El politólogo Hernán Chaparro teme una gobernabilidad muy baja. Incertidumbre sobre el Congreso.
El flamante gabinete de Dina Boluarte tiene poca cabellera política para enfrentar una crisis política de magnitud como la que sacude al país, según el análisis de Hernán Chaparro, docente e investigador de la Universidad de Lima.
-¿La crisis institucional acaba con estos apellidos? Clarín le pregunta
-No. Estamos en medio de un proceso. El indicio de que hay avances en la solución de la crisis política del país sería que hay un claro avance en el consenso político para una reforma política. Ya hemos pasado por un intento de reforma que fracasó. Estamos a mitad de camino, un gobierno débil con el riesgo de que sea la edición repetida de (Martín) Vizcarra (derribado en 2020 por el Parlamento).
-La pregunta es si con este equipo Baluarte puede calmar las llamadas elecciones y las protestas.
-Finalmente. Las protestas son de grupos de izquierda radical, no en todos los casos pero sí en varios vinculados a una izquierda autoritaria, que sólo entiende que la solución pasa por una reforma casi idílica de la Constitución. Dependerá de la gestión, en qué medida los respectivos ministerios se ordenen o incorporen a cada una de estas demandas. Ella ha hecho una ronda de diálogo con los partidos en el Congreso, debería haber algún tipo de operador político, aunque la mayoría tiene un perfil más técnico.
-¿Cómo puede ser en el Congreso la gobernabilidad de una presidenta sin bancada propia?
-Muy bajo, ese es el tema. Mi expectativa era tener un gabinete con mayor peso político, con un primer ministro que tuviera su propio peso político para que el gabinete tuviera un interlocutor claro y no desgastara la figura del presidente.
El único consenso claro que hay ahora es que hay que poner orden en el desbarajuste de la gestión pública, hubo un clientelismo sin precedentes y luego reformas políticas y convocatoria de elecciones. Pero parece más una persona que está jugando al límite a ver si puede quedarse hasta el 2026 y más unas ganas de estar en el poder para disfrutarlo.
Es una fórmula que no durará mucho, habrá presión interna porque el Congreso tiene mil problemas y una izquierda radical que no estuvo activa, hoy tiene un motivo para movilizarse. Va a ser muy inestable y no veo un sentido de urgencia para las reformas.
perfiles dificiles
-Boluarte es de centro izquierda y puso a Angulo, que estaba en el centro derecha.
-Han aparecido rápidamente los cuestionamientos, denuncias por acoso sexual, pero además no es una persona con un perfil político claro. Creo que la expectativa era tener operadores con un perfil más alto, con capacidad de negociación política, más allá de posiciones de izquierda o derecha.
-El Congreso tiene peor imagen que la del propio Castillo. ¿No quiere convocar elecciones para mantenerse en el cargo?
-El Congreso ha tenido todo el tiempo un nivel de aprobación más bajo que un presidente tan débil como Castillo, pero básicamente porque los que están en el Congreso son operadores independientes que entran al Congreso con membrete partidista y comienzan a operar según agendas muy particulares. , varios de ellos vinculados a intereses ilícitos.
¿Ayudará el Congreso a Boluarte?
-No sabemos cuál será el comportamiento del Congreso, si seguirán en la agenda que tenían. Hoy, como ya no van a tener la excusa en primera instancia de un pésimo gobernante como lo fue Castillo, van a estar en mayor proporción bajo los reflectores.
Y es una situación que el Ejecutivo debe aprovechar en aras del buen gobierno, no en beneficio propio. Si se van aclarando poco a poco, con bajas expectativas, qué pasa en el Ejecutivo lo que realmente está marcado como interrogante es cuál será el comportamiento del Congreso.
Ya pasamos por esto en el 2019 donde había expectativas, luego una crisis muy grande que iba a haber un comportamiento diferente del Congreso y fue exactamente igual.
La economía
-¿Por qué la crisis política no afecta la economía en el Perú?
-Porque aquí teníamos un país con 7.000% de inflación entre el ’86, el ’87 y el ’90. La gente lo vivió muy duro y es un aprendizaje que quedó en la ciudadanía y en las personas vinculadas a la política y al poder. En un momento (Javier) Milei comentó: “La izquierda hasta en Perú, llámese Castillo, tenía la noción de que no se juega con la macroeconomía”.
Y es verdad, hemos aprendido de las crisis y de las experiencias colectivas que con la macroeconomía no se juega, y que tener la independencia del Banco Central, establecida en la Constitución, es algo que todos defienden. Ahí hay consenso, lo que nos falta hoy es un consenso político.
Ese consenso que se logró sobre la gestión económica, sobre las variables macro. A nivel sectorial hay mil discusiones sin resolver, pero es el consenso el que no está presente.
LIMA. LA ENTREGA ESPECIAL