En el marco de una evaluación optimista de los resultados de la X Cumbre de Líderes de América del Norte, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, afirmaron que fueron un éxito para México tanto a nivel bilateral como regional.
AMLO se refirió a la comprensión y cordialidad; Ebrard aludió a la creación de un Comité que, dijo, se dedicará a planificar la sustitución de importaciones en América del Norte y, en materia migratoria, dijo que México va a trabajar para facilitar el acceso a la ciudadanía estadounidense a 1.2 millones de compatriotas.
Nada en contra de ninguna de estas posibilidades, pero algunas dudas respecto a su alcance.
En materia migratoria, la situación de los indocumentados ha estado en el centro de un brutal debate político en Estados Unidos durante décadas y, lamentablemente, no parece más cerca de resolverse que hace 40 años.
Sí, México está pidiendo, ha pedido y seguirá pidiendo que se resuelva el problema. Hay entre cinco y seis millones de mexicanos que residen sin documentos en el país norteño y son, en gran parte, uno de los más de 50 millones de dólares al año que llegan a nuestra nación en remesas.
La pregunta es qué aporta el gobierno mexicano para respaldar su petición. No se trata de justicia o humanidad, que son importantes. Se trata de convencer a un cuerpo legislativo como el Congreso de los Estados Unidos.
El debate en torno al tema de la inmigración en EE.UU. ya ha producido una mayoría simpatizante de la situación de los indocumentados, pero también una minoría considerable que se opone rotundamente a las alegaciones de legalidad y teme, entre otras cosas, que los nuevos ciudadanos voten por su rivales
¿Cuántos recursos va a dedicar México a cabildear en el Congreso federal de Estados Unidos? ¿Cuántos antes de los Congresos locales? ¿Cómo buscará reducir la oposición?
Esos son detalles técnicos. Lo importante es que el gobierno mexicano lo solicitó y puede presumir que lo hizo aunque los resultados dependen de factores en los que no tiene mayor influencia y depende, al menos por ahora, de los propios intereses demócratas. En cuanto al comité, para la sustitución de importaciones parecería ser más un grupo que identifica posibilidades y, sujeto a detalles, quizás promueva el establecimiento de nuevas inversiones en la región.
En la nueva política de bloques regionales que ha dado nuevos límites geopolíticos a la globalización, la creación de dicho comité y la mera posibilidad de que la región norteamericana pueda identificar y acordar necesidades comunes.
Pero el problema estará en que los posibles inversores estén de acuerdo con lo que el comité considere necesario o que acepten las condiciones que los posibles destinatarios puedan o quieran ofrecer.
A decir verdad, ojalá se haga realidad el optimismo triunfalista del gobierno mexicano. Pero…
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
CAMARADA
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