Yo soy de los que piensa que México necesita un nueva constitución, pero veo el comportamiento, capacidad y compromiso de los actuales legisladores, senadores y diputados; el enjambre de intereses en juego, y cambiar de opinión. Mejor que nuestra Carta Magna se quede como está; que continúe de tiempo en tiempo, de sexenio en sexenio, reformándose de acuerdo con la visión del gobierno de turno y la correlación de fuerzas existente en cada legislatura.
En 2017, fue el décimo aniversario de la promulgación de nuestra constitución. Con motivo de esta fecha, se organizaron conferencias, se publicaron libros. Él Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República publicó, en colaboración con la UNAM, Cien Ensayos sobre los Cien Años de la Constitución de 1917, que apareció en cuatro tomos, un gran esfuerzo que lamentablemente debe estar en los almacenes de libreros y exsenadores o en las colecciones de las bibliotecas de la UNAM. Afortunadamente, también está en la página del Instituto.
La Constitución fue reformada alrededor de 700 veces, desde los sexenios que van desde Álvaro Obregón hasta Enrique Peña Nieto. Así lo afirmaba hace seis años la investigadora del Instituto de Investigaciones Histórico-Social (IIH-S)Ernesto Treviño Ronzón, en una de las pocas conferencias que se dieron sobre el tema.
Con la información disponible en el Cámara de DiputadosHagamos los cálculos. En sus últimos dos años, Peña Nieto reformó seis artículos constitucionales y un artículo transitorio.
En cuanto al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el Congreso de la Unión reformó 43 artículos y un transitorio de la constitución. Es decir; Para 2023, nuestra Carta Magna se ha modificado más o menos 750 veces.
En los sexenios de todos los presidentes, desde Álvaro Obregón hasta Andrés Manuel López Obrador, la Constitución ha sufrido algún cambio. ¿Cuáles son las consecuencias de este frenesí reformador?
La primera y más obvia. Si la Constitución de 1917 se viera en el espejo, no se reconocería a sí misma. Se convirtió en un compendio que recuperaba los principios de las constituciones de 1824 y 1857, la visión de las constituyentes de 1917.
Hasta ahora las cosas están bien. Donde lo que está mal es que sexenio tras sexenio, la Asamblea Permanente Constituyente, el Congreso de la Unión y las legislaturas estatales, adicionan, mediante escrituras, leyes generales. Artículos convertidos en leyes reglamentarias, como el artículo 41, en materia electoral.
En algunos aspectos han relegado el texto constitucional a cuestiones prácticamente reglamentarias. En resumen, las reformas constitucionales han sido un desastre por visiones inmediatas, moda o correlación de fuerzas.
Las cosas seguirán así, modificando la Constitución de vez en cuando, porque eso es lo que conviene a todas las fuerzas políticas. ¿Cuánto sabemos los mexicanos sobre su Constitución? ¿Has leído la Constitución? ¿Qué artículos recuerdas? Sería un buen ejercicio responder honestamente a estas preguntas. Eso es lo que pienso, ¿qué piensas tú? La política es bronce.
Por Onel Ortíz Fragoso
@onelortiz
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