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Aunque lleva como bandera su «soberanía estratégica», la Unión Europea no puede dejar de comerciar con las grandes potencias, especialmente con Pekín.
La pandemia y luego la agresión militar rusa contra Ucrania demostraron a Europa que peligrosamente dependiente de potencias extranjeras no siempre dispuestas a colaborar.
Al comienzo de la crisis del covid-19, el canciller europeo Josep Borrell confirmó que en los 27 países de la Unión Europea no se producía ni un solo gramo de paracetamol.
La dependencia de los hidrocarburos rusos, especialmente del gas natural, era flagrante. Alrededor del 40% del gas utilizado por Europa procedía de Rusia.
En el último año, mientras Moscú cerró el grifo a varios países como castigo por su apoyo a Ucrania, la búsqueda de otras fuentes de petróleo y gas ha sido el centro de atención.
La respuesta teórica fue el nacimiento del concepto de “soberanía estratégica”. La Unión Europea debería, de acuerdo con esta idea, ser menos dependiente de terceros países, al menos para insumos y productos esenciales.
Tal “soberanía estratégica” teóricamente podría lograrse de dos maneras. La primera sería la más clásica, una autarquía que, al menos en aquellos productos de primera necesidad, organizaría Producción europea de bienes considerados estratégicos. La segunda sería la diversificación de proveedores comerciales para no depender de unos pocos o de uno.
La solución probablemente vendría de una combinación de ambos. Europa tuvo que recuperar la producción que había abandonado pero también diversificar. El papel lo soporta todo pero la realidad es muy diferente y las dependencias comerciales, especialmente China, son inmensas.
importaciones vitales
Un informe del think tank económico ‘Bruegel’ cuenta cómo la Comisión Europea publicó en 2021 y 2022 dos informes sobre dependencias europeas y capacidades propias. Ese informe identificó 137 productos para los que la Unión Europea depende en gran medida de las importaciones, especialmente chino.
Son bienes que necesitan mucha energía para ser producidos, productos del sector salud y artículos para la industria más tecnológica. El informe ‘Bruegel’ señala que “la creciente concentración de fuentes de importación de muchos productos se debe al auge de China”.
¿Qué dicen los informes de la Comisión Europea? Que las importaciones están muy diversificadas y que el nivel de concentración en ciertos proveedores apenas se ha movido en una década.
Bruegel saca conclusiones más pesimistas porque en lugar de 137 productos, examina los datos de importación de 6.887 productos importados por países europeos entre 2001 y 2022.
Utilizando un indicador de diversificación de importaciones conocido como el ‘Índice Herfildahl-Hirschman’, concluye que a pesar de que algunos productos esenciales (semillas de hortalizas) se importan de muchos proveedores diferentes, las importaciones europeas se han concentrado en las últimas dos décadas en un número cada vez menor número de proveedores.
El 24 de noviembre de 2021, el Parlamento Europeo aprobó un informe sobre «Una estrategia europea para las materias primas fundamentales». Entre otras cosas, en su elaboración se recordó que la oferta mundial de tierras raras, imprescindibles para la producción de baterías de automóviles, por ejemplo, está en un 86% en manos de China.
La Comisión Europea debe presentar su propuesta legislativa sobre materias primas críticas este mes de marzo. El objetivo es reducir la dependencia de países no democráticos (China, Rusia y otros) y estimular la producción europea.
Bruselas, especial
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