En los últimos dos años, China ha utilizado algunas de las medidas más estrictas del mundo para mantener alejado al Covid-19 y ha logrado mantener las cifras bajas durante mucho tiempo. Pero a medida que Omicron plantea el mayor desafío desde el comienzo de la pandemia, el país parece más encerrado en su propia fórmula.
Beijing ha señalado repetidamente a los países occidentales donde el virus ha proliferado como ejemplos de advertencia. Pero a medida que la variante Omicron se propaga dentro de China antes de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing de 2022 en febrero, se está asentando una realidad incómoda: la capacidad del país para mantener a raya el virus ha significado bajos niveles de inmunidad natural. Las tasas de vacunación son altas, pero la eficacia de las vacunas chinas contra Omicron sigue en duda.
Fuente: WSJ