En 1927 se celebró en Bruselas el quinto Congreso Solvay, que reunió a las personalidades más renombradas del mundo de la ciencia de aquel momento, ya que 17 de los 29 asistentes recibieron, en algún momento, el Premio Nobel.
Si observas detenidamente la fotografía tomada en ese evento, puedes ver a la gran mayoría de personajes masculinos como Niels Bohr, Albert Einstein, Max Planck y otros; pero también destaca la imagen de la ganadora del Premio Nobel de física y química, Marie Curie, como la única mujer entre los otros 28 personajes destacados.
Curie fue una de las pocas investigadoras que, en su época, y no fácilmente, logró reconocimiento en sus respectivos campos de estudio. Sin embargo, hubo muchos más cuyo trabajo fue pasado por alto a pesar de tener contribuciones trascendentes.
Uno de ellos es Hedy Lamarr quien, a principios de la década de 1940, junto con George Antheil, desarrolló un sistema de comunicaciones que permitía controlar misiles y evitar interferencias, gracias a sus cortos e irregulares tiempos de transmisión.
Posteriormente, con la revolución digital, este invento permitió implementar la transferencia de datos Wi-Fi, una herramienta que hoy es utilizada por millones de dispositivos móviles y cuyo valor de mercado, según estimaciones de Wi-Fi Alliance, en 2021 ascendió a a $ 3.3 mil millones. de dólares
A pesar de su prominencia, Lamarr no fue reconocida oficialmente por su trabajo hasta 1997, y nunca disfrutó del éxito financiero del mismo.
Casi cien años después de aquella importante conferencia, los espacios en ciencia e innovación siguen siendo asimétricos para las mujeres. El Informe Global de Brecha de Género 2022 del Foro Económico Mundial informa que la participación femenina en puestos de liderazgo en la industria tecnológica es solo del 24%.
Según un estudio de ONU Mujeres de 2020 sobre nuestra participación y la de las niñas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en 2018, solo el 35 % de las personas inscritas en dichos programas académicos eran mujeres; sumado a que, en 2019, la tasa promedio mundial de mujeres investigadoras fue solo del 29,3%.
El progreso y el desarrollo sostenible solo se pueden construir con un enfoque inclusivo; porque en nuestra diversidad es posible encontrar y sumar diferentes ideas y soluciones a los problemas sociales.
Al acercarse el Día Internacional de la Inventora y el Inventor, 9 de noviembre, hagamos visibles y reconozcamos a las mujeres que han revolucionado el mundo, mostrando sus trayectorias como, por ejemplo, las matemáticas Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, quienes, con sus cálculos hicieron posible el aterrizaje en la Luna.
Ellas y muchas más son fuente de inspiración para quienes estamos escribiendo la historia actual, y para que las niñas de este siglo XXI sigan sus pasos y se conviertan en las investigadoras, científicas, ingenieras, matemáticas y tecnólogas que quieren ser.
POR MARINA SAN MARTÍN REBOLLOSO
COMISIONADO INFOCDMX
@NAVYSANMARTIN
CAMARADA