¿quién tiene las carpetas con los datos de los jueces que condenaron a Cristina?

La investigación sobre una presunta red de espionaje ilegal, denunciada esta semana por el fiscal Gerardo Pollicita, partió de la hipótesis de la “posible existencia de una organización criminal que, de manera coordinada y sostenida en el tiempo, habría realizado un conjunto de acciones encaminadas en violar las comunicaciones telefónicas y electrónicas de distintos magistrados y funcionarios del Poder Judicial de la Nación”. En la justicia entienden que el caso involucra una importante gravedad institucional.

Esa estructura criminal operaba con dos eslabones esenciales, Ezequiel Nuñes Pinheiro, el joven misionero que admitió haber hackeado el celular de jueces federales que investigaron a Cristina Kirchner. La otra persona que fue decisiva en estas tareas fue Ariel Zanchettael ex policía de la Policía Federal que, según la Fiscalía, trabajó como policía desde 2009 hasta 2015. un agente inorgánico de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y desde entonces hasta su detención, en junio de este año, se dedicó a realizar tareas de inteligencia ilegal.

Cuando se analizaron 1.196 informes de inteligencia ilegal que Zanchetta tenía en su casa de la ciudad bonaerense de Junín, como los dispositivos electrónicos que le secuestraron a Nuñes Pinheiro, la justicia federal buscó la conexión entre ambos y una de sus primeras conclusiones. era que tenían un objetivo común: los jueces federales que investigaron al vicepresidente y a los miembros de la Corte Suprema.

Esta red de espionaje ilegal iba más allá de los miembros del Poder Judicial. Así lo afirmó el fiscal Pollicita: “Las actividades ilícitas realizadas por la asociación delictuosa investigada no se habrían limitado solo a la violación de comunicaciones ni habrían sido los únicos destinatarios de funcionarios del Poder Judicial, sino que habrían sido una red de espionaje más amplia cuya actividad habría tenido cientos de personas como “objetivos” —políticos, magistrados, funcionarios públicos, periodistas, empresarios, artistas, dirigentes sociales, deportivos y sindicales, entre otros”.

El avance de la investigación permitió al fiscal establecer que la actividad de Zanchetta “no se limitó a recopilar la información necesaria para desautorizar a los jueces”. Mariano Borinsky y Gustavo Hornos control de sus líneas telefónicas y con ello invadir su privacidad -conociendo el historial de sus conversaciones, fotografías y otra información almacenada en aplicaciones de mensajería o redes sociales-«, pero el ex policía federal acumuló millones de datos de más de mil personas o «metas».

Borinsky y Hornos son los camaristas que en febrero de 2024 comenzarán a analizar la sentencia contra Cristina Kirchner en el caso Carreterasdonde fue acusada de administración fraudulenta y condenada a seis años de prisión.

“Existe un punto de conexión entre los dos imputados que se dedicaron a tareas de sustitución de identidad, piratería y – en el caso de Zanchetta – acumulación, organización y sistematización de datos ilegales, y es un objetivo específico: lLos magistrados que investigaron o condenaron a Cristina Kirchner«, explicó una fuente judicial a Clarín.

Otro aspecto del que la justicia tiene certeza es que “se hicieron carpetas con información personal de los jueces. La gran pregunta es ¿en manos de quién están?. Esto es lo que el caso busca revelar: quiénes contrataron mano de obra dedicada a la inteligencia ilegal que requiere información sobre miembros del Poder Judicial y con qué fin.

Los elementos digitales evaluados por orden del juez Marcelo Martínez De Giorgi y del fiscal Pollicita demostraron que Ariel Zanchetta “por cuenta propia o por orden o disposición de terceros obtuvo y recopiló información personal de miles de personas”.

Esta información fue sistematizada y analizada en al menos 1.196 informes de inteligencia.

«Un gran número de estos informes tratan de jueces federales y ministros de tribunales, el punto central es determinar quién los tiene en sus manos y quién los pidió«, dijo una fuente de la investigación.

En definitiva, para la justicia, tanto Zanchetta como Nuñes Pinheiro terminan siendo los autores materiales del espionaje ilegal, pero la justicia federal busca ir más allá y completar el cuadro completo, encontrando los autores intelectuales de la maniobra. Esta semana, la Fiscalía vinculó a Rodolfo Tahilade -diputado K que impulsó el juicio político en la Corte- con Fabián «Conu» Rodríguez, líder de Máximo Kirchner, con al menos ciertos intercambios puntuales con Zanchetta.

«Para ello -el espía- accedió ilegítimamente a decenas de bases de datos, grabó subrepticiamente reuniones o conversaciones mediante «cámaras ocultas» -algunas de ellas incluso realizadas sobre los propios «objetivos»-, investigadas a través de una ‘red’ de informantes’ de en diferentes lugares geográficos y diversas áreas, tenían información sobre equipos y herramientas de cómputo para infiltrar e interceptar comunicaciones”, dijo el fiscal Pollicita.

La investigación de esta red de espionaje ilegal que operó a diversas personas de importancia pública comenzó con denuncias de los jueces federales Borinsky y Hornos, y también de ministros de la Corte Suprema, como Horacio Rosatti.

“Este objeto inicial de investigación No se diluye con la extensa lista de espiados«, aclaran en el tribunal.

Según opinión de Pollicita, mediante espionaje ilegal “datos personales de los magistrados de la Corte Suprema—Dres. Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda— de Casación Federal —Dres. Gustavo Hornos y Mariano Borinsky—, de la Cámara Federal de Buenos Aires —Dres. Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi– y otros jueces federales – Dres. Ricardo Bustos Fierro y Ernesto Kreplak—, así como el Dr. Silvio Robles —Director General ante la CSJN—, entre muchos otros”, explicó la fiscal Pollicita.

Con información de: Telam, AF News y OpenAi

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