA, a la que se adhirió Brasil, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y posiciones del Grupo de Lima.
Por ello, integrantes de los equipos de transición del nuevo gobierno y los organizadores del acto de posesión, estudian cómo posibilitar la llegada del polémico chavista. Estiman que Bolsonaro no respondería a un pedido de revocación de la ordenanza y que el caso sería explotado políticamente contra Lula.
En 2018, Bolsonaro ordenó al Itamaraty (Ministerio de Relaciones Exteriores) que desinvitara a Maduro y al presidente cubano Miguel Díaz-Canel de su ceremonia de investidura. Ambos habían sido incluidos en base a la práctica de enviar invitaciones a países con los que Brasil tiene relaciones, un principio que defiende Lula.
El tema es complejo. En el grupo de transición entienden que Maduro ni siquiera podría ser invitado, aunque Brasil no ha roto relaciones, y solo ha retirado diplomáticos del país vecino, desactivando la embajada y la red consular. Venezuela todavía tiene una embajada en Brasilia, pero sin representantes de alto nivel.
La propuesta se convirtió en un problema en la transición, y también en Itamaraty, donde los diplomáticos pronostican, como mínimo, un malestar diplomático que debe resolverse en las próximas semanas.
Los interlocutores de Lula incluso consideraron, por ejemplo, la posibilidad de que el presidente electo derogar la ordenanza como uno de los primeros actos al asumir el cargo.
La medida sería inviable. Primero, porque para eso tendría que asumir Lula y la invitación para Maduro es estar antes en el país. Incluso si lo hizo en la mañana del 1 de enero, no habría tiempo para viajar desde Caracas.
Brasília. Especial para Clarín