Lula da Silva ya teje sus alianzas en el Congreso, un desafío crucial para su gobierno

El presidente electo estuvo el martes en Brasilia. Busca pactar con partidos conservadores a cambio de algunas concesiones.

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inició este martes el capítulo más complicado de su inminente gobierno. consiste en el tejido de alianzas en el Congreso, un ambiente que no es necesariamente hostil pero no fácil en las circunstancias actuales.

El líder del PT tiene aliados del centro al centro derechapero necesita ampliar esa base con el apoyo de formaciones que tengan un fuerte sesgo conservador.

El liberal PSD, que participó en el derrocamiento de la última presidenta del PT, Dilma Rousseff, y Uniao Brasil, otro partido de derecha, están en la agenda del presidente. Ya cuenta con el respaldo del conservador MDB, cuya líder, la senadora antiabortista Simone Tebet, se convirtió en aliada incondicional de la candidatura de Lula en la segunda vuelta.

Con estos respaldos, su fuerza pasaría de 123 escaños a unos 265 en la Cámara Baja.

Cada paso de estos tejidos debe hacerse con concesiónSí, dicen los analistas. El Congreso está acostumbrado a negociaciones con un ir y venir constante. Por ejemplo, el jefe de diputados, Arthur Lira, del partido conservador derechista Progresistas, pedirá el aval del nuevo presidente para continuar en su cargo, tarea difícil luego de que Lula lo criticara por tratarlo como un «emperador».

El vicepresidente electo de Brasil, Geraldo Alckmin, este martes ante la prensa en Brasilia. Foto: BLOOMBERG

retos

Hay más desafíos por delante. Lula pretende eliminar o modificar la ley que pone un límite al gasto público, con el fin de abordar la brecha fiscal que dejó el gobierno saliente de Jair Bolsonaro.

Sólo el punto que incluye la asistencia social de 120 dólares para los sectores más pobres implicará unos 14 mil millones de dólares. Pero tal avance requiere una importante legión de simpatizantes.

Según los observadores, también será complejo si el presidente electo busca deshacer una seria concesión que hizo Bolsonaro al Congreso para mantenerlo de su lado. Se trata del «capítulo secreto» del presupuesto, un dispositivo que permite a los legisladores destinar recursos federales, beneficio que el Parlamento pretende mantener en la nueva administración.

La fortaleza de Lula también dependerá de a quién designe al frente de la Economía. Es poco probable que acepte la sugerencia de los sectores más tradicionalistas de su partido que quieren que elija a Fernando Haddad, el excandidato perdedor a la gubernatura de São Paulo. Entre los nombres que se mencionan están los liberales Persio Arida, Henrique Meirelles o el más tibio heterodoxo Alexandre Padilha, que ya había anunciado la necesidad de un ajuste antes de la primera vuelta. También se cita a su vicepresidente conservador, Geraldo Alckmin.

Lula necesita el apoyo del empresariado y de los bancos para fortalecer su capacidad negociadora, que invariablemente se desplazará hacia el centroderecha, como sucedió en sus dos gobiernos, con economías liberales.

El problema de cara al futuro será la urgencia de cuadrar las cifras del presupuesto que se revisará. Se requieren cerca de US$70 mil millones para resolver los déficits.

Consciente del ajuste que implica esta operación, el líder del PT dispuso que, antes de asumir, se establezca que los salarios básicos cuenten por encima de la inflación, hoy muy baja en el país, y también garantice los pagos del programa de asistencia Ayuda Brasil que llamarse nuevamente Bolsa Familia. Una forma de desactivar la bomba social y evitar presiones al inicio del gobierno de él.

Fuente: agencias

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