el canciller mexicano marcelo ebrard ha logrado contener a todos los funcionarios estadounidenses que anhelan la aplicación del nefasto Big Stick en este sexenio.
En la última semana, el inquieto exsecretario de Estado del país vecino, Mike Pompeo, se destapó como parte de la precampaña de su jefe Donald Trump, con una declaración en la que cree que cuando ellos, Trump y Pompeo, fueron en el poder, «doblaron» al gobierno mexicano en los acuerdos migratorios. La declaración de Pompeo fue rechazada de inmediato por Marcelo Ebrard.
Michel Richard «Mike» Pompeo es, como su gurú Donald Trump, un hombre de negocios convertido en político. Nacido en Orange, California, Pompeo fue señalado en su momento como un personaje que no sabría llevar a cabo una tarea tan delicada como la de ser secretario de Estado de la nación con mayor potencial bélico del planeta.
Los demócratas lo calificaron como un personaje sin el más mínimo tacto político. Y Pompeo con sus declaraciones como secretario de Estado corroboró la percepción que tenía de él el Partido Demócrata Norteamericano.
“Es un buen vendedor de utensilios de cocina”, dijeron sobre Pompeo los más reconocidos analistas del entorno periodístico de Estados Unidos.
Sus versiones de que “dobló a México” han sido rescatadas como parte de la fría precampaña de Donald Trump. La Cancillería mexicana ha dejado las cosas claras al desmentir tácitamente al empresario Mike Pompeo.
Y esta no será la última escaramuza que genere el equipo de Donald Trump con la intención de tener una mejor precampaña y mayor credibilidad por parte de los votantes norteamericanos que, según las encuestas más serias, siguen situando a los demócratas como los previsibles ganadores en las elecciones presidenciales del próximo año.
AMLO DEBE TENER UN FISCAL CERCANO A SU CARIÑO
De los presidentes civiles que surgieron de la posrevolución, los presidentes han cuidado que antes fueran procuradores y ahora fiscales de la república, sean personajes políticamente cercanos a su afectividad. Esa regla del sistema político mexicano fue alterada por el expresidente Ernesto Zedillo cuando, en un ilusorio intento de proyectar una impronta de pluralismo,
designó como abogado al panista Antonio Lozano Gracia.
Se buscó que la investigación del asesinato del gran ideólogo José Francisco Ruiz Massieu no tuviera ningún sesgo partidista. Se creó una subfiscalía para investigar el caso y Lozano Gracia encomendó el delicado asunto al inestable mental Chapa Bezanilla.
El experimento fue un desastre.
Chapa Bezanilla culminó sus investigaciones con la increíble mascarada de «La Paca», una vidente que encontró el cadáver del desaparecido Manuel Muñoz Rocha en la hacienda Las Mendocinas propiedad de Raúl Salinas de Gortari. Esto y la conducta frívola de Lozano Gracia obligaron a Zedillo a realizar un cambio en la Procuraduría General de la República, a la que se sumó el oficial de división Jorge Madrazo Cuéllar.
Y con ese criterio de cercanía política fueron designados Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez, Marisela Morales, Jesús Murillo Karam, Arely Gómez, Raúl Cervantes y Alberto Elías Beltrán.
Y ahora ante la versión que el fiscal Alejandro Gertz Manero se encuentra en condiciones de salud que en el corto plazo le impedirán cumplir al 100% sus delicadas funciones, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendría que buscar un sustituto con perfil de cercanía política.
Ya se están barajando nombres para un eventual reemplazo de Gertz Manero. Olga Sánchez Cordero tiene el perfil de la cercanía. Pero con el trasfondo de que el Chapo Guzmán Loera huyó a Arely Gómez, sería difícil que AMLO se decante por ella.
También se hace mención al ex presidente de la Corte Arturo Zaldívar. Y el más apegado a las reglas del sistema político mexicano sobre la relación Presidente-Fiscal lo representa el actual líder del Senado. Ricardo Monreal.
Pero aún la reflexión presidencial sobre el tema no aterriza políticamente.
POR JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO
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MAÍZ