En septiembre de 2002, Roberto Lavagna era ministro de Economía y estaba negociando un acuerdo con el FMI. Argentina acordó omitir el pago del vencimiento de 805 millones de dólares al Banco Mundial a cambio de un compromiso de llegar a un acuerdo en 2003. El ministro imploró al gobierno ya la oposición que lo aceptaran. «El consenso político es el principal reclamo del Fondo», solía decir Lavagna..
Guzmán enfrenta el mismo desafío casi 20 años después. Esta semana, indicó que ha avanzado en el desarrollo del programa que dará forma al contrato de Instalaciones Ampliadas y es una buena noticia. Pero la pierna política que apoyará estas cifras, que implican reformas (el acuerdo de Facilidades Ampliadas implica un período de diez años) es menos clara. El FMI no está de acuerdo solo con el Ejecutivo, sino con un país, por lo que las demás ramas deben tener la misma orientación. Y eso es algo difícil de saber hoy en Argentina. El FMI lo tiene claro.
El caso de Lavagna 2002 podría ser el ejemplo a seguir para Guzmán, un ministro que pospuso el pago adeudado al FMI y firmó un acuerdo un año después (con Néstor Kirchner). En el gobierno, una voz calificada al momento de hacer esta comparación, comenta que esa decisión de aplazar fue acertada porque la economía se estaba recuperando y es mejor firmar un acuerdo con resultados.
Pero, a diferencia de Lavagna, esta vez el ministro tendrá que aprobar el acuerdo con el FMI en el Congreso. Ahora bien, ¿cómo espera conseguir el apoyo de la oposición si el oficialismo interpuso una demanda por la deuda que asumió el gobierno de Mauricio Macri con el FMI y ayer mismo salió a cruzar en Twitter el propio Guzmán? El propio ministro institucionalizó la exigencia de consenso político que ahora parece atacar. Sin mencionar, por diversos motivos, que tanto Cristina Kirchner como Macri atacan al FMI. El primero porque ayudó a su principal oponente. El segundo porque la agencia le prestó dinero, pero ató las manos del Banco Central.
Marina Dal Poggetto, directora de Eco Go, advirtió en 2019 que la estrategia de Cambiemos de profundizar el grieta como estrategia electoral, era un riesgo en un esquema de dólar libre y tenía razón cuando Macri tuvo que colocar las acciones después de PASO.
El gobierno ahora tiene acciones, pero la demanda de dólares no debe subestimarse si no hay un acuerdo con el FMI. Ayer, el ministro dijo que usó dólares para recomprar bonos. Habrá que ver cómo continúa esta operación. Pues de repente economistas como Fernando Marull, entre otros, afirmaron en un tuit que la información pública del Banco Central es al menos poco clara. ¿Y qué hará ANSeS? Guzmán habló sobre el sector público consolidado. Alguien puede solicitar detalles sobre el comercio de bonos. El ex presidente del Banco Central, Guido Sandleris, dice que es «imposible» saber lo que dice Guzmán y que «dada la intervención del gobierno en los mercados de bonos, más transparencia sería bueno». Las consecuencias de la disrupción no son solo políticas. También pueden afectar al dólar o al futuro acuerdo con el FMI.
Noticia de Argentina