La crisis de Credit Suisse ha provocado una enorme incertidumbre sobre la estabilidad del sistema económico y financiero mundial. Es uno de los bancos más grandes del mundo, fundada en Zúrich en 1856, que cuenta con más de 50.480 funcionarios y empleados, de los cuales 16.700 trabajan en Suiza y que ha sido un pilar del desarrollo industrial y económico del país.
Anoche, el gobierno de la Confederación Suiza en una conferencia de prensa muy esperada del Parlamento en Berna, junto con el Banco Nacional Suizo (SNB) y la Autoridad de Supervisión del Mercado Financiero Suizo (FINMA), informó sobre un acuerdo por el cual Credit Suisse había llegado con su competidor más importante, UBS.
Este último, aún más grande que el primero y fundado en Winthertur en 1862, Actualmente cuenta con 72.597 funcionarios y empleados, de los cuales 20.300 están en Suiza. Ambos bancos, dada su importancia y trascendencia, se encuentran entre treinta sistémicamente importantes a nivel mundial.
En dicha conferencia se dio a conocer la buena noticia de la adquisición de Credit Suisse por parte de UBS, hecho que, sin duda, descomprimió tanto la presión internacional que recibía el país como la del propio mercado interno que la persistente caída del precio del acciones del primero, se había mostrado como una consecuencia innegable, irreversible y fatal de la pérdida de confianza en el banco.
La proximidad de la apertura de los mercados impuso la urgencia e inminencia de una solución a cualquier precio.
El Gobierno de Suiza, reunido durante tres días con sus máximas autoridades, había descartado aplicar la solución legislativa “To big to fail” (demasiado grande para fallar) emitida en 2014, asumiendo con convicción y decisión que en un mar embravecido no sería posible e inútil, además, la intento de remolcar el Titanic a la costa.
Por otro lado, todos los demás medios debían agotarse, sin declinar un amplio apoyo financiero, ya que era una primera prioridad asegurar el aporte de liquidez. Para ello se dispuso garantizar al banco en crisis la suma de cincuenta mil millones de francos suizoss, que luego se amplió.
El viernes, la volatilidad del mercado reveló que todos los esfuerzos fueron insuficientes: la bolsa cayó, la confianza estaba lejos de recuperarse y claramente se requería una solución diferente, rápida y de mayor envergadura para garantizar la estabilidad.
La solución llega a posteriori con la propuesta y su posterior perfeccionamiento, consistente en la absorción o fusión de Credit Suisse por parte de UBS. El Gobierno bendice el acuerdo y garantiza el marco general entre estos dos gigantes operadores privados.
El acuerdo ha sido resultado de una negociación sinuosa y estratégica, cuya secuencia ha sido interrumpida varias veces, comenzando como de costumbre con una oferta considerada irrisoria consistente en el pago de 0,25 céntimos de francos suizos por acción, equivalente a un total de unos mil millones de francos, que fue rechazado enfáticamente, como no podía ser de otra manera, por el principal accionista, el Saudi National Bank.
Además, el posible adquirente exigía al Estado ciertas garantías y préstamos para llevar a cabo la operación.
No estuvo ausente la opción de nacionalizar la banca, total o parcialmente, solución que rápidamente se descartó.
La ineludible y urgente apertura de los mercados el lunes por la mañana; el apoyo explícito del Banco Nacional Suizo, que desempeña el papel de Banco Central; la aceptación como regulador de FINMA, así como de reguladores de otros países donde el banco tiene su sede, y la impresionante cifra de cien mil millones de francos comprometidos como préstamo por parte del Estado Hicieron el milagro de que el mencionado acuerdo de adquisición viera luz.
El gobierno considera que es la mejor solución para el restauración de la confianza que ha faltado en los últimos tiempos en los mercados financieros. como reconoció Alain Berset, presidente de la Confederación, en la rueda de prensa.
La culminación del acuerdo cumple no solo con el loable objetivo de proteger el mercado financiero suizo sino también de estabilizar los mercados financieros internacionales, ya que la caída de ese banco único habría tenido consecuencias incalculables no solo para Suiza sino también para otros países.
La esencia del acuerdo.
Accionistas de Credit Suisse recibirá una acción de UBS por cada 22,48 acciones que posea, que corresponde a un valor de 0,76 céntimos de franco suizo por acción, lo que da una suma total de tres mil millones de la misma moneda. Además, para que el adquirente asuma pérdidas potenciales sobre determinados activos por encima de una determinada cantidad, el gobierno entregará a UBS nueve mil millones de francos suizos. definido, presumiblemente aclararlo contribuiría a calmar las turbulentas aguas del tsunami desatado.
No menos importante, y diría imperdonable, sería omitir aclarar y, en su caso, reprimir con toda la fuerza legal las responsabilidades personales en la crisis del banco en que hayan podido incurrir sus dirigentes y funcionarios.
La última palabra no se dice: El mercado decidirá sobre el éxito o fracaso de la operación a través del precio de la acción y los CDS (Credit Default Swaps o Diferenciales de Credit Default) del comprador.