«Topes» a la integración regional

Tal como están las cosas, quizás lo mejor que se puede decir de la VII Cumbre de Líderes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es que se llevó a cabo, que cumplió con el compromiso de resaltar la imagen del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y la variedad de la izquierda regional.

La sesión resaltó que el concepto de democracia es diferente para varios países, o al menos para las formaciones políticas progresistas que ahora conforman la mayoría de los gobiernos registrados en la CELAC y que lo que es aceptable para unos países no lo es para otros.

Pero mayoría no es unanimidad y las divergencias y contradicciones eran evidentes. Para empezar, la aparente voluntad de Argentina y Brasil de dar preferencia al fortalecimiento de mecanismos de integración económica como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y especialmente el Mercado Común del Sur (Mercosur), donde pequeños socios (Paraguay y Uruguay) tienen expresaron su malestar por lo que ven como manipulación por parte de Argentina y Brasil.

La presencia de Lula da Silva fue sin duda el detonante del encuentro, no solo como presidente del país más grande de la región, sino como líder de la izquierda continental.

¿Son realmente Cuba, Nicaragua y Venezuela los mejores aliados diplomáticos que México podría conseguir para promover su posición de condena al actual gobierno peruano?

Esos cuatro países fueron los que impulsaron, sin lograrlo, una condena a la situación del Perú, donde promueven la reposición en la Presidencia del derrocado Pedro Castillo, mientras naciones como Brasil y Chile critican la represión ejercida por el gobierno de Dina Boluarte.

Pero a diferencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sin duda elegido democráticamente, los gobiernos de Venezuela y Nicaragua fueron criticados abiertamente por el presidente chileno, Gabriel Boric, por las elecciones más que dudosas y sin oposición en el primer caso y el encarcelamiento previo de posibles competidores, ahora presos políticos, en el segundo. Boric condenó la represión en Perú, pero no fue más allá, ni tampoco Brasil y otras naciones de la región.

Y eso sin contar el abierto reproche del uruguayo Luis Lacalle Pou, al tinte ideológico que a su juicio se pretende dar a la CELAC.

Con todo, el nombramiento de Ralph Gonçalvez, Primer Ministro de San Vicente y las Granadinas, fue visto como un guiño a Nicaragua y Venezuela. Hasta qué punto las divergencias pueden pesar en el futuro es algo que nadie sabe, pero el intento de crear un grupo continental alternativo a la OEA, o incluso un grupo de coordinación para dialogar con potencias extrarregionales, es una tarea mucho más difícil de lo que parece. esperado por quienes podrían definirse como líderes del movimiento, Argentina, Brasil y México (aunque durante la reunión se minimizó el papel del gobierno mexicano en el relanzamiento de la CELAC).

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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