La familia real británica tiene al menos otros siete días para respirar aliviada. La serie de Netflix de la vida del príncipe Harry y su esposa Meghan, los duques de Sussex, no los diabolizó hasta ahora.
Se apoyaron en su historia de amor, en el traumático sufrimiento de Harry, un hijo que perdió a su madre y adoptó a un príncipe africano de Lesoto como su hermano sustituto, en las críticas a los medios británicos y al racismo social, que ha conseguido desprestigiar a la pareja frente a los que fueron su súbditos.
Todo en un contexto de Brexit, que es sinónimo de inmigración no deseada y racismo en el reino.
Las críticas a la Casa Real no son directas sino cándidas y las más duras provienen de Harry, que fue relegado en la jerarquía royal y conoce su interior y sus reglas. Advierten que el documental finalizó en agosto del 2022. Una forma de informar que fue antes de la muerte de la reina Isabel II, a cuyo funeral asistieron y Harry fue reiteradamente “humillado”, según familiares de la princesa Diana.
Pero esencialmente es una serie dirigida al público norteamericano, que tiene la misma visión estereotipada que Meghan sobre la Casa Real, el Imperio, los Royals, el racismo y que solo conocen la tragedia de la princesa Diana.
Allí vivirán, será su nicho de trabajo. Su vínculo con su familia está roto hace mucho tiempo. Será su padre, el rey, y su hermano, el futuro rey, quieren deberán reestablecer el vínculo y desmentir lo que han dicho sobre el comportamiento de una familia sin par. Simplemente Harry se limitó a describir sus arcaísmos.
La duquesa mestiza
Los tres primeros episodios de Harry y Meghan revelan el “clash” cultural de una norteamericana, mestiza, californiana, educada en una de las mejores universidades, multilingüe, actriz, activista, feminista, que conoció a su futuro marido por Instagram, con la Casa de Windsor y sus cortesanos. Son los vaivenes de casarse con un príncipe, que debe pedir permiso a la reina para hacerlo.
Meghan nunca imaginó que debía hacer una reverencia a la soberana y jamás había conocido o padecido los tabloides británicos ni conocía los alcances de la Rota. Ese equipo de periodistas corresponsales reales y la Casa de Windsor, en un acuerdo de sobrevivencia tan tóxico como indispensable para la publicación de sus actos reales. Una cohabitación que sufrió pero también usufructuó la princesa Diana, y hoy utilizan el príncipe William y el rey Carlos en su guerra contra los Sussex.
Fueron los tabloides y las redes sociales los que aterrorizaron a Meghan, la amenazaron y denigraron y volvieron Gran Bretaña para ellos inhabitable.
La historia, según la pareja
El príncipe Harry y su esposa Meghan se apegan a un guión familiar, en una nueva serie de Netflix que relata el alejamiento de la pareja de la familia real y lo venden como “global”. Los próximos tres capítulos se conocerán el jueves de la semana que viene.
Los primeros tres episodios de «Harry y Meghan», publicados este jueves, analizan la relación simbiótica entre los periódicos sensacionalistas y la familia real y examinan la historia del racismo en todo el Imperio Británico y cómo persiste.
La narración es un claro documental: se basa en entrevistas con la pareja, sus amigos y expertos en raza y medios de comunicación. Hay fotos privadas que jamás se habían visto: su encuentro en Botswana, sus chats, su compromiso, sus perros, su casa en Montecito, su jardín. Y aparecen Lilibet y Archie, los hijos de la pareja, en ella.
La serie no incluye voces disidentes. No hay respuesta de ninguno de los tabloides mencionados, con los que Harry tiene juicios. Solo habla Will, un compañero de colegio de Eton de Harry, sin apellido.
Se advierte que la Casa Real no quiso hacer comentarios, lo que generó la primera polémica oficial entre el palacio y ellos pos documental. Buckingham Palace insiste en que solo recibió un mail de una tercera casa de producción y ellos esperaban que fuera Netflix. Nunca respondieron.
La trama
El trato de los medios hacia Meghan, y cómo la pareja sintió que había una falta de interés y simpatía de las instituciones de la Corona y sus cortesanos hacia sus actividades y problemas con los tabloides, son el argumento principal.
Ellos fueron el centro de sus quejas, cuando se alejaron y dejaron ser parte de la “familia trabajadora” Royal hace casi tres años y se mudaron al sur de California, sin apoyo financiero familiar y desposeído Harry de todos los títulos militares, incluidos el de veterano de guerra de Afganistán como piloto de combate Apache.
Estos lucrativos contratos con Netflix y Spotify han ayudado a financiar su nueva vida, en lo que despectivamente los tabloides llaman el principado de Montecito.
Promocionado con dos avances dramáticamente editados que insinuaban una «guerra contra Meghan», el programa de Netflix es el último esfuerzo de la pareja para contar su historia, después de una serie de entrevistas con organizaciones de medios de EE.UU., sobre todo una reunión de dos horas en 2021 con Oprah Winfrey.
Racismo institucional
En un segmento particularmente desafiante para la familia real, el duque de Sussex dice que hay un «gran nivel de racismo inconsciente» dentro de la institución.
Hizo los comentarios después de que la serie hiciera referencia a un incidente en el que la princesa Michael de Kent usó el broche Blackamoor, ampliamente visto como racista, en el almuerzo de Navidad de la Reina al que asistieron los Sussex en 2017.
“En esta familia a veces, ya sabes, eres parte del problema en lugar de parte de la solución”, dijo Harry en uno de los episodios. “Hay un gran nivel de racismo inconsciente. Lo que pasa con el racismo inconsciente es que en realidad no es culpa de nadie. Pero una vez que se ha señalado o identificado dentro de ti mismo, debes corregirlo”, agregó.
La princesa Michelle de Kent debió pedir disculpas públicas.
Momento difícil para el nuevo rey
Mientras en Estados Unidos esperaban la serie, una verdadera campaña se inició en los tabloides británicos con suposiciones del contenido del documental de la que jamás se filtró nada antes. Esperaban un ataque brutal y frontal a la Corona. Hasta había preparado la Corte abogados para confrontarlos. El rey, la reina consorte, el príncipe William y Kate no verían la serie, alertaron. Solo los cortesanos.
La serie llega en un momento crucial para la monarquía. El rey Carlos III está tratando de demostrar que la institución aún tiene un papel que desempeñar después de la muerte de la reina Isabel II, cuya popularidad personal apagó las críticas a la corona durante su reinado de 70 años.
Carlos argumenta que la Casa de Windsor puede ayudar a unir a una nación cada vez más diversa, utilizando los primeros días de su reinado para reunirse con muchos de los grupos étnicos y religiones que conforman la Gran Bretaña moderna. Paradójicamente no habla con su hijo ni su nuera mestiza y solo vio una vez a sus dos nuevos nietos.
Pero la serie muestra el otro lado de la historia: el racismo de los tabloides con los que trabaja la corona, el esclavismo hasta el inicio del 1900 y la primera expedición de esclavitud financiada por la reina Isabel I, un Imperio transformado en Commonwealth, que tras la muerte de la soberana, no tiene interés en que el rey de Gran Bretaña sea su jefe de Estado “larga distancia”.
En cada escala caribeña de los viajes de la familia real, sus súbditos reclaman compensación por la esclavitud y demuestran contra el racismo.
Un golpe frustrado
El matrimonio de Harry en 2018 con la ex Meghan Markle, una actriz estadounidense mestiza, alguna vez fue visto como un golpe de relaciones públicas para la familia real, que impulsó el esfuerzo de la monarquía por entrar en el siglo XXI, haciéndola más representativa de una nación multicultural.
Pero el cuento de hadas, que comenzó con una ceremonia repleta de estrellas en el Castillo de Windsor, pronto se agrietó, en medio de informes de los medios británicos de que Meghan era egocéntrica y acosaba a su personal. Nunca lo probaron.
La serie se inicia con diarios en video grabados por Meghan y Harry, aparentemente en sus teléfonos, en marzo de 2020, en medio de la amarga separación de la pareja de la familia real y su partida del salón VIP Windsor hacia Canadá.
Es «mi deber descubrir la explotación y el soborno» que sucede en los medios británicos, dijo Harry. “Nadie sabe toda la verdad”, añadió. “Sabemos toda la verdad”.
Prepararse para ser reina o princesa de la Corte de St James es una tarea lenta y que lleva años de entrenamiento por parte de severos cortesanos, con su lista de prohibiciones.
Desde no mostrar emoción, no tocar, no responder, vestirse con ropa solamente británica y enviar mensajes con ella y sus joyas, para mantener el misterio de la Casa Real. A Kate, la actual princesa de Gales, le llevó 10 años hablar en público.
Meghan Markle, actriz, embajadora de la ONU por su militancia feminista, no tardó una semana en hablar en público, con un discurso escrito por ella misma. Los cortesanos, horrorizados. O editar el Vogue británico en secreto.
En el documental “Harry y Meghan”, la pareja contó la historia de su noviazgo y el entusiasmo inicial que acogió la relación. Pero el tono cambió cuando Harry relató el intenso escrutinio de los medios que enfrentó Meghan, recordándole la forma en que su madre, la princesa Diana, fue tratada antes de morir en un accidente automovilístico, mientras los fotógrafos la seguían.
La guerra contra los tabloides
El documental revela el trauma de Harry frente a los fotógrafos, los paparazzis, las lentes que persiguieron su infancia y su adolescencia. Su permanente batalla por la privacidad y como esos fotógrafos arruinaron, uno a uno, los vínculos con cada una de sus “girlfriends”.
«Ver a otra mujer en mi vida a la que amaba pasar por este frenesí mediático, eso es difícil», dijo Harry. “Es básicamente el cazador contra la presa”, describió.
Harry aparece en el documental como un príncipe sufrido, traumatizado, que está genuinamente enamorado de Meghan, en quien ha encontrado paz, y a quien asocia con su madre, la princesa Diana, a quien él adoraba.
Harry y los otros entrevistados de la serie dicen que el palacio tiene parte de culpa por este tratamiento de los medios porque ha otorgado acceso privilegiado a seis periódicos británicos, que sienten que tienen derecho a conocer detalles íntimos sobre los miembros de la familia real, ya que los contribuyentes financian sus vidas. Ellos son The Times, The Telegraph, The Daily Mail,The Daily Express, The Daily Miror, The Sun.
Harry y Meghan admitieron que inicialmente trataron de seguir el consejo del palacio de “permanecer en silencio” sobre la cobertura de prensa.
«¿Una actriz?»
Cuando conocieron a Meghan por primera vez, los miembros de la realeza estaban «increíblemente impresionados. Pero no podían lidiar con el hecho de que ella era una actriz estadounidense”, contó Harry. Eso “nublaba su juicio”, añade. “Lo de la actriz fue el mayor problema”, coincide Meghan.
También hicieron un pequeño comentario sobre William y Kate, señalando que la primera vez que cenaron juntos, el hábito de Meghan de abrazar a todos no necesariamente cayó bien. Los royals no solo no son táctiles. Se escriben cartas para comunicarse.
«No me di cuenta de que eso es realmente discordante para muchos británicos», explicó Meghan, que se define como una “abrazadora”. Continuó hablando sobre cuán formal es la familia real en privado. Traducción: William y Kate son fríos y distantes, a diferencia de Meghan, cálida y sensiblera.
Harry también habló sobre la reacción de su familia ante el ataque mediático que enfrentó Meghan cuando se reveló por primera vez como la novia de Harry. La línea de la familia real, dijo, era que otras mujeres que se casaron como ella tuvieron que soportar lo mismo: “¿Por qué Meghan debería ser diferente?”.
Harry se sorprendió: «La diferencia aquí», dijo, «es el elemento racial. Nadie lo escuchó. Lo dejaron sin protección».
Este fue el gran hilo conductor de los tres episodios: los medios aquí son racistas y, por implicación, Gran Bretaña. Meghan argumentó que su raza nunca se convirtió en un problema hasta que llegó al Reino…