La Comisión Europea exigirá ajustes a los diez países que superen el 3% de déficit público.
La era de la manga ancha económica en Europa está llegando a su fin. Al inicio de la pandemia, en marzo de 2020, la Comisión Europea activó la cláusula suspensiva del Pacto de Estabilidad. En la práctica significó que los gobiernos ya no estaban obligados a implementar políticas presupuestarias destinadas a reducir el déficit público por debajo del 3% a medio plazo PIB y deuda pública por debajo del 60%.
ese pacto de estabilidad nunca se cumplió al pie de la letra, y cuando hubo que imponer sanciones por incumplimiento no se impusieron, porque era, en palabras de un expresidente de la Comisión Europea, un “pacto estúpido”. Era procíclico, demasiado rígido, igual para todos. Solo Alemania y Francia incumplieron en 14 ocasiones sin consecuencias.
La solución fue suspenderlo y este año se está reformando para volver a aplicarse con mayor flexibilidad y más individualizado país a país y no como una camisa de fuerza que debe calzar a todos por igual independientemente de su situación económica. Pero su aplicación, todavía flexible, llevará al final de esa manga ancha y en muchos países volverá el tiempo de los ajustes.
La Comisión Europea ha advertido este miércoles de que el 1 de enero volverá a aplicarla: «El final del periodo de vigencia de la cláusula de salvaguardia general supondrá la reanudación de las recomendaciones específicas por país sobre política fiscal, cuantificadas y diferenciadas en función de los retos de los Estados miembros en materia de deuda pública”.
ajustes
La Comisión Europea quiere ajustes. No serán los años posteriores a la crisis financiera de 2008, que hundió aún más economías que ya se tambaleaban, pero para algunos gobiernos serán sacrificios presupuestarios.
Los 27 gobiernos de la Unión Europea ya están obligados a enviar a Bruselas en abril un documento con la senda de ajuste fiscal que seguirán los presupuestos de 2024 en los próximos años y en otoño, teniendo en cuenta estas nuevas indicaciones.
-Ajustarse a los objetivos fiscales establecidos por los Estados miembros en sus programas de estabilidad y convergencia siempre que dichos objetivos sean compatibles con la garantía de que la ratio de deuda pública sigue una senda descendente o se mantiene en un nivel prudente y que el déficit presupuestario se sitúa por debajo del valor de referencia del 3 % en el mediano plazo.
-Cuantificar y diferenciar según las dificultades de los Estados miembros en materia de deuda pública.
-Formular sobre la base del gasto primario neto, tal y como se propone en las directrices de reforma de la Comisión (del Pacto de Estabilidad). Eso dejaría fuera el gasto por intereses de la deuda.
Diez países europeos incumplen hoy el objetivo de déficit sin consecuencias por debajo del 3% del PIB. Si continuaban así en abril de 2024, podrían ver cómo la Comisión Europea abre procedimientos de déficit. Las consecuencias de estos eventuales procedimientos están por verse porque de ellos dependería cómo resulta la reforma del Pacto de Estabilidad.
El nuevo pacto está prácticamente cerrado. Se mantendrán los objetivos de déficit público por debajo del 3% del PIB y de deuda pública por debajo del 60%, pero todo el sistema estará más a la carta para diseñar sendas fiscales diferenciadas país a país para intentar facilitar su cumplimiento y las multas ser menor para que, en caso necesario, puedan ser aplicados.
También se tendrán en cuenta los ciclos electorales. Si después de las elecciones hay un nuevo gobierno él puede pedir renegociar ese camino presupuestario.
La Comisión Europea vuelve cuatro años después a la vida presupuestaria anterior a la pandemia: «La Comisión propondrá al Consejo la apertura de procedimientos de déficit excesivo basados en el déficit en la primavera de 2024 sobre la base de los datos de ejecución de 2023», dice el aviso.
El vicepresidente de la Comisión Europea de Asuntos Económicos, el letón Valdis Dombrovskis, ha dicho este miércoles que tras hechos como la pandemia o la agresión rusa contra Ucrania «es hora de centrarse en el crecimiento futuro y sostenibilidad de la deuda. Queremos que los estados miembros establezcan objetivos fiscales ambiciosos para 2024, trayectorias creíbles de reducción de la deuda e identifiquen cómo utilizarán las reformas y las inversiones para lograr un crecimiento inclusivo y sostenible».
Dombrovskis debe ser como un niño con zapatos nuevos. Cuando fue nombrado en verano de 2019, se entendía que era el comisario encargado de aplicar el Pacto de Estabilidad. Pero unos meses después dejó de aplicarse el Pacto de Estabilidad y Dombrovskis fue compensado con la cartera de Comercio.
Está bien en una alegría porque justo después las negociaciones comerciales descarrilaron con Mercosur o quedaron de lado con EE.UU. Cuando se aplique de nuevo el Pacto de Estabilidad, le quedarán unos meses en el cargo, hasta las elecciones europeas de mayo de 2024.
pb