Reino Unido: ¿Una democracia en crisis o una democracia que funciona?

Parece que los gobiernos del Reino Unido se están volviendo cada vez más inestables, y algunos analistas incluso hablan de una crisis del sistema. En el espacio de casi dos meses, las figuras representativas del antiguo imperio han cambiado drásticamente, comenzando con la muerte de Su Majestad Isabel II (8 de septiembre).

Unos meses antes, el primer ministro Boris Johnson renunció, luego de tres años en el cargo, ante graves acusaciones de conducta impropia durante la pandemia, lo que dio paso a Liz Truss, quien fue la última primera ministra en formar gobierno en nombre de Isabel II y que ejerció el poder durante apenas 44 días.

Sin embargo, la reciente sucesión de gobiernos también puede reflejar no solo la división que existe en la sociedad británica, sino también testificar que el sistema funciona, es consistente y resistente. Prueba de ello son los hechos recientes. El Partido Conservador volvió al poder en 2010, con David Cameron, quien hizo la promesa de llevar a cabo el referéndum del Brexit, respaldado por el 51,9% de los votos emitidos.

Como Cameron no creía en salir de la Unión Europea (UE), le dio paso a Theresa May. Después de tres años, May no logró aprobar en el Parlamento el acuerdo negociado con la UE, y pasó el relevo a Boris Johnson, un presidente con una visión mucho más radical de las condiciones en las que Reino Unido debía retirarse del proceso de integración.

Las acusaciones de mala conducta durante la pandemia obligaron a la salida del primer ministro, que pese a haber sobrevivido a una moción de censura, tuvo que dejar el Gobierno por la dimisión de la mayoría de sus ministros, que argumentaron que no podían seguir participando en su gobierno bajo estas condiciones.

El caso de Liz Truss, además, ilustra el papel de las restricciones reales que enfrenta un gobierno, es decir, las fuerzas económicas, particularmente los mercados. Las medidas fiscales anunciadas, que deterioraron el balance público, estuvieron a punto de generar una crisis financiera por el repunte de los rendimientos de los bonos gubernamentales (gilts), que pusieron en peligro el sistema de pensiones. Su liderazgo rápidamente perdió credibilidad y después de 44 días tuvo que renunciar.

El nuevo presidente del Gobierno -el primero del rey Carlos III-, Rishi Sunak, llega con la misión de recuperar la confianza y sanear las finanzas públicas, además de culminar la negociación de un tratado de libre comercio con la UE, tema espinoso ya que incluye la reforma del protocolo de Irlanda del Norte, que regula las aduanas en el Mar de Irlanda. Hay que darle tiempo al primer ministro para que anuncie su plan de trabajo y muestre si su liderazgo le gana un periodo más largo de gobierno.

POR DELIA PAREDES MIERCOLES

MIEMBRO DE LA UNIDAD DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN EUROPA+ (UER) DEL CONSEJO MEXICANO DE ASUNTOS INTERNACIONALES (COMEXI). ECONOMISTA INDEPENDIENTE

@DELIYO

CAMARADA

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