Arturo Zaldívar Lelo de Larrea Este diciembre de 2022 concluyó su mandato de cuatro años en la presidencia de la Corte Suprema de Justicia (SCJN) y su gestión, que tiene resultados claramente positivos, no ha escapado a las críticas de los medios y círculos cercanos a la oposición, quienes la juzgan complaciente. con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Él, por su parte, ha criticado la conducta de jueces, magistrados y ministros.
Nada extraordinario, la opinión de los jueces es así de cambiante. Para los favorecidos por sus sentencias, los jueces son imparciales y sabios dispensadores de justicia. Y para los desfavorecidos, son corruptos y servidores de intereses políticos o económicos.
Desde mi perspectiva, en la gestión Zaldivar la Corte – el colegiado, no sólo su presidente- no ha sido nada complaciente con el gobierno, pero tampoco su adversario. Una muestra de ello es un análisis realizado por el diario Reforma -severo crítico de AMLO- sobre 18 votaciones relevantes del pleno de la SCJN entre 2019 y 2022, y solo en cuatro casos hubo mayorías a favor del gobierno. Morena y sus aliados, y solo uno de ellos fue unánime. ¿Se puede hablar de complacencia?
Está fuera de discusión que la Corte, y con ella todo el Poder Judicial, deban ejercer su autonomía y hacer efectiva la división de Poderes. En el proceso de sucesión de Zaldívar es importante que también gobierne esta autonomía y que los ministros voten libremente y rechacen cualquier injerencia externa. Cuando las presiones tienen éxito, hay dos responsables: los que presionan y los que se dejan presionar.
Al margen del proceso de sucesión, es necesario señalar una tergiversación frecuente: la exigencia de que el Tribunal sea un contrapeso al Ejecutivo. Zaldívar ha dicho y reiterado que la SCJN no es un partido de oposición, sino un poder equilibrador y garante del orden constitucional, por lo que puede ser visto, si acaso, como un «contrapeso constitucional», pero no político. O como lo ha expresado el respetable constitucionalista Diego Valadés, la Corte «no es ni debe ser un contrapeso al gobierno… Los contrapesos deben estar en el Congreso».
Zaldívar dijo que está satisfecho y tiene derecho a estarlo porque lideró una etapa de progreso que no se debe regatear. Sin embargo, aún no se ha logrado plenamente la pronta y expedita justicia, ni la erradicación de los jueces corruptos.
En su último informe, el ministro ofrece una certera visión de la realidad nacional, cuando visualiza un México justo e igualitario, sin discriminación, clasismo ni racismo; un México en el que los marginados y discriminados sean volcados a ver y tener educación, vivienda, salud, alimentación y justicia.
Que México todavía anda en la utopía, esa utopía de la que hablaban Fernando Birri y Eduardo Galeano, también citado por el ministro. En ese marco, la satisfacción de Zaldívar se relaciona con que hoy, en el ámbito judicial federal, esa utopía inalcanzable, aunque sea por unos centímetros, está menos distante que hace cuatro años.
PLUS ONLINE: El próximo presidente de la SCJN
Cinco miembros de la Corte se han inscrito para suceder a Arturo Zaldívar. Ellos son, en orden alfabético por apellido: Yasmín Esquivel Mossa, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Javier Laynez Potisek, Alberto Pérez Dayán y Norma Lucía Piña Hernández.
Para ser presidente de la Corte, uno de los candidatos debe obtener al menos seis votos. Si nadie los reúne en una primera vuelta, habrá otra en la que sólo participarán los más votados; en esa segunda vuelta, quien alcance seis votos o más será el nuevo presidente de la SCJN.
Los candidatos más fuertes son el ministro Esquivel Mossa y el ministro Gutiérrez Ortiz Mena. Sin perjuicio de estos, veo a la última señalada, Piña Hernández, como la más idónea para encabezar la SCJN y el Consejo de la Judicatura, por su fuerza jurisdiccional y su propuesta de colegialidad, entre otras virtudes suyas.
Y en mi opinión, dos ministros que también ofrecen garantías de solvencia jurídica y ética no están entre los aspirantes: Ana Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara Carrancá. El primero tuvo una exitosa gestión en la presidencia de la Primera Sala de la SCJN y el segundo tiene una larga trayectoria judicial y presidió el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México. Lo siento, no se han registrado.
POR EDUARDO R. HUCHIM
COLABORADOR
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MAÍZ
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