Una situación que no me sorprende, e incluso me da ciertos visos de entusiasmo, ya que este concurso, desde mi punto de vista, cosifica a las mujeres desde hace muchos años. Situación que gracias a diversos esfuerzos públicos y privados tratamos de modificar para cambiar la perspectiva que se tiene sobre el valor de una mujer.
Como ya dije, el certamen fue vendido y recientemente se confirmó que su nueva dueña es la empresaria transgénero tailandesa Anne Jakrajutatip, directora ejecutiva de JKN Global Group Public Company Limited, productora de programas de televisión en su país. Anne es considerada, según Forbes, como una de las mujeres más ricas del mundo y también ha mostrado su lado más filantrópico.
Me parece importante recordar que este concurso perteneció al expresidente estadounidense Donald Trump durante 19 años, pero en 2015 pasó a manos de IMG Worldwide LLC. Direcciones que nunca se molestaron en hacer un cambio sustancial en el concurso y que, como mencioné al principio, lo único que perpetraron fue una perspectiva falsa y errónea sobre dónde radica el valor y el poder de la mujer. Sin embargo, con esta nueva dirección, se ha anunciado a través de un comunicado que están «buscando no solo continuar con el legado de brindar una plataforma para personas apasionadas de diversos orígenes, culturas y tradiciones, sino también desarrollar la marca para el nuevo generaciones”.
Afirmación que hasta ahora parece superficial. Recientemente, en el primer evento organizado por la nueva dirección, Miss Universo «Extravaganza», al que asistieron cinco exganadoras del certamen, entre ellas Harnaaz Sandhu, la actual Miss Universo 2021 de India, quien ha sido y sigue siendo muy criticada por un aumento en su peso y hasta el momento el certamen no ha dado tiempo a pronunciarse en su defensa ante el body shaming que vive actualmente.
Escribo todo esto para llegar a ciertas reflexiones importantes. Ciertamente tengo que decir que nunca me ha llamado la atención este tipo de concursos, sin embargo, existen y no puedo dejar de expresar mis sentimientos porque creo que han marcado a muchas generaciones de mujeres que se pueden ver afectadas a nivel de autoestima por tener como referencias a mujeres cuyo único valor observable parece ser su físico.
Me encantaría ver en un futuro no muy lejano concursos de la misma popularidad donde se expongan ideas, revoluciones, proyectos, casos de éxito; donde compites por ser la mejor versión de ti mismo y no por atención y validación como objetos de deseo.
Esperemos que la polémica fatofóbica que está sucediendo en torno a Harnaaz Sandhu ayude a dar los primeros pasos en la evolución de este concurso. El impacto que se puede generar es inmenso, empezando por combatir los trastornos alimentarios. Las mujeres ya no pueden definir sus límites por las medidas del cuerpo, por el color de su piel, su altura, etc.
POR MICHELLE FERRARI
Michelle.ferrari@greatculturetoinnovate.net
IG: @michferrarib
MBL
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