El Barça de Roger Grimau todavía parece tener poca grasa.
Hay desequilibrios en los mecanismos y el plantel, magnífico en su mezcla de jugadores y hombres altos, y niños prometedores y veteranos, juega a trompicones, a veces con la ayuda de Brizuela, a veces con la ayuda de Parker.
A veces, al Barça le cuesta trabajo donde, supuestamente, no juega, por ejemplo en el campo del Palencia (esta semana, los blaugrana habían tenido que recurrir a la prórroga para superar ese supuesto trámite), a veces se queda estancado definitivamente y no No juegues. Casi nunca se encuentra, como ayer en el campo madrileño, donde se disputaba el clásico de la Liga ACB.
El Madrid tampoco ofreció la mejor de sus versiones: ha ido demasiado lejos en su apego a la triplismoCuestión que saca de quicio a su entrenador, Chus Mateo, pero su abanico de recursos parecía más efectivo este domingo, incluso en ausencia de Tavares, el gigante que se encontraba de baja por una infección respiratoria.
Sin Tavares en pista, el juego interior blanco quedó en manos de Vincent Poirier.
Roger Grimau, técnico del Barça, este domingo en WiZink
El pívot francés no ha fallado: ha sumado 22 puntos, recogido ocho rebotes y ha firmado dos asistencias. Y la consecuencia de todo ello es que el Madrid se ha puesto líder de la Liga ACB, de la mano del sensacional Girona Bàsquet y el UCAM Murcia, todos con tres victorias en tres partidos.
Poirier se llevaba bien con todos, con Campazzo y con Sergio Rodríguez, y cada una de sus acciones ofensivas ha sido un mazazo para las torres azulgranas, casi siempre desbordadas por los mates, los callejón-oop y el recoger y rodar de los franceses, una catarata soberbia de recursos técnicos que provocó que el Barça estuviera casi siempre un paso por detrás de los blancos.
RAM
Las acciones de Poirier, que sumó 22 puntos y ocho rebotes, fueron un mazazo para las torres azulgranas
Entre los blaugrana, Laprovittola intentó resolver las cosas a su manera, pero no acertó ni con la fórmula ni con la ejecución. No le acompañaron Satoransky, Jokubaitis o Abrines, que se desdibujaron este domingo, y tampoco Willy Hernangómez en el poste bajo, nada parecido a aquel Willy Hernangómez que años atrás vestía de blanco.
“Hay que olvidar, aprender y mejorar”, lamentó Grimau nada más finalizar el partido.
Girona Bàsquet: tres duelos, tres éxitos
En Granada, el Girona Bàsquet sigue los pasos de su vecino de la ciudad, el Girona FC: ambos siguen siendo la revelación del año, cada uno en su disciplina. Marcos (16), Iroegbu y Djordjevic (ambos con 12) han mantenido a raya a su anfitrión, el Covirán Granada (91-102) y han permitido a los gerundenses sumar su tercera victoria en sus tres partidos de Liga ACB. En Badalona, el base Andrés Feliz (23 puntos y 5 asistencias) lideró la victoria del Joventut ante el Dreamland Gran Canaria (89-75), que acabó sufriendo su segunda derrota consecutiva. Tomic (17 puntos) y Andrews (11) escoltaron a Andrés Feliz. En su visita a Lugo, el Manresa consiguió hacerse con la victoria en la prórroga (85-89).
Entre la deriva de los blaugrana, creció Poirier.
De principio a fin fue el faro blanco, factor necesario en el primer tramo (cuando Musa se empeñó en lanzar triples absurdos e intentó acciones aún más absurdas), y exhibición en el último cuarto, cuando el Barça ya se había resignado a su suerte. .

Los blaugrana Laprovittola y Campazzo, en Madrid
“Poirier se lleva muy bien con todos en el recoger y rodar y encima ha pivotado”, celebró Chus Mateo, técnico blanco.
Las acciones de Poirier escondieron el lío blanco, un intento desafortunado de tirar todo tipo de triples cuya consecuencia fue, paradójicamente de la vida, bochornosa para el Barça: los blaugrana no cerraron la puerta y los blancos tuvieron un abanico de segundas y terceras oportunidades.
Resignación
“Hay que olvidar, aprender y mejorar”, lamentó Grimau; los azulgranas parecen desengrasados
“No tiramos bien, pero tuvimos mucha intensidad, todos se metieron en el partido”, afirmó el técnico blanco.
Ahí es donde se coló Poirier.
Salvo un ligero destello en el segundo cuarto, cuando Brizuela aún mantenía el estilo blaugrana, el Madrid siempre estuvo por delante en el marcador, con ventajas que oscilaban entre los diez y los catorce puntos, un margen de seguridad que le permitía correr por delante. el juego sin demasiados problemas.
En ese tramo final, Campazzo y Llull se sumaron al festival de Poirier, y sus aportaciones mantuvieron a raya a los blaugrana, casi siempre con una desventaja de dos dígitos, no miréis el balance final porque parece compensado.
Real Madrid, 86 – Barça, 79
Ficha de datos
Real Madrid: Campazzo (17), Abalde (2), Musa (13), Diagne (9), Yabusele (3); Causeur (0), Llull (9), Sergio Rodríguez (0), Poirier (22), Ndiaye (2), Hezonja (5), Rudy Fernández (4).
Barça: Laprovittola (2), Satoransky (5), Kalinic (4), Parker (7), Vesely (6); Jokubaitis (12), Brizuela (14), Da Silva (2), Willy Hernangómez (4), Abrines (3), Nnaji (8), Parra (5).