¿Por qué jugar es cosa seria?

Piedra, papel o tijera… una expresión que solemos utilizar y hemos transmitido de generación en generación para llegar a un acuerdo o elegir la mejor opción. Intercambios de risas, lazos importantes, complicidades y un sinfín de gratos recuerdos tenemos que asociar a esta expresión. Lo mismo puede ocurrir al pensar en jugar, actividad que se produce de forma espontánea y natural.

El juego es la forma más accesible para que un niño comparta su mundo interior con nosotros, exprese sus experiencias, revele sus habilidades motrices, cognitivas, del lenguaje y socioemocionales, y practique cada una de ellas. Esta actividad evoluciona desde los primeros meses de vida y se vuelve cada vez más compleja según el crecimiento.

Según el crecimiento de un niño, sus juegos cambian y evolucionan; inicialmente exploran su entorno a través de sus sentidos, observan colores, comparan formas, sienten texturas, tienen contacto con aromas. Basta observar sus gestos, escuchar risas o llantos para notar las primeras expresiones de agrado o desagrado.

Desde los primeros meses de vida, un bebé es capaz de recoger un objeto y manipularlo con sus extremidades. Estos movimientos estimulan habilidades durante su desarrollo y lo preparan para lograr actividades cada vez más complejas como la adquisición de la escritura, o la habilidad de tomar una cuchara y usarla al comer.

Es fascinante pensar cómo una criaturita que busca moverse por un lugar determinado para alcanzar un objeto, como una pelota, un muñeco, va poniendo en práctica nociones del espacio que lo rodea. La misma capacidad que se requerirá, a lo largo de la vida, para desplazarse correctamente a un lugar deseado.

En una etapa temprana de la vida, el juego suele ser una actividad individual que toma forma gradualmente y se acerca más a representar sus pensamientos y experiencias. Al estar cerca de la vida de un niño o una niña, podemos observar que en más de una ocasión buscan representar a un bombero, un policía, un médico, aa) maestro o la profesión con la que en el momento se desea expresar, te identificas.

Infancia e imaginación casi siempre van de la mano. Con la evolución del pensamiento, se da paso al “juego simbólico”, que permite la capacidad de crear a través de la fantasía escenarios similares a los de la realidad, utilizando sábanas para crear la casa de tus sueños, o bien, un par de cojines para construir. el barco más grande del mundo.

El juego, poco a poco, pasa de ser una actividad individual a una mayoritariamente compartida, donde la interacción social comienza a visualizarse con mayor claridad a través de intercambios con otros pequeños del mismo o diferente sexo. Los niños y niñas pasan de disfrutar explorando individualmente a preferir un juego donde se adoptan roles y se siguen reglas, donde sabemos que las reglas y los roles son parte de la vida cotidiana cuando se vive en sociedad.

Es así como una actividad tan placentera como el juego aporta grandes beneficios a los individuos. Por lo tanto, es útil, valioso y conveniente pensar que jugar es un asunto serio en el desarrollo motor, cognitivo, del lenguaje, así como socioemocional de los niños y niñas.

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