En la novela de Guadalupe Nettel, El cuerpo en el que nací (2011), el protagonista recostado en un diván enuncia la siguiente reflexión: “el dolor permanece en nuestra conciencia como una burbuja de aire cuyo interior está intacto, esperando ser invocado o, en el mejor de los casos, dejado salir (p. 132) .
Cuerpo y mente
En este sentido, desde hace mucho tiempo asistimos al discurso recurrente sobre la importancia de la ccuidar nuestra salud fisica. Las enfermedades del cuerpo han estado presentes, así como su visibilidad médica, a lo largo de nuestra vida; ya la mayoría se les dispensan campañas informativas de prevención y atención a través de los diferentes medios de comunicación y redes digitales.
Sin embargo, cuando se trata del tema de salud mental todo cambia, porque cobra una importancia diferente. Las enfermedades de la mente gravitan en torno a un sentimiento generalizado de desaprobación social, que minimiza, casi infravalora, aspectos reales de este elemento fundamental del ser humano que es su salud mental.
estigmas de la mente
De este modo, estigmas Y tabúes no son sólo un impedimento para acercarse a la enfermedades mentales. Además, estos prejuicios se han convertido en una barrera para que la gente pida ayuda. De esta manera, se ven obligados a vivir su enfermedad mental en el silencio y el miedo.
Desafortunadamente, este silencio y miedo a la enfermedad mental se ha heredado durante siglos; y si bien ha habido un notable avance en nuestro tiempo, éste aún no ha sido suficiente, ya que la prevención y atención de las enfermedades mentales aún no es una prioridad para la sociedad, y no tienen el mismo grado de importancia que se le da a las enfermedades físicas. dolencias
miedo de la mente
La erradicación paulatina de los estigmas y del miedo a lo mental será de gran ayuda para lograr una atención temprana a estas condiciones; así como la mejora y fortalecimiento de las redes de apoyo ayudarán a tener pronósticos más favorables, y lograr un reinserción de pacientes más rápido y antes a la sociedad.
No podemos permanecer indiferentes ante este problema de salud pública que es la enfermedad mental. Es una responsabilidad social comprometernos a romper con los discursos de años que menosprecian y avergüenzan estos sufrimientos. «¿No es mucho peor [para la salud mental] el silencio”. Por lo tanto, nos corresponde a nosotros abrir camino a una nueva etapa de toma de conciencia y empatía hacia el sufrimiento psíquico de gran parte de la humanidad.
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