La reciente gira por el Caribe de Beatriz Gutiérrez Muller fue una de las mejores y más importantes iniciativas de política exterior tomadas en algún tiempo por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
La esposa del presidente visitó Belice, Jamaica, San Vicente y las Granadinasasí como el República Dominicanadonar en cada país un escáner para obras y registros, así como libros físicos, archivos digitalizados y objetos típicos, en el marco de lo que se convirtió en un recorrido de buena voluntad por una región que en detrimento de sus propios intereses, México ha descuidado, si bien no marginados, excepto Cuba.
La región del Caribe está compuesta por 13 naciones, sin contar Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, lo que lo convierte en un importante bloque de votantes dentro de la Organización de los Estados Americanos (OEA) como en la Organización de las Naciones Unidas, y difícilmente puede ser ignorada por quienes aspiran a crear nuevas organizaciones continentales o modificar las existentes.
La no primera dama -rechazó el título desde un principio- trajo artesanías y viajó acompañada de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores, incluida la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y el Archivo General de la Nación, además de un mariachi. , en un avión Secretaria de la Defensa Nacional.
La gira de la enviada del Presidente fue bien recibida, según reportes de prensa en los cuatro países, donde se reunió con los jefes de gobierno o de estado, y donde entregó equipos destinados a preservar la memoria histórica.
Es cierto que no pasará mucho tiempo antes de que una iniciativa de este tipo pueda calificarse de buena, sobre todo si se enmarca en el contexto de una política exterior prácticamente esquizofrénica.
Por ello, sorprende el silencio inicial de un desarrollo que en realidad contrastaba con las continuas polémicas en torno a temas internacionales que se han originado en La Mañanera en varias ocasiones.
O tal vez fue por eso.
La política exterior parece haberse convertido en un dolor de cabeza continuo para el gobierno del presidente López Obrador, quien con cierta frecuencia se ve envuelto en polémicas innecesarias en torno a problemas internacionales, o incluso, por opiniones personales, expresadas públicamente, sobre temas internos. de otros países.
También es cierto que las ocasionales y notorias intervenciones de la señora Gutiérrez Müller en temas de relaciones exteriores no han sido del todo positivas, como es el caso del frustrado nombramiento de Pedro Salmerón como embajador en Panamá y el menos controvertido, pero también cuestionado nombramiento de eduardo villegas como embajador en Rusia.
Por eso es tan extraño que una iniciativa de «soft power», con un genuino sentido político y de cooperación, se haya presentado en retrospectiva simplemente como un viaje de negocios normal.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
MAÍZ
Continuar leyendo: Una de cal… | El Heraldo de México