Muerte, vida y palabras.

Mauricio Miranda es Director de la Biblioteca Ibero León.
Mauricio Miranda es Director de la Biblioteca Ibero León.

Si asumimos que la vida es un camino más o menos recto, la muerte estaría cerca, sería posible distinguirlo a simple vista. Sería una persona oscura caminando por la orilla hacia nosotros. Tal vez todavía no podamos verla bien, en detalle, tal vez solo parece una pequeña mancha negra que crece poco a poco, pero en ningún caso está lo suficientemente lejos.

Probablemente la muerte no sea una persona, sino algo más grande, un cerro, aunque no los más remotos, los que se ven azules a lo lejos, sino aquellos donde ya se ven los arbustos y ese color amarillento que toma el pastizal. cuando no ha llovido durante mucho tiempo. En cualquier caso, por su enorme tamaño, los cerros parecen fijos en el paisajeaunque aceleremos, se quedan donde están durante mucho tiempo, como si fuera imposible rebasarlos, como si la vida pudiera durar para siempre.

Para ricardo garibay la muerte es como un combate de boxeo, en el que a veces pierdes rápidamente, por nocaut, ya veces después del último asalto. No importa cuánto lo intentemos, la decisión siempre es unánime, la ronda decisiva es siempre la muerte. No lo imagino como una lucha, a pesar de los golpes que me van debilitando, sino como algo que sucederá mientras voy por el camino y veo el horizonte allí, muy cerca del infinito, mucho tiempo después del lugar donde me encontraré. la muerte, ya sea como una colina o como una persona.

Me gusta conducir, pero me gusta más ir lectura y tener la oportunidad de ver, a veces a través de la ventana del camión y a veces a través de la libro de letras, el campo abierto. Después de un rato la vista y el imaginación se mezclan y me obligan a cerrar los ojos. Me siento feliz de estar leyendo El Reino de la Posibilidad, porque Yolanda Reyes acaricia nuestro intelecto más que escribir. Leerlo es una sensación placentera, como un cachorro acurrucándose en su nueva cama o como entrar a una piscina cuando no hace frío ni hace sol; cuando solo somos nosotros y el agua y nuestro placer.

Foto: (Cortesía Ibero León)

El libro no se puede leer de una vez, necesita espacio para reflexionar, para respirar. Es difícil dar un paseo en autobús y por eso creo que puede merecer la pena leerlo en un jardín, donde hay árboles muy altos, aunque también es la justificación ideal para ir a la playa y disfrutarla en la orilla, con la onda de sonido. Sí, en el mar podríamos imaginar más claramente esa cita que Yolanda hace de Marcial, ese fragmento en el que el poeta romano compara al recién nacido con el náufrago, ambos arrojados a la arena del mundo sin miramientos, fuera del útero-océano.

Quizá el marinero no podrá hacerse entender fácilmente en ese país desconocido, tampoco el recién nacido, sólo tiene que llorar y luego sonreír para aferrarse al existencia. Habla de estos y otros lenguajes precarios yolanda reyesestá en tu libroLos conoce bien, porque desde hace mucho tiempo cuida de infantes, niñas y niños que empiezan a hablar y contar historias, a construir esa historia que les da sentido a sus vidas.

Foto: (Cortesía Ibero León)

Michèle Petit dice que la literatura es la búsqueda de la voz materna. Debajo de poemas y cuentos queremos encontrar ese lenguaje original, los fragmentos que le faltan a nuestro ser. Yolanda maneja una idea cercana, el lenguaje como vínculo, la madre le dice a su bebé “ahorita me llego” y esas palabras son un objeto de transición, una franela a la que se aferra esa personita para soportar el vacío, la ausencia. Cuando crece, la persona lleva entre todo su lenguaje esas primeras palabras que le permiten continuar por la vida, avanzar con una velada promesa de reencuentro con la madre, algo que, en algún momento, ya no estará en el ámbito de la vida. posibilidad. .

PD Yolanda Reyes, ella no solo se ha preocupado por niñas y niños, cuida también palabraslos deja expuestos, como su abuela dejaba semillas para los pájaros, con la esperanza de que, como ellos, los lectores disminuyan la velocidad y se hundan en las páginas del libro.

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