Primero le fue imposible conseguir combustible y semillas, y luego su nombre no estaba en la lista de la empresa que alquila tractores a los pequeños agricultores. Para cuando sea su turno, es probable que las lluvias le impidan trabajar la tierra. Un ejemplo de lo que está sufriendo el sector agrícola en Cuba.
En su finca en las afueras de La Habana, Lázaro Sánchez está preocupado por la próxima cosecha mientras que en las ciudades sus compatriotas sufren escasez y aumento de precios.
Cuba aprobó hace un año 63 medidas para impulsar el sector agrícola que dio a los agricultores más flexibilidad para decidir qué sembrar ya quién vender, al tiempo que mejoró los precios que el Estado fija para los cultivos.
Sánchez ya puede comercializar sus verduras donde quiera e incluso montar un puesto, algo que estaba limitado hasta el año pasado, y además se beneficia de descuentos en las facturas de luz y agua.
El productor Lázaro Sánchez, en su campo cerca de La Habana, en Cuba. Foto: AP
Sin embargo, los agricultores afirman que iniciativas no son suficientes para impulsar la producción agrícola y se quejan de la falta de insumos como herbicidas, fertilizantes, alambres y herramientas que deben comprar al Estado, que a su vez los importa.
La ausencia de la fruta en un país tropical o del cerdo -básico en la dieta cubana- se hizo más notoria tras el parón provocado por la pandemia de la Covid-19 y el aumento de las sanciones estadounidenses.
“Lamentablemente nos vamos a ver afectados en tres o cuatro meses, no vamos a tener la comida que teníamos para estar sembrando”, dijo Sánchez, de 56 años. Associated Press.
Sánchez trabaja con su hermano en una finca de 26 hectáreas donde suelen sembrar cultivos de ciclo corto como malanga, calabaza, maíz y plátano y crían ganado menor.
alimentos importados
Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares al año en la importación de alimentos, de los cuales, según las autoridades, se podrían ahorrar unos 800 millones si se pusiera en marcha el campo, cifra importante para la economía de una pequeña isla.
Según la Oficina Nacional de Estadística y Censo, en 2021 se reportó una producción de 2,1 millones de toneladas de tubérculos -tubérculos que se cocinan como la malanga-, casi lo mismo que en 2020 pero lejos de los 2,8 millones de toneladas de 2017. También 1,7 millones de toneladas de hortalizas frente a 1,6 millones en 2020 y 2,4 millones en 2017.
Trabajadores rurales revisan sus cabras en una finca en Bacuranao, cerca de la capital cubana. Foto. punto de acceso
Había disminución o estancamiento de las cantidades obtenidas de arroz, maíz, frijol, tabaco y cítricos, así como en la producción de leche y ganado vacuno y porcino.
La caída de la oferta tuvo su consecuente efecto sobre los precios.
Una libra de cerdo que se pagaba el año pasado a 100 pesos cubanos (4,10 dólares al cambio oficial) hoy cuesta 300 (12,50 dólares) y un aguacate de 20 pesos (0,80 dólares) pasó a 60 (2,50 dólares), mientras el salario promedio ronda los 4.000 pesos (160 dólares).
medidas insuficientes
Las 63 medidas preveían un aumento del precio que paga el Estado a los campesinos -quienes tienen la obligación de entregar un determinado porcentaje de su producción a programas sociales oa la canasta básica universal que recibe cada ciudadano- y mejoras en las tarifas del servicio.
Además, se redujo el precio de los herbicidas, se lanzó la comercialización de los productos y a los productores se les permitió vender en puestos o en hoteles en dólares. También se cancelaron muchas deudas que el Estado tenía con los campesinos.
Las autoridades aseguran que las medidas van por buen camino.
La producción agrícola, en crisis a pesar de las reformas en Cuba. Foto: AP
«Las 63 medidas han tenido un impacto favorable», dijo a AP Armando Miralles, director de Organización e Información del Ministerio de Agricultura, para quien el logro no está en superar los parámetros de 2017 sino en cómo los agricultores pudieron producir a pesar las penurias económicas y la migración de la mano de obra del campo a las ciudades.
Las causas
Pero para los expertos, la baja productividad no es sólo consecuencia de la falta de insumos y mano de obra, como alega Miralles.
«Antes de 1990, Cuba tenía todos los recursos (apoyados por la entonces Unión Soviética) y los resultados fueron malos», dijo a AP Ricardo Torres, economista cubano e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la American University en Washington.
para el experto La explicación de esta ineficiencia es más compleja. e involucra varios factores, como la forma en que se estableció la propiedad de la tierra -que está en manos del Estado y se entrega en usufructo a los campesinos-, la fuerte centralización política y una notable descapitalización de la infraestructura.
Un informe del viceprimer ministro Jorge Luis Tapia en 2021 indicó que de 6,4 millones de hectáreas de tierras agrícolas en Cuba, el 49 % están sin cultivar.
“Cuando se lanzaron las 63 medidas, en ese momento fue un logro”, dijo a la prensa Misael Ponce, dueño de una finca de 120 hectáreas dedicada a la ganadería y quien montó una pequeña industria para hacer queso y yogurt que vende a los hoteles. AP. , algo permitido desde ese paquete de iniciativas.
Pero a los ingresos que obtuvo la inflación se los comió. El Estado aumentó en tres el precio de compra de la leche pero el de los insumos creció en ocho. «Es algo que debe revisarse con bastante rapidez», dijo Ponce.
Fuente: AP
CB
Primero le fue imposible conseguir combustible y semillas, y luego su nombre no estaba en la lista de la empresa que alquila tractores a los pequeños agricultores. Para cuando sea su turno, es probable que las lluvias le impidan trabajar la tierra. Un ejemplo de lo que está sufriendo el sector agrícola en Cuba.
En su finca en las afueras de La Habana, Lázaro Sánchez está preocupado por la próxima cosecha mientras que en las ciudades sus compatriotas sufren escasez y aumento de precios.
Cuba aprobó hace un año 63 medidas para impulsar el sector agrícola que dio a los agricultores más flexibilidad para decidir qué sembrar ya quién vender, al tiempo que mejoró los precios que el Estado fija para los cultivos.
Sánchez ya puede comercializar sus verduras donde quiera e incluso montar un puesto, algo que estaba limitado hasta el año pasado, y además se beneficia de descuentos en las facturas de luz y agua.
El productor Lázaro Sánchez, en su campo cerca de La Habana, en Cuba. Foto: AP
Sin embargo, los agricultores afirman que iniciativas no son suficientes para impulsar la producción agrícola y se quejan de la falta de insumos como herbicidas, fertilizantes, alambres y herramientas que deben comprar al Estado, que a su vez los importa.
La ausencia de la fruta en un país tropical o del cerdo -básico en la dieta cubana- se hizo más notoria tras el parón provocado por la pandemia de la Covid-19 y el aumento de las sanciones estadounidenses.
“Lamentablemente nos vamos a ver afectados en tres o cuatro meses, no vamos a tener la comida que teníamos para estar sembrando”, dijo Sánchez, de 56 años. Associated Press.
Sánchez trabaja con su hermano en una finca de 26 hectáreas donde suelen sembrar cultivos de ciclo corto como malanga, calabaza, maíz y plátano y crían ganado menor.
alimentos importados
Cuba gasta unos 2.000 millones de dólares al año en la importación de alimentos, de los cuales, según las autoridades, se podrían ahorrar unos 800 millones si se pusiera en marcha el campo, cifra importante para la economía de una pequeña isla.
Según la Oficina Nacional de Estadística y Censo, en 2021 se reportó una producción de 2,1 millones de toneladas de tubérculos -tubérculos que se cocinan como la malanga-, casi lo mismo que en 2020 pero lejos de los 2,8 millones de toneladas de 2017. También 1,7 millones de toneladas de hortalizas frente a 1,6 millones en 2020 y 2,4 millones en 2017.
Trabajadores rurales revisan sus cabras en una finca en Bacuranao, cerca de la capital cubana. Foto. punto de acceso
Había disminución o estancamiento de las cantidades obtenidas de arroz, maíz, frijol, tabaco y cítricos, así como en la producción de leche y ganado vacuno y porcino.
La caída de la oferta tuvo su consecuente efecto sobre los precios.
Una libra de cerdo que se pagaba el año pasado a 100 pesos cubanos (4,10 dólares al cambio oficial) hoy cuesta 300 (12,50 dólares) y un aguacate de 20 pesos (0,80 dólares) pasó a 60 (2,50 dólares), mientras el salario promedio ronda los 4.000 pesos (160 dólares).
medidas insuficientes
Las 63 medidas preveían un aumento del precio que paga el Estado a los campesinos -quienes tienen la obligación de entregar un determinado porcentaje de su producción a programas sociales oa la canasta básica universal que recibe cada ciudadano- y mejoras en las tarifas del servicio.
Además, se redujo el precio de los herbicidas, se lanzó la comercialización de los productos y a los productores se les permitió vender en puestos o en hoteles en dólares. También se cancelaron muchas deudas que el Estado tenía con los campesinos.
Las autoridades aseguran que las medidas van por buen camino.
La producción agrícola, en crisis a pesar de las reformas en Cuba. Foto: AP
«Las 63 medidas han tenido un impacto favorable», dijo a AP Armando Miralles, director de Organización e Información del Ministerio de Agricultura, para quien el logro no está en superar los parámetros de 2017 sino en cómo los agricultores pudieron producir a pesar las penurias económicas y la migración de la mano de obra del campo a las ciudades.
Las causas
Pero para los expertos, la baja productividad no es sólo consecuencia de la falta de insumos y mano de obra, como alega Miralles.
«Antes de 1990, Cuba tenía todos los recursos (apoyados por la entonces Unión Soviética) y los resultados fueron malos», dijo a AP Ricardo Torres, economista cubano e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos de la American University en Washington.
para el experto La explicación de esta ineficiencia es más compleja. e involucra varios factores, como la forma en que se estableció la propiedad de la tierra -que está en manos del Estado y se entrega en usufructo a los campesinos-, la fuerte centralización política y una notable descapitalización de la infraestructura.
Un informe del viceprimer ministro Jorge Luis Tapia en 2021 indicó que de 6,4 millones de hectáreas de tierras agrícolas en Cuba, el 49 % están sin cultivar.
“Cuando se lanzaron las 63 medidas, en ese momento fue un logro”, dijo a la prensa Misael Ponce, dueño de una finca de 120 hectáreas dedicada a la ganadería y quien montó una pequeña industria para hacer queso y yogurt que vende a los hoteles. AP. , algo permitido desde ese paquete de iniciativas.
Pero a los ingresos que obtuvo la inflación se los comió. El Estado aumentó en tres el precio de compra de la leche pero el de los insumos creció en ocho. «Es algo que debe revisarse con bastante rapidez», dijo Ponce.
Fuente: AP
CB