En México, el sentido común es el sentido que menos tienen los políticos. Sin embargo, en una muestra inmejorable de ello, Andrés Manuel López Obrador Ha derramado técnica como se dice en el argot futbolístico. Es obvio decir que los resultados de las elecciones de 2024 ya están cantados, pero no se explica por qué. Entre otras cosas aquí describiremos algunas banderas y la lógica que utiliza.
1. La relación con EE.UU. y la migración: mientras los expresidentes se envolvían en la bandera mexicana y establecían acusaciones, diagnósticos y conductas en términos diplomáticos, ¿y si Calderón iba a dar un discurso en el capitolio, o si Peña Nieto se lo encomendaba? con la relación a videogaray por su amistad con el yerno de Trump, Jared Kushner, situaciones que básicamente abordaban la relación en términos muy serios, formales y pretendían ser parejos, López Obrador ha sido el cínico más grande de todos y ha surfeado la relación.
Que si EE.UU. quiere extender la frontera hacia el sur y contener a los migrantes, Andrés Manuel ayuda, cubre la situación para tener un doble rasero y evitar un conflicto. Que si se trata de la fábrica de Tesla que no debió haber sido instalada en Nuevo León, y en eso está enfocada la atención económica y la imagen del gobierno, López Obrador simula una y otra vez acosarlos para que hagan lo que quieren, se conformen y toma los recursos naturales como quieras.
Tampoco habilita albergues ni brinda facilidades a los migrantes, por el contrario, básicamente los persigue y les impide ingresar a territorio mexicano. Se da cuenta de que el problema está más allá de él porque es más grande de lo que el gobierno mexicano puede resolver.
2. El juicio a García Luna y la lucha contra el narcotráfico: mientras los expresidentes se involucraron en el entramado de oferta y demanda de drogas, y arrastraron al país a una narrativa de lucha contra estos grupos, causas y efectos, con complicidad evidenciada Por meterse tanto en el tema, Andrés Manuel López Obrador en cambio deja que los narcotraficantes guíen el libre mercado y vuelve a simular. Hay un evidente acuerdo tácito de trato digno y permiso, con ciertas reglas que supuestamente no deben violar. Entiende que el fenómeno nos supera con creces y de facto traslada la responsabilidad al vecino del norte.
Los ciudadanos lo han entendido y ahora lo ven como una normalidad no deseada pero aceptada. López Obrador evade su responsabilidad y acusa a los expresidentes de todo lo que pasó con ella, y mágicamente le cae encima la resolución de los tribunales estadounidenses, que utiliza hábilmente para asumir su propia responsabilidad.
3. El conflicto de las aspiraciones políticas y los partidos políticos: mientras los expresidentes lidiaban a diario con sus partidos políticos, las ambiciones de los dirigentes y aspiraciones de cada uno de sus militantes activos de primer, segundo y tercer nivel, gobernaciones, diputados y cualquier cargo que representara dinero y presencia, Andrés Manuel López Obrador le ha dado un enfoque radicalmente diferente. A Morena no le importa, y lo logra estableciendo un vehículo o instrumento, nada más. Además, ha desdeñado y minimizado el valor de los partidos políticos (incluyendo a Morena). Es más, el término «chapulín» que tanto usaban los puristas del PAN, PRI y Morena y que tanto golpeaba el ego de los políticos, ya no tiene sentido gracias a Andrés Manuel López Obrador, demostrando que todos los políticos pueden usar uno o más partidos para llegar al poder porque no hay uno solo que hoy tenga una ideología o identidad que los respete.
Andrés Manuel López Obrador ya definió —en términos de individuo— su legado y el designado ya camina más lejos que nunca frente a todos los demás. Heredará su modelo y seguirá con el régimen, si no, mire lo que está pasando en la Ciudad de México con temas fundamentales como el metro, la infraestructura hídrica, la movilidad, etc., que en otros sexenios las tragedias ocurridas quedarían han sido materia suficiente para exigir hasta la renuncia de los gobernantes y sus funcionarios, por el contrario, en este caso particular se ha convertido casi en una fortaleza.
Es evidente que la lógica ha sido una, con la que la inexistente oposición no ha podido lidiar a pesar de todos los esfuerzos millonarios en recursos y redes de poder que utilizan. Es más, los ha hecho más pequeños e intrascendentes. Esa lógica de resolver lo que realmente se puede hacer y dejar ir lo que no es un hecho que constituye la historia de hoy, sin embargo esta lógica nos meterá en muchos problemas gravísimos en el futuro porque son temas muy delicados sin resolver.
¿No es que los de la oposición eran muy inteligentes, técnicos y sofisticados porque egresaron de escuelas extranjeras? Más bien considero que el modelo que utiliza Andrés Manuel López Obrador les es completamente desconocido. Muchos títulos, pero por desgracia les falta barrio.
Y no es una pregunta.
MARTA GUTIÉRREZ
COLABORADOR
@MarthaGtz
MAÍZ
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