La detención del exsecretario de Seguridad Pública de la Capital Federal de Brasil, Anderson Torres, aparece como uno de los capítulos más significativos en el intento de despejar la antecedentes de electores y organizadores del golpe de Estado contra los edificios federales en Brasilia, el pasado domingo ocho.
Torres, ex policía y ex ministro de justicia en el gobierno de Jair Bolsonaro, sería un pieza clave de lo que aquí se considera como una clara conspiración del ex gobernante contra las nuevas autoridades nacionales encabezadas por Lula da Silva.
La detención del exfuncionario fue ordenada por el juez de la Corte Suprema de Justicia, Alexandre de Moraes, debido a que ese violento día estaba a cargo de la Seguridad de la capital y habría organizado algún tipo de protección para facilitar el movimiento de los atacantes.
Un dato llamativo es que el escuadrón de soldados especializados que debía resguardar las sedes del Ejecutivo, la Corte y el Parlamento, fue misteriosamente reducida que facilitó la barbarie.
El propio Lula da Silva denunció públicamente que la puerta de entrada al palacio de gobierno no sufrió daños, es decir que Alguien abrió a los alborotadores desde adentro. que marcharon desde el campamento apostado frente al cuartel general del Ejército hasta el explanada dos ministeriosel sitio más estratégico y sujeto a mayor vigilancia en la ciudad.
Nadie los detuvo en ese largo camino. El asalto había sido coordinado en las redes, pero la seguridad no se multiplicó como prevención, sino todo lo contrario.
Moraes también ordenó la detención del excomandante de la Policía Militar de la capital, Fábio Augusto Vieira, también por un hecho probado complicidad con los atacantes.
El jefe de ambos, el gobernador de Brasilia, Ibanes Rocha, fue destituido temporalmente por sospechas de que también facilitó el movimiento de los bolsonaristas. El presidente aceptó pasivamente esta disposición, asegurando que su plan de contención fue saboteado, pero no dio más detalles.
El juez De Moraes denunció que «la omisión y colusión de varias autoridades en materia de seguridad e inteligencia fueron demostrado por la ausencia de vigilancia policial necesario, especialmente por el Comando de Choque de la Policía Militar del Distrito Federal».
Agregó en su carta, entre otros delitos, «la autorización para que más de 100 autobuses ingresen libremente a Brasilia, sin ningún tipo de vigilancia policial, aunque es un hecho notorio que practicaría actos violentos y antidemocráticos».
También el inercia total en el cierre del campo criminal frente al Cuartel General del Ejército aun cuando era evidente que el lugar estaba infestado de terroristas, quienes incluso tenían ordenadas sus detenciones temporales y preventivas”.
Torres, que se encontraba de vacaciones en Orlando, ciudad norteamericana donde Bolsonaro tiene su residencia provisional, fue detenido al llegar al Aeropuerto Internacional Juscelino Kubitschek de Brasilia, a bordo de un avión de la empresa Gol que llegó con una hora de retraso. Él era puesto en prisión preventiva por tiempo indefinido.
El exfuncionario es muy complicado. En su casa se encontró un proyecto de decreto que el expresidente debía firmar ordenando la intervención del juzgado de De Moraes y anuló los resultados de las elecciones.
Había asumido la Secretaría de Seguridad capitalina el día 2 y de inmediato se fue de vacaciones.
Torres había sido designado Ministro por Bolsonaro en marzo de 2021, con la salida del entonces titular de cartera André Mendonça al Supremo Tribunal Federal.
Anteriormente, tuvo responsabilidad en la Policía Federal en el área de represión al narcotráfico. También ocupó un cargo en la Legislatura como jefe de seguridad del diputado Fernando Francischini, inicial y ferviente aliado de Bolsonaro.
También se destaca por tener saboteado una disposición que facilitó el sufragio de los vecinos pobres para que acudieran a los centros de votación sin pagar el billete de transporte.
La Policía de Carreteras, supervisada por Torres, ordenó un intenso operativo para inspeccionar los buses que parado durante horas en el arcén de las carreteras, especialmente en el noreste del país, zona de mayoría PT, para que el pueblo no emitiera su voto. Fue un escándalo en la segunda vuelta de las elecciones.
Torres también operó contra las máquinas de votación electrónica. Fue llamado a declarar después del diario Folha de São Paulo reveló su intento de utilizar a especialistas de la policía para generar supuestas pruebas contra las urnas a pedido de Bolsonaro.
Brasília. La entrega especial