«‘Morí’ durante mi primer viaje», abre Mike Tyson en Wonderland, una conferencia en Miami dedicada a la psicodelia, las microdosis y la medicina. «El sapo me enseñó que no voy a estar aquí para siempre. Hay una fecha de caducidad».
El «sapo» en cuestión es el Bufo alvarius, un anfibio de México, también conocido como sapo del desierto de Sonora. Pasa siete meses del año viviendo bajo tierra, pero cuando está activo, su veneno puede fumarse y tiene propiedades psicoactivas.
El veneno se usó durante mucho tiempo en rituales curativos tradicionales, pero con la popularidad del LSD y la ayahuasca entre los famosos, este anfibio ha vuelto a cobrar gran relevancia.
Mike Tyson y el sapo
Tyson tuvo su primer acercamiento a esta sustancia cuatro años atrás. Por entonces, tenía un gran , bebía y se drogaba. Se sentía perezoso y disconforme. Uno de sus amigos le sugirió que probara el veneno de sapo, y al campeón de boxeo le terminó encantando.
«Lo hice como un reto», recuerda Tyson. «Estaba consumiendo drogas fuertes, así que ¿por qué no? Es otra dimensión. Antes fumar el veneno de sapo, estaba destrozado. El rival más duro al que me enfrenté fui yo mismo. Tenía una baja autoestima. Las personas con grandes egos suelen tener una baja autoestima. Utilizamos nuestro ego para subvencionarla. El sapo desnuda el ego».
Su consumo ha llegado a ser de hasta tres veces en el mismo día. Confiesa haber perdido 45 kilos en tres meses, vovler a boxear y haberse reencontrado con su mujer y sus hijos. También se convirtió en acérrimo defensor de las sustancias psicodélicas.
Su futuro empresarial con psicoactivos
Tyson está trabajando en dos marcas de cannabis -incluida una llamada «Undefeated»- con un nuevo equipo, que incluye al empresario Adam Wilks y a Columbia Care Inc.
En ciudades como Denver, Detroit y Oakland están empezando a despenalizar el consumo de hongos, y Tyson espera poder vender pronto en esas ciudades el veneno de sapo. Para ello, ha invertido en Wesana Health, una empresa de biotecnología que utiliza la psilocibina como tratamiento para lesiones encefálicas traumáticas.
«Estoy luchando para que los psicodélicos se conviertan en medicamentos que se puedan comprar sin receta», dijo.
Este artículo contiene información de The Post