Viviendo del pasado | El Heraldo de México

Llora, victimízate. La mañanera debería cambiar su nombre a ‘La planidera’. Solo escuchamos el lamento de López Obrador y un ingrediente básico de esto es culpar al pasado. Bajo la óptica cuartoteísta, los errores, vicios y corrupciones del presente no ocurren. Y si son admitidos, tienen su razón de ser en otros sexenios.

López Obrador no solo vive del pasado, vive DEL PASADO. De sueños campesinos, como cuando el petróleo era el oro negro de México. También de un lamento que lo catapultó y al que se debe que todo México lo conoce. Sí, hace unos días, el 7 de abril para ser exactos, recordó que en 2005 los legisladores del PRI y del PAN lo invalidaron. “Por órdenes de Fox y la complicidad de los ministros de la Corte… Los jóvenes que ahora tienen 18 años —mayores de edad— estaban naciendo; por ellos repito el discurso de aquella ocasión», dijo.

Cabe señalar que la eterna víctima comenzó a denunciar a partir de abril de 2005; luego le dolió que la prensa diera más importancia a la enfermedad (y posterior muerte) de Juan Pablo II que a su anarquía. Su patada siguió cuando perdió las elecciones de 2006; otro evento que todavía no puede superar.

En su denuncia omitió aclarar que la violación se originó por su desacato a una orden judicial que exigía detener la construcción de una calle en un terreno expropiado. El señor cometió un delito y en un verdadero estado de derecho le tocó ir a la cárcel. Pero las mismas circunstancias políticas que acompañaron al juicio político, hicieron que Vicente Fox no aguantara la presión y decidió revertir el proceso legal. La tibieza de Fox, nada más, fue lo que salvó a López Obrador.

Lo grave ahora se descubre: el hecho de que, en su eterno lloriqueo, López Obrador enfatiza que no se respetó la ley a su favor; El sello del obradorismo es que sólo importa la voluntad de Andrés Manuel y que él se cree por encima de toda norma.

¿Por qué más recordar la anarquía que ocurrió hace 18 años? ¿Un Presidente de la República que no puede superar dicho episodio? Recurso repetitivo utilizado para jugar a la víctima y hablar del pasado en lugar de todos los problemas que enfrenta nuestra nación hoy. Que, como gobernante, deberías tratar de resolver.

Es una pena porque, teniendo un país que gobernar y siendo el presidente con mayor poder de arrastre de las últimas décadas, López Obrador prefiere seguir en su papel de víctima; siendo un gritón patético que solo vive en el pasado y emana rencor de él. Uno que defiende con uñas y dientes sus ruedas de prensa, porque es lo único que le caracteriza: hablar, hablar y hablar.

Manera mediocre de recordar su gobierno. Dichos sin sustento mientras lo que cuenta provoca la destrucción de las instituciones que aseguran una sociedad justa y próspera en el futuro. Hablando para ocultar que busca el cobijo de la impunidad para violar la ley electoral y asegurar la continuidad en 2024.

Vuelve a victimizarte en el pasado y, al hacerlo, demuestra —aunque sea sin querer— que te has traicionado. Y es que López Obrador criticó a Fox como “traidor a la democracia” por el uso de la ley con fines políticos. ¡Qué paradoja!

AMLO supera al maestro y por mucho. Hoy hace modificaciones a la ley para centralizar aún más el poder y debilitar al INE. Su traición a la democracia supera a la de ese otro expresidente. Prospera y saca provecho de la ilegalidad durante años.

Quiere pasar a la historia y así será. Pero nunca como un estadista que vive el presente pensando en el futuro de los ciudadanos de este país. López Obrador decidió vivir atado al pasado, una lápida que marca el lugar donde él mismo enterró todas sus promesas de cambio.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

CAMARADA

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