La reciente visita de la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, a tres países africanos vuelve su mirada hacia un continente que parece no estar en el radar de América Latina. Las relaciones con el norte, ya sea Estados Unidos o Europa, siempre han sido una prioridad.
Con el continente africano ha habido un vínculo fluctuante y menos intenso. “Son dos regiones que lamentablemente no se miran o no se hablan como tales”, dice a Jorge Araneda, doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad de Ankara.
“Hay una construcción acumulativa de acercamientos entre los países, en la que la iniciativa es más latinoamericana que africana, con cierta receptividad africana. Son impulsos que en unos casos crecen y en otros van y vienen”, dice a la doctora en Sociología. , Gladys Lechini.
Cuando surgen problemas internos o cambios de política exterior, estos planteamientos se ven afectados, observa la investigadora y docente de la Universidad Nacional de Rosario.
La profesora investigadora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Élodie Brun, explica a que las relaciones entre África y América Latina «suelen estar bastante concentradas en unos pocos países» y «los gobiernos que más promovieron un acercamiento interregional desde los inicios de la década del 2000 son también los que han enfrentado graves crisis internas de diversa índole, particularmente Brasil y Venezuela”.
Diásporas y vínculos ideológicos
“El mayor vínculo en términos de identidad y cultura tiene que ver con las diásporas africanas, que son numerosas en varios países de América Latina”, dice Brun. Para la Unión Africana, la diáspora constituye una sexta región económica y política, cuya cultura se hace cada vez más visible.
Esto se observa especialmente en Brasil, donde las poblaciones afrodescendientes han marcado la identidad y la cultura del país. Como ha señalado el presidente Lula da Silva, África es una prioridad para Brasil, país que lidera la región en términos de comercio con los países africanos.
En el caso de Cuba, hay un factor más ideológico. “En términos históricos, Cuba ha sido un referente de la lucha por la descolonización africana”, destaca Araneda. En Venezuela, en tanto, la relación se impulsó en el contexto de la petrodiplomacia de Hugo Chávez, explica Lechini.
Este país cuenta incluso con un viceministerio para África, para fortalecer la cooperación con ese continente. El gobierno realiza celebraciones y promueve la hermandad con los pueblos de la que llama «Madre África».
“También hay vínculos que no se ven, con las actividades transnacionales de empresas multinacionales del sur o iniciativas diplomáticas puntuales, como la reciente gira del vicepresidente de Colombia”, señala Brun. Durante su visita, Márquez suscribió diversos convenios culturales y acuerdos comerciales con el objetivo de fortalecer las relaciones sur-sur y el comercio justo.
oportunidades de negocio
Se trata de dos regiones con elementos comunes: un pasado colonialista, sociedades desiguales y economías basadas en la extracción de materias primas y productos agrícolas. Al mismo tiempo, en diversos grados, se ven afectados por los altibajos políticos, la inestabilidad y la inseguridad social. Y en ambos lados, hay ignorancia y prejuicio.
Separados por un océano de distancia, están tan cerca pero tan lejos cuando se trata de viajar. Hasta no hace mucho, los latinoamericanos tenían que triangular por Estados Unidos o Europa para llegar a África. Actualmente, hay vuelos desde Buenos Aires a Etiopía vía Sao Paulo, y desde Brasil también a Angola, que facilitan un acercamiento.
“Hay posibles áreas de colaboración y otras donde algunos países exportan productos similares. Sin embargo, las economías africanas no representan tanta competencia como China para algunos sectores industriales latinoamericanos. Las exportaciones agrícolas europeas y estadounidenses compiten mucho más con las de América del Sur que con las de América del Sur. productos africanos en este sector», explica Brun. Actualmente, Latinoamérica vende a África principalmente productos agrícolas y compra sobre todo fertilizantes, químicos y minerales.
“Algunos de los países más poblados de África, como Nigeria y Angola, son productores de petróleo, con lo que obtienen muchos más ingresos por esta exportación que por alimentos y no son autosuficientes. América Latina puede proporcionar cereales y arroz para el consumo africano. ”, dice Lechini. Es un mercado de 1.200 millones de habitantes, el doble de la población latinoamericana.
relación sur-sur
A pesar de que se han creado grupos y asociaciones de diversa índole entre América Latina y África, el interregionalismo no ha marcado las relaciones entre ambos. Sin embargo, las iniciativas de los países están construyendo puentes. Un ejemplo es la cooperación de Brasil con las naciones productoras de algodón conocidas como Cotton-4 (Benin, Burkina Faso, Chad y Mali) para mejorar el sector algodonero.
“Chile tuvo algunas iniciativas para ayudar a mejorar los servicios públicos en el área fiscal y de salud en Mozambique y Cuba sigue teniendo una diplomacia médica activa en África, recordemos su importante papel en los primeros momentos de la crisis del ébola”, puntualiza Brun.
En opinión de Araneda, las relaciones entre ambas regiones «muestran un enorme potencial», pero están marginadas por problemas como las crisis de liderazgo en estas regiones. El investigador plantea la necesidad de profesionalizar el cuerpo diplomático, con el fin de mejorar el diálogo y avanzar en acuerdos para enfrentar problemas comunes, como la inseguridad alimentaria.
Al respecto, Lechini destaca las oportunidades del vínculo Sur-Sur: “Hay muchas condiciones para sumar y generar mayor margen de maniobra en el escenario internacional, algo que los países no pueden hacer individualmente”. El investigador apunta a la cooperación y desarrollo de políticas comunes para enfrentar temas que les afectan directamente, como el cambio climático, la pobreza, los recursos naturales, el desarrollo sostenible e incluso reducir su dependencia a nivel global.
La reciente reactivación de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (Zpcas), que llevaba más de 10 años paralizada, va en esa dirección. En la reunión de abril pasado en Cabo Verde se adoptaron acuerdos para fortalecer el diálogo y la integración y avanzar en la cooperación en defensa, desarme, desarrollo sostenible, océanos y crimen organizado, entre otros temas. (r)