El decreto firmado por el presidente buscará regular el cambio de la matriz energética y otros aspectos como la justicia ambiental, la deforestación y la educación.
La Primera Ministra Mirtha Vásquez, presente en la ceremonia, indicó que la empresa Repsol se comprometió a entregar un cronograma de limpieza, incorporar a pescadores artesanales en las tareas de limpieza en las playas y entregar canastas de alimentos a las familias afectadas. La parte norte de la costa de la capital, donde ocurrió el derrame, está compuesta en su mayoría por secciones pobres. La parte sur alberga áreas en su mayoría prósperas que no se han visto afectadas.
Vásquez también señaló que Naciones Unidas enviará un equipo de expertos en desastres ambientales que asesorará a Perú para enfrentar el derrame de petróleo que el gobierno calificó como el «peor desastre ecológico… de los últimos tiempos» en la capital.
El terrible derrame no es el primero en Perú, pero al haber ocurrido en la capital tiene más cobertura. Entre 2000 y 2019 ocurrieron 474 derrames de petróleo en la Amazonía peruana, provocando más de 2.000 sitios contaminados y perjudicando a miles de indígenas peruanos, según un conteo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos con datos oficiales.
Los indígenas se han quejado durante 20 años, pero todos los gobiernos hicieron oídos sordos a los reclamos.
La mañana de este jueves, el Ministerio de Salud recomendó no acudir a 21 playas del litoral del Pacífico afectadas por la contaminación porque existe un «grave riesgo para la salud» de quienes acuden y pidió a las autoridades municipales restringir el uso de estas áreas hasta su finalización. remediación
Varias de esas playas contaminadas, incluidas Las Conchitas y Miramar, brillaron el jueves con decenas de residentes de barrios pobres cercanos que habían sido contratados para recoger la arena manchada de petróleo y colocarla dentro de bolsas de plástico negras.
Peruanos del barrio Pachacutec dijeron a The Associated Press que fueron recogidos por autobuses cerca de sus casas muy temprano y transportados varios kilómetros hasta playas contaminadas. La señora Francisca Quispe, de 48 años, indicó que aún no sabían cuánto les iban a pagar por cada día. Ella y sus vecinos vestían trajes blancos, botas y guantes para recoger el petróleo.
Cinthia Balta, de 25 años, quien anteriormente trabajaba alquilando sombrillas en la playa, recordó que desde 2020 el negocio ha disminuido por la pandemia del nuevo coronavirus. “Este año que era nuestra oportunidad de trabajar, de mejorar, por culpa de esta empresa (Repsol) nos ha arruinado el negocio porque ha llenado de petróleo la playa”, dijo la mujer que ayudaba a recoger el crudo.
El muelle de pesca junto a la playa Ancón estaba casi vacío. Varios pescadores vendieron sus productos a precios muy bajos. Pedro Villafuerte dijo que el jurel (Trachurus murphyi) y la caballa (Scomber japonicus) terminaron. Cinco kilos de estos pescados, que en tiempos normales valen unos cinco dólares, se vendían a medio dólar. “Nadie quiere comprar. Por eso hay que rematarlo, para que no se pudran”, dijo malhumorado, atribuyendo su desgracia a la contaminación.
“Somos 800 socios, 800 pescadores afectados, 800 familias, los señores no trabajan porque el mar está contaminado”, dijo Gregorio Pacheco, uno de los líderes del gremio de pescadores de Ancón mientras observaba el mar donde había muchas lanchas que no tenían salido a pescar.
El derrame se había extendido el jueves por más de 5 kilómetros en la costa del país que tiene algunos de los mares más ricos del mundo. El Pacífico frente a la costa de Perú tiene abundante fitoplancton que alimenta a varias especies, incluido un pequeño pez llamado anchoveta, a partir del cual se produce harina de pescado, que a su vez sirve de alimento para los peces de piscifactoría frente a las costas de China.
Las autoridades indican que un barco de bandera italiana derramó el sábado 6.000 barriles en el Pacífico frente a la refinería La Pampilla, gestionada por la española Repsol. En los últimos días, activistas ambientales han recolectado aves marinas manchadas de aceite o muertas.
La empresa niega cualquier responsabilidad y dijo que el derrame ocurrió luego de que, tras consultar a la Marina, esta institución no diera ninguna alerta de tsunami y que por ello, el buque siguió descargando petróleo a su refinería y que posteriormente una ola provocó el desastre.
El país sudamericano ha pedido a Repsol que indemnice de inmediato los daños que ha afectado a la fauna y flora marina peruana así como a cientos de pescadores y sus familias que han perdido su trabajo.
La erupción del sábado en Tonga provocó olas en Perú, el mar salió en una playa e inundó restaurantes, mientras que en otra playa dos mujeres murieron arrastradas por las olas.