
Sin que se hayan obtenido pruebas concluyentes durante casi ocho años, el controvertido ex líder del sindicato de trabajadores marítimos, Omar «Caballo» Suárez fue sobreseído en la investigación en su contra por presunto lavado de dinero y contrabando.
En 2016, El Caballo había sido denunciado por la interventora del sindicato SOMU, Gladys González, quien luego fue elegida senadora bonaerense por Cambiemos en 2017.
González acusó a Suárez y a otras personas vinculadas a él de presuntas maniobras de lavado de dinero a través de dos empresas, Maruba y Mercantes SA, que según la acusación fueron utilizadas por el sindicalista para trasladar los sobornos y pagos que exigía a las navieras a cambio de » paz social» en las aguas: el SOMU llevó a cabo decenas de huelgas que costaron millones a los buques que no pudieron operar con normalidad durante aquellas protestas.
El procesamiento de Suárez, ordenado por el juez Rodolfo Canicoba Corral en 2019, se había basado en dos pericias: una de contabilidad sobre los libros de Mercantes SA y otra de caligrafíasobre un documento supuestamente encontrado por el sindicato en una caja fuerte de la sede.
Pero esa medida fue apelada ante el Tribunal Federal, ya que los resultados de las pericias no habían sido concluyentes, es decir, no presentaban «el grado de certeza necesario» para justificar por sí solos una acusación penal. Los camaristas revocaron el procesamiento del sindicalista.
Se encargó entonces un nuevo trabajo, más amplio y profundo, cuyas conclusiones ahora se conocen. Y fueron aún más frustrantes.
Más habilidades, la misma incertidumbre
Para el fiscal Gerardo Pollicita, «a pesar del tiempo que tomó y la recolección de pruebas que se requirieron para ello – de hecho durante el proceso de elaboración del estudio, no hubo acuerdo entre todos los peritos que participaron, lo que provocó la presentación de informes por separado». finales-, El peritaje contable no despejó la incertidumbre indicado por la Cámara respecto de la forma en que se habría producido la compra de dichas acciones (Aún hoy no sabemos si se pagó y, en caso afirmativo, cómo.); Tampoco contamos con otros elementos que nos permitan sostener con el grado de certeza que impone esta instancia, la hipótesis inicial de la Fiscalía -que se pagó en efectivo- respecto de esa compra, por sobre aquella otra postulada por las defensas cuando introduciendo en sus defensas la teoría de la constitución de la prenda con usufructo.»
El fracaso es total.. «Nos encontramos ante las mismas posiciones contrapuestas que fueron mantenidas desde el principio por la Fiscalía y por la defensa de los imputados», afirma en su resolución el juez Daniel Rafecas, sustituto del jubilado Canicoba Corral.
En resumen: con información contradictoria sobre los verdaderos dueños de la empresa Mercantes SA cuando compró parte de la firma Maruba, el fiscal decidió desistir de la acusación. No se puede probar el delito, pero tampoco su inexistencia..
El fiscal también tuvo en cuenta la absolución de Caballo Suárez y los demás imputados por asociación ilícita, pese a que el fiscal del proceso apeló ante la Casación Federal.
«De esta manera, la continuación del proceso implicaría una grave afectación al derecho de todo imputado a obtener un fallo que defina su situación procesal en un plazo razonable; al mismo tiempo, significaría un derroche jurisdiccional innecesario en el contexto de un caso que, cabe recordar, “lleva más de siete años en trámite”.
Hay detalles embarazosos. Los peritos caligráficos concluyeron que la firma de Suárez en el documento supuestamente encontrado en la caja fuerte del sindicato Es falso, pero también era falso. la firma del sindicalista en los papeles con los que sus abogados intentaron desmentir los datos de dicho documento.
«En este sentido No se ha podido acreditar el papel de Enrique Omar Suárez dentro de la red criminal aquí investigada., cuestión fundamental ya que -más allá de que las firmas atribuidas al señalado hayan sido garantes de «nuevos negocios» y de «paz social»- es a él a quien se le atribuye principalmente la comisión del delito precedente que habría han servido con base en la maniobra de lavado de activos compuesta por la compra inicial del 20% de las acciones del grupo Maruba a través de Mercantes SA y la posterior recuperación de la mitad de dicho paquete accionario por parte de la familia Rodríguez a través de las cartas de oferta en cuestión; «por lo que la nulidad de la firma de Suárez en estos documentos constituye un impedimento para el avance de la investigación», admite la resolución judicial, citando al fiscal.
El análisis técnico de diez peritos contables y cuatro peritos calígrafos no permitió emitir «conclusiones determinantes que aclaren las dudas generadas en torno a los aspectos centrales de la acusación».
Como corresponde en todo sistema republicano, «el estado de duda nunca podrá interpretarse contra los imputados», por lo que Pollicita solicitó el sobreseimiento de todos los imputados, firmado esta semana por Rafecas: Enrique Omar Suárez, Juan Manuel Medina, Jorge Antonio Suárez, Gustavo Rodríguez Vázquez, Eduardo Héctor Rodríguez Vázquez, Fernando Rodríguez Vázquez, Samuel Rodríguez Vázquez, Juan Manuel Ondarcuhu, Aldo Norberto Principi y Mariano Barberá.