Gil Fernández indicó que tras su surgimiento en 2019, «al recrudecerse el bloqueo estadounidense», las tiendas tenían «el objetivo de impedir la salida de la moneda del país por parte de personas naturales, entonces proveedores del mercado interno, para capturarla y utilizarla». se basó en el desarrollo de la industria nacional y en mantener un nivel estable de ofertas en pesos; pero nadie calculó que una epidemia complicaría aún más la situación”.
El funcionario del régimen cubano aseguró que «el escenario hubiera sido otro si se hubieran podido utilizar los dólares que se recaudaron en los primeros meses de la medida», pero los bancos cubanos tuvieron que dejar de recibir dólares estadounidenses, a lo que se agregó que el impacto en la logística internacional a raíz de la pandemia de la COVID-19 provocó que más de 6 000 contenedores con productos para abastecer tiendas en pesos cubanos y en MLC quedaran varados en puertos de todo el mundo.
Gil Fernández evitó mencionar que en ese período, cuando se agudizó el desabastecimiento y la crisis sanitaria provocó el colapso de hospitales, la construcción de hoteles y las inversiones turísticas no se detuvieron en todo el país. Esto, a pesar de que el turismo a la Isla en 2021 cayó un 61% con respecto a 2020, según cifras oficiales.
Asimismo, en enero de 2021, las autoridades del régimen cubano aplicaron el paquete económico denominado Tarea de pedidolo que agravó la ya muy delicada situación que enfrentan las familias cubanas.
El ministro del régimen cubano insistió en que las tiendas tienen un «carácter transitorio» y agregó que «se está cumpliendo su objetivo», pero señaló que «su período de tiempo dependerá de la recuperación de la economía y que podamos brindar la poder adquisitivo real del peso cubano».
Las tiendas del MLC fueron blanco de la ira de los cubanos en algunas de las ciudades donde se desarrollaron manifestaciones el 11 de julio de 2021, según el propio régimen e imágenes compartidas en redes sociales.
A fines de enero, una petición en la plataforma cambio.org reunió miles de firmas para exigir el cierre de esas tiendas en Cuba o que, en su defecto, el régimen pague los salarios en dólares.
“Estas son algunas de las medidas de ajuste que tienen un costo”, reconoció Gil Fernández, “y las que debemos enfrentar, dar más argumentos y explicaciones, en aras de la confianza de que todo lo que hacemos es a favor del pueblo y que sea entendió que los resultados no son mejores, en primer lugar, por el impacto de un recrudecimiento del bloqueo, una epidemia cercana a los dos años y la considerable disminución de la actividad económica.
“Sabemos que la población no puede satisfacer totalmente sus necesidades en esos establecimientos en MLC, y que hay un grupo de productos que tenemos para ofrecer en esta moneda, pero si mañana los ponemos en moneda nacional, duran 15 días y entonces no habrá ni en moneda ni en peso”, dijo.
El vocero del régimen cubano indicó que “aunque muchos no lo vean así, es una medida de justicia social, porque nos permite redistribuir la moneda en base a la oferta de la red comercial en pesos, por lo tanto, tenemos que trabajamos en ampliar las ofertas en moneda nacional y vamos en esa dirección con la aprobación de las Mypimes, la eliminación de trabas a la empresa estatal y con las 63 medidas para fortalecer el sector agropecuario”, dijo.
Gil Fernández reiteró que “la forma de enfrentar la inflación está asociada precisamente al aumento de las ofertas por parte del Estado, en moneda nacional, que no se logra de la noche a la mañana”. Pese a ello, el régimen cubano acaba de aprobar un nuevo impuesto a la venta al por menor de productos agrícolas que, según expertos, se verá reflejado en los ya elevados precios de los alimentos.
El ministro de la dictadura cubana aseguró que si las tiendas no han tenido el impacto esperado no se debe a «un problema de diseño, como muchos consideran».
Días atrás, a un pedido de las madres cubanas para que sus pequeños hijos pudieran vestirse y calzarse y acceder a ofertas de ocio, casi imposible dado el alto precio de todos los productos y el grave desabastecimiento, el régimen de Holguín respondió que pueden comprar ropa y calzado. en las tiendas de divisas, a las que pocos tienen acceso, y que el Delfinario Bahía Naranjo es únicamente para el disfrute del turismo internacional.