«¿Puede algún observador internacional, de cualquier país del mundo, dar un veredicto sobre la validez de un proceso genuinamente nacional y soberano de un país?» Maduro se preguntó antes de contestar: «No, así que se bajen de esa nube, Comisión de la Unión Europea», indicó el dictador.
«La Comisión de la Unión Europea tiene que respetar los resultados de nuestras elecciones. En Venezuela solo hay un Presidente Constitucional y esto es reconocido por el 92% de la población», agregó.
De igual forma, Maduro acusó a la Unión Europea de tener «viejos complejos de superioridad colonialista» y de intentar «vencer y humillar» a los países, «imponer vía mediática, el chantaje diplomático, político y económico», e «imponer modelos de vigilancia, de dominación, de hegemonía «.
«Si pretenden dictar veredictos, violar la soberanía y exponer complejos de superioridad, tendrán la contundente respuesta política, institucional y diplomática que Venezuela sabe dar, en su momento», dijo Maduro.
En términos estrictamente administrativos, está en juego el control de los gobiernos de 23 estados y 335 municipios, con cargos a los que aspiran más de 70.000 candidatos. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha habilitado más de 14.200 centros de votación con más de 30.100 mesas y, tras ensayar el proceso, asume que no habrá contratiempos técnicos.
En el ámbito político, las elecciones están llamadas a ser el primer atisbo de una nueva estrategia, en la medida en que los grupos representantes de la oposición mayoritaria, englobados en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) han acordado volver a participar. Aunque sostienen que no hay garantías, ven más ventajas en participar que en mantenerse al margen, como venían haciendo desde las elecciones presidenciales de 2018.