una visita embarazosa para Lula da Silva

Aunque sin nombrar la guerra en Ucrania, Sergei Lavrov proclamó en Itamaraty que los dos países tienen enfoques similares en los asuntos internacionales.

La proclamada neutralidad de Brasil ante el drama bélico que sufre Ucraniase convirtió este lunes en unos grados vergonzosos para el gobierno de Lula da Silva con la presencia en Brasilia en viaje oficial del locuaz canciller de Vladimir Putin, Serguei Lavrov.

El funcionario proclamó en Itamaraty que los dos países tienen “enfoques similares” en los asuntos internacionales”. No tenía que nombrar la guerra. Lavrov, un histórico ministro de Relaciones Exteriores con 20 años en el cargo, se movió usando cada centímetro para exponer la profundidad de la sociedad en todos los sentidos que existiría con la segunda economía más grande del hemisferio americano.

La visita y esa actitud tienen antecedentes. Se produce después de que hace unas horas el líder del PT declarara en Abu Dabi que tanto Ucrania como Rusia son igualmente responsables del conflicto bélico y condenó a los EE.UU. ya Europa por brindar asistencia militar a kiev. Una visión que defiende y saluda al Kremlin.

Lavrov recibió otro aval de su colega brasileño, el veterano diplomático Mauro Vieira, quien reiteró las críticas de su país por las sanciones que los países occidentales aplican contra Moscú debido a la invasión iniciada hace un año.

Serguéi Lavrov, en Brasilia. Foto Bloomberg

Orden mundial

El conflicto que también ha sido condenado por Brasil, no es una guerra convencional. No hay tropas ucranianas del lado ruso, ni la Federación está siendo golpeada militarmente. Sólo Ucrania está siendo atacada e invadida, poniendo en duda los argumentos a favor de la responsabilidad compartida.

«Hablamos sobre varios temas relevantes de la agenda internacional y regional, destacando que los enfoques de Brasil y Rusia a los problemas que suceden en el mundo de hoy son similares», dijo Lavrov.

Los dos países están unidos por el deseo de contribuir a un orden mundial más democrático y policéntricobasado en el principio fundamental de la soberanía e igualdad de los Estados”, añadió sin aclarar los límites que el Kremlin impone a estos principios.

Y remarcó: «Estamos muy agradecidos a nuestros amigos brasileños por su clara comprensión de la génesis de la situación», en referencia a la guerra.

Un grupo de brasileños y ucranianos participa en una protesta frente al Consulado de Rusia contra la visita del Ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov. Foto EFE

Entonces el canciller envió una invitación de Vladimir Putin para que Lula viaje a Moscú. “Estamos trabajando para identificar fechas convenientes para ambas partes”, coincidió Vieira, anticipando que la invitación habría sido aceptada. Luego, el enviado del Kremlin se reunió en privado con el presidente brasileño.

Negociación

El canciller de Lula repitió una noción que ya había adelantado a Clarín el pasado mes de enero en su primera entrevista con un medio internacional, cuando sostuvo que «nuestra posición es a favor del alto el fuego inmediato, el respeto al derecho humanitario y una solución negociada con miras a una paz duradera que aborde las preocupaciones de seguridad de ambos lados».

El tema que no queda particularmente claro en esta declaración es la exigencia que impone Kiev como condición ineludible para cualquier diálogo y que es la retirada de las tropas invasoras de su territorio.

Esta posibilidad había sido mencionada por Lula da Silva cuando señaló que Ucrania debería ceder la península de Crimea para lograr la paz: «No puede reclamarlo todo». Rusia, a su vez, dijo, debería retirarse de los territorios que ha ocupado.

El comentario provocó una reacción de disgusto del presidente Vladimir Zelenski, quien reiteró la decisión de su país de no entregar una pulgada de tierra al enemigo. También disparó otros comentarios.

El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, preguntó ofuscado a Lula en las redes sociales: “¿Estaría dispuesto a renunciar a un pedazo de Brasil del tamaño de Crimea… solo para tener tranquilidad? Hablaremos allí».

Brasil ha propuesto, sin mucho éxito hasta ahora, la formación de un grupo de países «neutros»” para construir algún tipo de mediación en este conflicto. En ese sentido, Lula buscó involucrar a China en el proyecto pero no tuvo resultados.

Durante su visita a su colega Xi Jinping, el mandatario brasileño firmó una serie de documentos bilaterales que no incluían la palabra guerra, hablando de crisis o conflicto, en consonancia con la posición rusa que no llama así a esta sangrienta intervención militar y la Lo mismo hace la República Popular.

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