Por qué los flujos de capital privado en la UE siguen siendo lentos

El escritor es economista jefe de Emea en S&P Global Ratings

Este año se cumplen 30 años del mercado único europeo. En muchos sentidos, ha sido un éxito y ha impulsado un crecimiento económico significativo en toda la región. Sin embargo, todavía no es una unión económica plena. La unión de la banca y los mercados de capital aún está incompleta, y esto está frenando a la UE.

Como resultado, la libre circulación de bienes y trabajadores en el bloque no está siendo acompañada por la libre circulación de capitales. Los datos muestran que los flujos de capital privado a través de las fronteras dentro de la UE no han aumentado desde la crisis financiera mundial, con reclamos financieros transfronterizos que representan casi el 100 por ciento del producto interno bruto de la UE en 2022, al igual que en 2007.

Además, esta inversión privada, impulsada por el ahorro privado, no está llegando a las zonas que realmente lo necesitan. Los flujos de capital se están moviendo hacia el norte y el centro de la UE, ya que los inversores perciben que el riesgo en el este y el sur de Europa es demasiado alto, a pesar de los mejores rendimientos potenciales.

En 2022, los países del sur de Europa recibieron aproximadamente 50 puntos porcentuales menos de financiación de otros países europeos que en 2008. El crecimiento de los fondos de ahorro domésticos en toda Europa parece contradecir esta imagen.

¿Por qué es esto un problema? El este y el sur necesitan inversiones para ponerse al día con el resto de la UE. Sin esa inversión, la UE no obtendrá todos los beneficios de su mercado único. La situación actual también limita la capacidad del bloque para responder a los choques externos, ya que la unión sigue fragmentada financieramente. Con algunos países europeos mirando al barril de una recesión, es más importante que nunca que la unión sea resistente a los impactos.

Hay dos formas en que la UE puede resolver este dilema financiero.

Primero, podría llenar la brecha de inversión privada con subsidios públicos, similar al plan de recuperación pospandemia Next Generation EU. Los datos muestran que una mayor inversión pública en las regiones en desarrollo puede mantener el apetito de los inversores privados, aunque hasta el momento hay evidencia contradictoria que sugiere que se puede aumentar.

Sin duda, los años de financiación de la cohesión y el desarrollo regional han fomentado el crecimiento económico en el sur y el este de la UE, pero apenas han mejorado la percepción de riesgo de los mercados de capital allí, ya que los activos financieros dentro de la UE se han estancado desde la crisis financiera mundial. Por lo tanto, para apoyar el desarrollo de estas regiones y garantizar que el bloque sea resistente a nuevos impactos, se necesitará más financiamiento público. El norte y el centro de la UE soportarán este costo: su escala es difícil de cuantificar y, para los líderes nacionales, será políticamente impopular.

Alternativamente, la UE puede decidir completar su unión bancaria y de mercados de capital. Esto aumentaría el riesgo compartido privado, facilitando la distribución de fondos de capital privado a los países que lo necesitan. Ayudaría a los países más pobres de la UE a evitar volverse cada vez más dependientes de las transferencias públicas y también es una solución más barata.

Hay evidencia de que la UE puede aprovechar el riesgo compartido privado dentro de su marco original de unión bancaria y de mercados de capital. Si bien la financiación de bonos y los préstamos bancarios a los países del sur de la UE han disminuido sustancialmente (en 50 puntos porcentuales del PIB de las naciones del sur desde la crisis mundial, según nuestros cálculos), las acciones transfronterizas han sido una fuente de financiación mucho más estable. Lamentablemente, las acciones transfronterizas también son la fuente de capital más marginal. El capital transfronterizo invertido en las economías del sur de la UE representa menos del 7 por ciento del PIB de esos países. Por tanto, la unión de los mercados de capitales, cuyo objetivo es promover la financiación mediante acciones, es una sabia elección política.

El auge de Luxemburgo e Irlanda, ambas pequeñas economías en términos del PIB de la UE, como centros de fondos transfronterizos, es otra señal de esperanza. Gracias a un marco legal y regulatorio competitivo, Luxemburgo se ha convertido en el principal lugar de Europa para organismos de inversión colectiva en valores mobiliarios (UCITS) y fondos de inversión alternativos, con una cuota de mercado del 27 por ciento, por delante de Irlanda (19 por ciento).

Por supuesto, completar una unión bancaria y de mercados de capitales no es fácil. Ya hemos avanzado, pero necesitamos avanzar antes de la próxima crisis. Cuanto menos avancemos entre ahora y la próxima crisis, más probable será que la participación pública en el riesgo tenga que aumentar para absorber ese impacto.

Si hay otra crisis, los gobiernos de las naciones de la UE podrían enfrentarse a una dura elección. Invertir más dinero público para proporcionar estímulos fiscales y monetarios para apoyar las frágiles economías del bloque. O hacer que funcione la unión de la banca y los mercados de capitales. La estabilidad y la prosperidad de la UE se basan en tales mejoras.

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