La ciberseguridad en México es un tema que ha sido ignorado tanto en el sector privado como en el público. Este rezago se observa en que el 90% de las dependencias en nuestro país carecen de elementos para protegerse de un ciberataque y solo el 10.2% cuenta con un plan de respuesta a incidentes. Estos datos deben alarmarnos si tenemos en cuenta que México es uno de los países de América Latina que más sufre el cibercrimen y estamos entre los seis países de la región con mayor cibervulnerabilidad, según el Índice Global de Ciberseguridad de la International Unión de Telecomunicaciones de la Organización de las Naciones Unidas.
Si bien se han realizado esfuerzos para remediar este contexto, las empresas e instituciones públicas mexicanas enfrentan amenazas a la seguridad de su información por parte de ciberdelincuentes cuya estrategia se enfoca en cubrir dos frentes, el daño directo a la infraestructura y la ingeniería social.
Con base en esto, Metabase Q, la empresa líder en ciberseguridad en Latinoamérica, invita a las organizaciones a no bajar la guardia y mantenerse informadas y actualizadas sobre las últimas tendencias en ciberseguridad e investigación contra amenazas, así como fortalecer su infraestructura con servicios como Zero Trust Architecture (ZTA), que reemplaza la confianza implícita con niveles de riesgo y confianza evaluados continuamente, en función de la identidad y el contexto que se adapta para optimizar el riesgo de la postura de seguridad. Esto significa que la confianza debe ser explícita y que cualquier solicitud de acceso a un recurso ZTA requiere un cálculo de riesgo. El acceso solo se otorga cuando el riesgo calculado es menor que el valor de extender el acceso.
En cuanto al factor humano, la formación o el reciclaje, según los casos, es fundamental para cualquier organización y debe estar respaldado por la correcta implantación de políticas y protocolos de ciberseguridad.
Sabemos que cualquier implantación supone una inversión, sin embargo, el hecho de no llevarla a cabo sale más cara. Solo en 2022, a nivel mundial, el delito cibernético le costó a las empresas un promedio de $ 4,35 millones por año, según el informe Cost of a Data Breach, realizado por IBM, y se espera que esta cifra crezca un 144% este año. . Además, el dinero no es lo único que se pierde, el 24% de las empresas atacadas el año pasado no pudieron recuperar su información encriptada, ni siquiera después de pagar el rescate solicitado por los ciberdelincuentes, por lo que los efectos económicos son solo una parte de todas las implicaciones y interrupción de operaciones sufrida por la organización.
Este 2023 partimos de una base segura con las mejores herramientas del mercado para lograr un futuro mejor.
Por: Bianca M Santos
@MetabaseQ
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