María Elena Ríos, tres años y medio de injusticia e impunidad

Cuando era Senador de la República, tuve la oportunidad de participar en la construcción de legislación secundaria para el sistema de justicia acusatorio, con la convicción de conformar un sistema que garantizara el debido proceso a los imputados, pero también que salvaguardara los derechos de las victimas

A lo largo de estos últimos años, en la búsqueda de seguir construyendo un sistema de justicia sólido y eficaz, en la Cámara de Diputados hemos incorporado como obligación de los operadores de justicia y en general de todos los servidores públicos, la de actuar con perspectiva de género en el ejercicio de sus funciones; esto, como parte del reconocimiento de la situación vulnerable de las mujeres dentro de un sistema tradicionalmente machista que, a su vez, refleja una sociedad en la que prevalece el machismo, la misoginia y la violencia contra las mujeres. Sin duda hay avances importantes en materia legislativa, pero lamentablemente dichos avances aún no se han reflejado en la realidad.

El caso de María Elena Ríos, atacada con ácido en 2019, fue emblemático de los niveles de misoginia y desprecio hacia las mujeres que se viven en México y, lamentablemente, vuelve a ser emblemático, pero esta vez de un sistema jurisdiccional en el que eso conspira, influye y la negligencia son más fuertes que la justicia gracias a un puñado de servidores públicos corruptos.

La resolución del juez Teódulo Pacheco Pacheco, de otorgar prisión domiciliaria a Juan Antonio Vera Carrizal, autor intelectual del grave asalto a María Elena Ríos, para que pueda continuar su proceso desde la comodidad de su hogar y no desde la celda en la que, según Por ley, está en prisión desde 2020, era inaudito, inconcebible y vergonzoso, independientemente de que sea revocado por otro tribunal.

El Código Procesal Penal de la Nación establece que la tutela domiciliaria puede proceder cuando el imputado sea mayor de 70 años o padezca una enfermedad grave o terminal. Vera no cumple con el primer requisito, por lo que el Poder Judicial de Oaxaca debería, al menos, informar a los oaxaqueños cuál es la grave enfermedad que supuestamente padece y que sirvió de pretexto para que el juez Pacheco decidiera que el feminicida debía ir a su favor. casa, especialmente tratándose de un caso de tanta relevancia para el interés público.

El caso de María Elena Ríos nos muestra que aún queda mucho trabajo por hacer para erradicar por completo la corrupción y las viejas y rancias estructuras burocráticas; Digo esto no sólo por la escandalosa resolución del juez Pacheco, sino porque es inconcebible que a tres años y medio del atentado a María Elena, el otro responsable del crimen, Juan Antonio Vera Hernández, hijo de Vera Carrizales, no haya sido arrestado ¿Cómo es posible que este sujeto siga disfrutando de su libertad y camine impunemente por donde le plazca? ¿Corrupción, negligencia, influencia o todo lo anterior?

Como sociedad, no debemos permitir que este caso quede impune. Los autores del delito y los servidores públicos que han permitido la impunidad deben ser sancionados.

POR BENJAMÍN ROBLES MONTOYA

COLABORADOR

@BENJAMINROBLESM

CAMARADA

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