Reconciliación, no polarización | El Heraldo de México

AMLO promueve la Polarización en cada dicho y acto, seguramente le conviene mantener el poder. No está pensando en lo mejor para el país. ni para los mexicanos en general. Piensa primero en sí mismo y en su familia, y luego en las necesidades de Morena para prolongar su permanencia en el poder.

Ante ese implacable e incontenible conducta presidencialla encrucijada mexicana se define así: construir el tejido y la propuesta de reconciliación social o resignarnos al enfrentamiento y polarización entre mexicanos hasta la destrucción de la nación y su viabilidad.

cada dicho de Presidente está orientado a la construcción de su peculiar visión de lo que sucede en situaciones que bien podrían servir como factor de reconstrucción de la aprobación social nacional. Tomemos el caso más reciente, del Ministra Jazmín Esquivel y el plagio flagrante de su tesis de licenciatura. Ante lo que significa el descrédito de la Ministra para su plan de apoderarse de la Presidencia de la SCJN, López Obrador lanzó una filipina en televisión nacional para minimizar y justificar la conducta ilegal de su candidato. Acto seguido, quiso desprestigiar con mentiras, insultos y acusaciones infundadas a quien denunció el hecho, añadiendo incluso personajes que nada tienen que ver en el asunto, como Enrique Krauze. En otras palabras, usó el podio estatal para lanzar invectivas contra sus enemigos, y también para ocultar las ilegalidades de su ministro aliado.

El método es el mismo en todos los casos. Embarran a quienes consideran opositores o enemigos (escritores, intelectuales, médicos, periodistas, ciudadanos, padres, feministas, ambientalistas, economistas y más) para encubrir algún acto, situación o corrupción de algunos propios.

Su verborrea no conoce límites, ya que las siguientes frases que emite regularmente contradicen lo que acaba de decir. Por eso los que siguen puntualmente sus Mañana puede afirmar que, habiendo realizado 1.000 conferencias de prensa, ha emitido 94.000 mentiras porque en cada uno dice 94 mentiras. Llama la atención que Trump hiciera lo propio, como herramienta política no para darle gobernabilidad a su país, sino para destruir el fino tejido de la democracia y sus instrumentos de conciliación, en un intento por tomar el poder por completo. Probablemente nunca sabremos si los dos presidentes se coludieron en sus intentos de prolongar su permanencia en el poder, o si simplemente hay una curiosa coincidencia entre un populista de derecha y un populista de izquierda. Pero el caso es que ambos han gobernado con el mismo método: provocar la polarización in extremis para ganar la partida y destruir a los que confían en la democracia.

Y los casos siguen acumulándose. El conflicto completamente artificial e innecesario con el gobierno de Perú Ahora AMLO la escaló al acusar a Biden de ser un promotor del “golpe” en ese país, ocultando que el golpista (fracasado, todo hay que decirlo) es su aliado incompetente pedro castillo, ahora encarcelado precisamente por eso. ¿Cuál es el propósito de AMLO al involucrar a Biden en el tema? Intentar construir la falsa narrativa de que el conflicto en el Perú es producto del intervencionismo yanqui, cuando el verdadero intervencionista es él mismo, su Canciller y su malogrado embajador. Todo se distorsiona para crear una narrativa alternativa que puede coincidir o no con los hechos, pero eso es lo de menos. Lo importante es ocultar las verdades, incluso con hechos inventados. En el estilo de la mañana, entonces.

Frente al modo de decir y actuar del Presidente que lleva a México directo a un choque social con consecuencias imposibles de prever, es necesario que las organizaciones ciudadanas promuevan una ruta alternativa. Esta ruta debe ofrecer, promover y construir la reconciliación social de México. Es decir, deberá realizar la hercúlea tarea de convencer a la mayoría de los ciudadanos del país de que el futuro de la nación depende de que el país adopte el camino de la reconciliación, rechazando el camino de la polarización.

Aquí se señalan en primer lugar a las organizaciones ciudadanas, y no a los partidos políticos por una razón muy específica. Los partidos viven este período ofuscados por sus problemas internos, los obstáculos que tienen para construir una visión con un horizonte histórico más allá de sus intereses político-electorales inmediatos y porque tienen muy baja estima social.

Además, hay que recordar que para las organizaciones ciudadanas se impulsaron los dos hechos político-sociales más relevantes de la oposición durante el presente sexenio: primero, la unidad de los tres partidos, creando la alianza Va Por México en 2021 y, después, convocando a la gran marcha en defensa de la INE más recientemente. En ambos eventos los partidos políticos se vieron obligados a participar, inicialmente a regañadientes. Incluso el partido Movimiento Ciudadano se ha negado a ser incluido en estos procesos. Apuesta por una incierta epifanía social para salir del pequeño agujero en el que se encuentra.

Este liderazgo social-ciudadano se ha dado, entre otras cosas, por el hecho de que no tienen el peso de intereses creados pesados, las organizaciones ciudadanas pueden pensar y analizar con mayor libertad qué hacer en varios escenarios posibles, imaginando nuevos caminos que es algo que los partidos políticos, ni el oficialismo ni la oposición, no están permitidos. Hablando de decrepitud, llama la atención lo vieja que se ha vuelto Morena en sus prácticas y burocracia, como un elefante reumático, a pesar de sus pocos años de existencia.

Pero también es un hecho irrefutable que las organizaciones ciudadanas, por muy creativas e ingeniosas que sean, también requieren de la ayuda, apoyo y acompañamiento de los partidos políticos. En otras palabras, las organizaciones ciudadanas son una condición necesaria pero no suficiente para construir la nueva narrativa que se requiere. Méxicoque es la reivindicación de la reconciliación nacional.

cuál es el reconciliación nacional? Es la eliminación del modelo de polarización que lleva todo al extremo de la victoria o derrota total y la aniquilación del oponente. La reconciliación no significa la eliminación de las diferencias, que siempre deben existir en una sociedad democrática. Exige la consolidación de una sólida cultura de instituciones democráticas que sirvan para que los opositores puedan dirimir sus diferencias a través del diálogo y, cuando éste no funcione, a través de la votación, donde vencidos y vencidos acepten el veredicto de las urnas, sin alegar fraude. y engaño Para eso se requiere un sistema electoral creado por consenso, no un sistema impuesto por un lado del debate y mucho menos dictado por quienes están en el poder.

Un sistema saludable de reconciliación nacional requiere mecanismos autónomos para asegurar que las partes cumplan con las reglas del juego y obedezcan la ley. El estado de derecho, con sus pesos y contrapesos y mecanismos de rendición de cuentas, es esencial para garantizar que la sociedad siempre pueda dirimir los asuntos públicos, respetando la opinión de la mayoría y las minorías en disputas creíbles y legítimas.

Él organizaciones ciudadanas Deben centrarse en promover la plataforma de la reconciliación social y también hacer un llamado a los partidos políticos no solo para que se unan, sino también para defender juntos la causa de la reconciliación. Que sea el eje de su obra política.

La idea es confrontar los dos proyectos nacionales en conflicto: reconciliación o polarización. Son dos conceptos de sociedad radicalmente diferentes. Estoy seguro que una gran mayoría de mexicanos y mexicanas optan por la reconciliación.

POR RICARDO PASCOE

ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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